27 marzo 2016

EL TERRORISMO


Por su actualidad, comentarios míos publicados en el año 2004. Aquí los dejo.


EL TERRORISMO - I

Viendo la actuación de los terroristas en sus acciones, solo se entiende que el móvil preferente que les han inculcado sanguinarios personajes sea el del odio hacia la sociedad, o parte de ella. Han eliminado de la mente del terrorista, en el supuesto que los tuvieran,  sentimientos de respeto y consideración hacia los demás.

De esta forma actúa el terrorista. Con un odio exacerbado que le ciega y no ve a su derredor  seres inocentes, sino simplemente  objetivos .Un niño, una mujer, una persona, como unidad de un fijado grupo, no lo es tal, sino un objetivo. Y una vez determinado, siempre busca que tenga una gran repercusión social. Cuanto mayor sea el daño, mayor será su “éxito”.

Considero un gran error creer que hay diferentes modos de terrorismo. Todos son iguales en cuanto su forma de actuar. El terrorista siempre ejecuta sus acciones sobre inocentes.

El terrorista se ha ido formando desde el odio labrado por unos iluminados de un entorno bien religioso, bien nacionalista. Lideres enfermizos, ora perversos ora corruptos, van modelando las mentes desde la infancia de una juventud enferma e ignorante, sin meta noble a la que afiliarse. Aquellos líderes buscan el poder y la fortuna, y no desean que sus gentes, de las que se consideran amos absolutos, prosperen cultural y socialmente,  evitando así que se opongan después a sus despiadadas pretensiones.

Muchos países islámicos, en la actualidad ejemplo de todo esto, son estados dictatoriales, donde se amasan grandes fortunas en perjuicio de un pueblo pobre e inculto. Estos tiranos se han ido formando con el consentimiento de los países occidentales. Países que por esta tolerancia, han sacado partida de los recursos naturales y ventajas de sus  estratégicas situaciones geográficas. Beneficios de todo tipo, desde lógicos hasta despreciables. En otras ocasiones han sido utilizados para fines conocidos, sin darse cuenta que estaban gestando autenticas alimañas, que con el tiempo se iban a volver contra su promotor.

Por otra parte, los nacionalismos han fecundado, a veces sin darse cuenta y en otras a propósito, movimientos terroristas sin base moral que lo justifique. Salvadores de la patria los han engendrado, engordado y utilizado. Y los mantienen, máxime cuando han procurado que sus objetivos finales sean los mismos que ellos pretenden.

El terrorismo es la gran amenaza del siglo XXI que acaba de iniciarse, y que al mismo tiempo empieza a sufrir  con relativa frecuencia  sus  funestas consecuencias. Pero estas no son más que un terrible aperitivo de unos tiempos que se avecinan, en los que sufriremos, cada vez con mayor virulencia, desgarradores azotes siempre contra inocentes.

¿Qué hacer para evitarlos?

 Como dos grandes líneas de trabajo y en primer lugar, actuar con firmeza contra él, teniendo en cuenta que con los terroristas no se negocia. Y después,  tratar de evitar todo aquello que signifique caldo de cultivo para ellos.

Hay que actuar con decisión, con fortaleza y por procedimientos democráticos. Cosa que no siempre se hace. Y no cometer  torpezas realizadas desde el poder, al actuar  desde una presunta legalidad, por muy noble que fuera el logro a conseguir. De esta forma el resultado siempre será el de dar un nuevo balón de oxigeno a los terroristas. Por otra parte comprometerse a solucionar las desigualdades existentes. Esto no debiera ser una actitud contra el terrorismo, sino una obligación constante de los gobernantes. No obstante hay que tener presente que en territorios donde se han destinado esfuerzos considerables, también el terrorismo ha hecho su acto de presencia. La información, la infiltración en sus filas, el desprecio de la sociedad hacia aquellos que lo justifican y protegen, la constante actualización de leyes vigentes para frenar su expansión, son las principales estrategias a seguir desde los poderes públicos. La internacionalización de estos procesos facilitaría considerablemente la lucha contra esta plaga. Los Servicios de Inteligencia deben de estar atentos, procurando todo tipo de información en aquellos “ghetos" afines a los terroristas. Los Estados deben de ser muy cuidadosos en sus relaciones con aquellos otros, que justificando a los terroristas, les sirven cobijo cuando menos.

Septiembre 2004

EL TERRORISMO - II

El fenómeno terrorista etarra  solo se entiende desde el odio embutido en la juventud por perversos iluminados ajenos a la verdad y a la realidad histórica. La españolidad del País Vasco jamás fue cuestionada. Sirva como ejemplo que en la Batalla de las Navas de Tolosa de 1212, la aportación vizcaína fue decisiva en aquel proceso conocido como Reconquista. A finales del siglo XV, en Cádiz, “El Colegio de Pilotos de Vizcaya” significó el más importante doctorado para futuros navegantes de todos los océanos, que fueron aportando activos para los Monarcas españoles.

