El Siglo de las Luces significó un antes y un después en la historia del Universo. Fue el también llamado de la Ilustración, en el que se llegó al convencimiento que sólo desde la observancia de la naturaleza se podía llegar a la razón, a su mejor conocimiento, y a través de este camino llegar al origen de aquellos efectos que desde el principio de los tiempos se venían produciendo.
Las creencias religiosas, sus doctrinas, quedaban aparcadas en su diversidad, al considerar la razón como fundamento único basado en la gravitación universal que de forma exacta se mostraba.
Fueron los Ilustrados quienes llegaron al convencimiento que a la razón sólo se podía llegar desde la libertad de expresión y en su cauce parlamentario, apartando de la vida social el poder absolutista. Libertad de expresión que se iba a desarrollar a través del Enciclopedismo que vería su mejor fruto en la Revolución Francesa de finales del siglo. El camino a la razón quedaba expedito. La libertad para discernir parecía quedar asegurada, aunque... sería por el momento.
Pasó un siglo y en sus finales, aparecieron los nacionalismos. Giro copernicano que iba a significar en el futuro el intento de aparcar en el olvido los principios básicos de una Ilustración, sustituidos por unas nuevas creencias que ya no iban a ser fruto de la observancia sino del adoctrinamiento, cuyo mejor y más rentable cauce no iba a ser otro más que el escolar y desde la infancia.
Los Derechos del Niño reconocidos en su capacidad para desarrollarse mental, social y moralmente con libertad y dignidad, iban a quedar en entredicho, tal y como estamos viendo y de forma más próxima en la España de los últimos treinta y cinco años.
Este ataque a la dignidad de la juventud, por si no estaba claro, queda diáfano con las declaraciones del "maestrito de escuela", Vicent Marzá, Conseller de "Educación" y otros añadidos, que de forma rotunda se expresa asegurando que todo es "cuestión de tiempo", al tiempo que "libera" a 150 profesores de los llamados piratas para llevar a buen término su objetivo: esclavizar a la juventud en perjuicio de su capacidad para discernir, mediante catequesis e imaginarias doctrinas.
Auténtico genocidio cultural al que los nacionalistas se dedican aprovechando el analfabetismo existente en una población desnortada y fácilmente utilizable.
Vicent Marzá y Compromís, partido al que se debe, no vienen de aquel movimiento ilustrado en beneficio de la razón y de individuo, sino del decimonónico que ha provocado enfrentamientos, guerras, asesinatos y terrorismo.
Lacras de las que todos hemos sido testigos, aunque sea en la hora de las urnas, cuando, haberlos haylos, que miran hacia otra parte dando su voto a tanta perversidad. Lamentable.
Hola Julio, he leído lo que publicaste sobre el Forn de Benicalap. Tienes ancestros en Benicalap? Me interesa todo lo concerniente a Benicalap, de hecho autopubliqué un libro sobre l'Alqueria dels Moros de Benicalap, donde moraron mis ancestros durante 10 generaciones (desde el s.XVI, documentado).
ResponderEliminarSaludos,
Pep Mir Fenoll