El próximo domingo se celebra en Cataluña una jornada electoral propia de una tribu bananera. Hecha la Ley, hecha la trampa. Se corresponde con la gran farsa. Sea cual fuere el resultado, la celebración de una nuevas elecciones a muy corto plazo están cantadas.
Iniciada la nueva legislatura autonómica, no será posible que la jauría se atrinchere en la misma jaula.
Subyace en el enfermizo vaho catalán un sentimiento nacional abanderado desde la urdimbre de una falsa historiografía elaborada a través de los medios de comunicación y al calor de la aulas de la docencia, donde la "asignatura de la indecencia" se ha impartido en abundancia, con celo y con desvergüenza.
El tan manido eslogan del "derecho a decidir", derecho incuestionable otorgado a la propia condición de ciudadano, tiene el límite legal de que sólo es aplicable cuando lo que se cuestiona corresponde al patrimonio exclusivo de uno. Uno o unos no tienen derecho a decidir sobre aquello que no es suyo.
Falaz argumento aquel, del que se han valido las huestes pujolianas, aún más interesadas en el 3%, dígase goloso 5%, al considerar al pueblo catalán más facilón para condicionarle como súbdito, que a su protección como ciudadano con capacidad para discernir por sí solo.
El feudalismo carolingio aflora a lo largo del Llobregat en detrimento del seny catalán que por lo visto ha fenecido.
En juego la soberanía nacional, ésta corresponde al conjunto de los españoles tras un marco constitucional de más de dos siglos, sucesivamente avalada por las continuas cartas magnas elaboradas por la legalidad representativa en cada momento de todo el territorio español, de la que formaba parte los elegidos en la región catalana.
Adquiere especial relevancia el ejercicio de una sutil pederastia que se ha mantenido en las últimas décadas sobre la población infantil de Cataluña en la utilización de sus mentes con ánimo de goce. Convencidos desde la Generalitat Catalana de su eficacia, no han dudado de tan deleznable actitud, dedicando toda su atención a la mutación de una historiografía que tuvo momentos relevantes cuando la "Marca Hispánica", para su conversión en una sucesiva historia de mentiras, falacias y mezquindades, elaborada desde la alquimia de su detritus.
¿Les habrá llegado la hora de su San Martín?
Me gusta mucho
ResponderEliminarCuanta razón tienes
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