Sinceramente, creo que resulta muy grato ver cómo se acuerdan de uno. Y más si quien lo hace es Don Celestino Corbacho quien tiene tal atención mediante una carta personal en la que dicho sea de paso no figura tu nombre; lo que pienso sea más por culpa de algún extraño desliz, que por pereza al trabajo bien hecho. Y uno queda aún más satisfecho con el trato de estimado, consideración que siempre se agradece.
Abrir el buzón de tu portal y encontrar dirigido a ti y a tu nombre un sobre ajeno a tu banco habitual, evita el cambio de semblante, tal y como ocurre ante el aviso de un cargo sobre tu saldo al que le deja escuálido, débil y en ocasiones rojizo. Ver en cambio que el remitente es el Gobierno de España y en su nombre el Ministerio de Trabajo e Inmigración, hace presumir en estas fechas que la buena nueva que se anuncia dentro del sobre es la del incremento salarial para el año que comienza, lo que produce un ligero alivio, aunque no suponga gran esperanza.
La carta personal alojada en mi buzón viene firmada por el Sr. Corbacho, el “eficaz por sus logros” Ministro de Trabajo, quien me felicita por el mantenimiento de mi poder adquisitivo. Y dice a continuación que el mismo queda garantizado e igualmente mejorado, pese a que en el último renglón veo perplejo cómo el importe de mi pensión para los próximos doce meses ha quedado disminuido.
Si en el campo de los números (siempre tan sufridos) y en manos audaces se sabe de cualquier interpretación o engaño, cuando están en manos desaprensivas no lo es menos en el campo de las letras.
De ello sabe muy bien el Ministro de Trabajo, quien, por lo visto, dispuesto a inspirar confianza a los que de él dependemos, recurre a la engañifa. Bastaría y sería del todo cierto, que más o menos dijera:
Estimado señor, su pensión ha quedado reducida y lo siento, pero ya sabe Vd. que obligados a subir los impuestos … -seguido hasta el final con el habitual bla, bla, bla, de Rodríguez Zapatero.
Puede que en el Sr. Corbacho con apellido de afinidad perestroiska, y dado el fracaso económico que supuso el intento regenerador de la economía en una república que en tiempos no muy lejanos se tenía como paraíso socialista pero llena de engaños, esté la razón de su ardid.
Por lo visto, el negro sobre blanco y con rúbrica a pie de página aunque sea digitalizada, es en este caso como papel mojado. Nos llega la cartita a quienes rendidos ante tanta mentira, esperamos resignados la subida de la luz, entre otras más que nos vienen; así como la del IVA: el Impuesto sobre el Valor Añadido que por lo visto Celestino Corbacho no ha tenido en cuenta.