Reúnes en ti tres circunstancias. Las califico así porque no
me atrevo a hablar de ellas como cualidades. No, no lo son. Sumadas y en su
conjunto, dejan de ser tales.
Eres inteligente, maquiavélico y comunista convencido. No
estás preparado para ejercer cualquier actividad productiva; serías un fracaso.
Lo tuyo es pensar y sólo esto. En definitiva, eres un peligro social.
Te comparo en el tiempo a Martín Lutero (pese a la calidad
humana de éste y de la que tú careces) quien denunció con sus famosas “noventa
y cinco tesis de Wittenberg” todos los abusos que ejercía la clase dominante,
la del papado romano.
El resultado fue que consiguió un baño de sangre en toda
Europa. Sin embargo, al final de sus días, Lutero se consideró asimismo
culpable de aquella sangría. Fue cuando buscó su retiro como un penitente
producto de su osadía.
Tu serías incapaz de lo último porque no eres creyente. Por
otra parte e independientemente de ello, eres maligno.
En cambio, fueron otros personajes como Luis Vives, Tomás
Moro y Erasmo de Rotterdam, quienes denunciaron lo mismo. Pero jamás
practicando el anti sistema.
Consiguieron que llegara el Humanismo, la Ilustración y la Democracia, dando ocasión
posteriormente y con sus legados, al fin del absolutismo.
En definitiva, eres perverso. Lamentablemente un encantador
de serpientes.
Finalmente, te digo que puedes preparar tu respuesta, pero
sepas que yo, al tanto de tu maldad, no la voy a leer. Si lo haces por correo,
él mismo, te tratará como un spam y automáticamente irás a la papelera. Y ni
siquiera a la de reciclaje.
Por cómo engañas a la gente y te sirves de ella, eres
basura.