Se aproxima el “18 de julio”, en el santoral cristiano
onomástica de Anub, de Berta, de Federico, de Gudena, de Marina y de Materno, a
la que se añaden un buen puñado de otros santos que por una u otra razón celebran
su festividad en el mismo día.
Sin embargo, para un muy concreto sector de la sociedad, por
fortuna minoritario aunque instalado en el sueldo público, su recuerdo es más
bien un no puedo vivir sin él. Como un sarpullido que llegadas las vísperas, el
tic tac de sus sístoles y diástoles se altera. Sin tan “importante día”, su
capacidad de discernimiento se vería mermada de forma sustancial. Puro
revanchismo, fruto de un vacío intelectual castrado a golpe de forja.
Incrustados tan peculiares socios en las instituciones gracias al apoyo del
PSOE, para las llamadas confluencias y en torno al “coletas”, el “18 de julio”
representa el clímax de su paranoia.
Un recuerdo ya muy lejano, totalmente apartado de la vida
social española desde hace ya muchos años -estamos ya en los ochenta- sin
ningún tipo de añoranza para ningún sector ni siquiera marginal de nuestra
geografía. Remembranza que aparece de la
mano, precisamente, de los correligionarios de uno de los bandos entonces
enfrentados, en la actualidad establecido en el ya olvidado túnel del tiempo
pero conectado a nuestros días, con seguridad necesitado de la pócima que
alimenta sus retorcidas entrañas, prietas con el regusto del rencor.
El “18 de julio” no deja de ser para tan excéntrica secta el
día festivo por excelencia. Es imposible entender, al menos para ellos, un
calendario anual con ese día en blanco, o bien como uno más de los que
configuran su particular almanaque, que, afortunadamente, no es el de todos.
Bien julio
ResponderEliminar