07 febrero 2014

MI CONGESTIÓN NASAL

mi congestion nasal

Una congestión nasal es más llevadera tanto en cuanto acompañe el estado del tiempo. Luego está el talante de cada cual pues de la misma forma que hay quienes se crecen ante la adversidad, otros se derriten como un flan al menor asomo de presión, tal y como intuye el condenado cuajo a morir por la inquieta lengua que le fustiga.

Y es mi caso; pues cuando el moco tiende a abandonar su cueva, de interminables y húmedos conductos, para esparcir su virus en el hábitat que le sostiene y en especial en mi mente, el recurso al clínex, y uno tras otro, más que mostrar su eficacia, lo que en realidad en mi se manifiesta es un estado de congoja que me deprime. Me deja tan debilitado que cuando el síntoma empieza a hacer de las suyas, aparecen las alarmas; a mi esposa le entran las risas; a mí me sitúa al borde del caos; y sólo pensar lo que va a venir por delante, crea en mi derredor un halo de pasillo de hospital que sólo veo camillas, goteros y algún que otro anciano en batín de franela con la mirada perdida a la espera de la enfermera con el carrito repleto del caliente chocolate acompañado de churros.

El maldito cambio del tiempo en las distancias cortas es como el libelo de cualquier maledicente, al estilo de la picadura de avispa aunque ésta muerda con el calor del mediodía y se aletargue cuando enfría.

Sea como fuere, la congestión nasal me destruye y la previsión de clínex desaparece, como tantas y tantas otras cosas que dejamos por el camino.

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