Vicent Marzá, el "maestrito de escuela" en entrevista a Las Provincias se sincera. Con luces y sin
sombras. Toda una vida, aunque por razones obvias corta, dedicado a
involucrarse en la defensa de lo que considera "su pueblo", aprovechando el tiempo con sus
muchas aportaciones a la Gran Enciclopedia Catalana cuyo objetivo político es
incuestionable: los Países Catalanes.
Y su decisión no es
producto del adoctrinamiento escolar, declara, sino fruto del seno familiar en
cuyas creencias le instalaron sus padres.
Un bello cuadro hogareño
con pinceladas patrias sobre un lienzo de ensueños.
Qué más noble que unos
padres dispuestos a inculcar a un hijo una tabla de valores éticos, de una
moral sea laica o sea religiosa, que le sirva para caminar con provecho en aras
a su mejor desarrollo personal.
Pero no es este el caso
en al ámbito familiar de nuestro "maestrito de escuela". Sus
padres, al menos así nos consta por lo que él mismo dice, e independientemente de otros valores que
Vicent Marzá no menciona, lo instalaron en una creencia histórica en la que fijaron
la fecha de su inicio en el año interesado para su particular pelicula.
Y esto ya no es inculcar
unos valores que la buena crianza de unos padres obliga. Esto es simplemente
coartar la libertad individual de la persona, colando en su mochila y desde el
poder circunstancial que los mismo padres se otorgan, un credo al que
obligarse.
"El nacimiento de
un pueblo".
Manida frase tras la que se esconde de forma rotunda la razón
para el más puro adoctrinamiento, ocultando gran parte de nuestra historia de
XV siglos, a su vez la más importante por las diferentes culturas llegadas a
nuestra tierra, acrisolando la personalidad valenciana con rasgos que en la actualidad la hacen
diferente.
Y no por ello desgajada de un tronco vertebrador de rica savia,
cuyos frutos o testimonios aún permanecen incrustados en la vida social y
urbana de lo que ahora conocemos como Comunidad Valenciana, con más de XXIII
siglos de viva historia.
Y si los padres de
Vicent Marzá quisieron fabricar una nueva mente a su semejanza, ahora el
"maestrito de escuela" opta por más de lo mismo, adoctrinando y
manipulando al ser débil e indefenso en las aulas escolares.
Lo que él
mismamente un día fue y sin posibilidad alguna de discernimiento.
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