De todas estas campañas durante la Edad Moderna existen en los Museos y Archivos documentación de sus participantes, significando nombres y apellidos de sus  legendarios personajes a los que acompañaban desconocidos paisanos. Observando tales toponimias, su ensamblaje es rápido con las históricamente llamadas provincias vascongadas. Actualmente ese territorio unos lo denominan "pais vasco", social y culturalmente riguroso sin paliativo alguno, y para otros sin base alguna, nación vasca. Nación vasca que históricamente nunca existió. La lealtad vasca a la Monarquía española fue ejemplar en los sucesos ocurridos durante los reinados de Felipe IV y Felipe V. Cuando la Gran Alianza declaró la guerra a España las provincias vascas fueron leales, como Navarra. Por eso mantuvieron sus Fueros.

Ya en el siglo XX la intelectualidad vasca tampoco dudó de su españolidad. Pío Baroja, Unamuno, Blas de Otero, Gabriel Celaya, José Mª Aguirre, entre otros muchos, no tenían duda alguna de su identidad.

Tan solo Sabino Arana, hombre enfermizo y nada ilustrado, fue el que sembró la semilla del odio a finales del XIX,  tan bien cultivada ochenta años después por Javier Arzallus, -que terminada la Guerra Civil participó en la confección de los “Juegos Florales” ensalzando al Caudillo– cuando le surgió la mentalidad sabiniana incorporando el RH sanguíneo y la estructura ósea del cráneo como fundamentales motivos de la nación vasca. Los objetivos etarras, formulados en la alternativa KAS, coinciden plenamente con los del PNV significados en su Plan Ibarretxe. Desde el adiestramiento de la juventud vasca  en las ikastolas y otros similares procedimientos, el único fruto ha sido el de  engordar las arcas del odio, creando una clima de enfrentamiento pre bélico.

Todos sabemos muy bien que el terrorismo de ETA, fue más notorio después de la muerte de Franco. Y que conforme iba avanzando la transición democrática su escalada hacia el crimen adquiría mayor velocidad. Hasta la muerte del General sus acciones fueron escasas, (destacando el asesinato de Carrero Blanco que asombró a todos por la facilidad de su ejecución) y fue a partir de ese momento, tras la muerte de Franco, cuando, incomprensiblemente, desde varios sectores por todos conocidos se fue presentando a los terroristas como “idealistas de noble causa”. Era el “pan para hoy y hambre para mañana”. El pan se convirtió en semilla y el fruto todos los sabemos.

Atrás quedan los años que se defendían, entre otras muchas “semejantes lindezas”,  la de que si se marchara la guardia civil del País Vasco, ETA desaparecería.

En cuanto al terrorismo Islámico,  la reivindicación de El Andalus, (así denominan ellos a España, no a Andalucía como pudiera interpretarse) está en sus escritos. Demostrado ha quedado en manifiestos de la organización Al Qaeda, donde reivindican El Andalus que está  en manos de “infieles” y se ven en la obligación de liberarla. En los últimos años acciones terroristas realizadas por ramificaciones de Al Qaeda en Bali, Mombasa, Estambul, Casablanca, Kerbala, Nueva York, han producido centenares de victimas inocentes. Todas estas masacres contra la población, se han producido antes de la Guerra de Irak.

Cuando se está intentando atribuir la “causa-efecto” del hecho terrorista a algún motivo en particular, solo se está haciendo el juego a los terroristas, que precisamente buscan ese eco en los medios de comunicación. Ese eco es el que ha alimentado y engordado de odio las mentes dirigidas contra lo que para ellos no son ni niños, ni mayores, ni ancianos, sólo objetivos.

Políticas equivocadas de los países avanzados no han contribuido a frenar ese odio, sino más bien a que lideres sanguinarios vean en ello la razón para incitar con nuevas acciones a sus incondicionales ejecutores, seleccionados entre la  mas perversa ignorancia.

La peligrosidad del terrorismo islámico se ve ampliada por el hecho de que se libra en un pueblo inculto y de profundas creencias religiosas. Son gentes de un solo libro. La guerra al infiel será de muy difícil erradicación dentro de sus mentes. La guerra al infiel también tuvo su momento en forma de Santas Cruzadas para liberar los Santos Lugares y rescatarlos para la Cristiandad. Pero a pesar de las grandes matanzas que se libraron en nombre de un Credo, sus ejecutores pertenecían a una sociedad muy culta, y precisamente por ello, aquella sociedad, evolucionó dando fin al genocidio. Ojala dentro del mundo islámico prevalezca el sentido común existente en algunos de ellos y puedan cortar de raíz estas nuevas Cruzadas contra el mundo occidental.

Todos tienen que contribuir a la paz Mundial. Los países occidentales con una política internacional correcta, de acuerdo con todos los principios fundamentales de los Derechos Humanos. Los países islámicos, tienen que empezar reconociendo que el Estado debe ser laico, y la implantación de sistemas democráticos que les lleve a instaurar los mismos Principios Fundamentales. Desgraciadamente hoy en día, esto pertenece al reino soñado de las utopías.

Finalmente y por lo que respecta al 11-M de Madrid y a todo lo ocurrido en las siguientes escasas cuarenta horas, me pregunto si es lícito después de una masacre tan cruel, y desde el respeto que las victimas se merecen, si es moralmente licito instar al Gobierno desde algunos medios de comunicación y partidos políticos, a que haga públicas todas y cada una de las averiguaciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, posibilitando, con tales comunicaciones entorpecer las acciones iniciadas para la detención de los culpables y su puesta en poder de la Justicia.

Septiembre 2004


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