Si das una vueltecita por mi Blog, espero sea de tu agrado.

02 febrero 2009

LOS GOYA DE LA ACADEMIA DEL CINE ESPAÑOL

Impresionante la noche engalanada del cine español en un escenario de inmensos y uniformados escalones rojos por los que ha desfilado la flor y nata de la industria cinematográfica –al menos la más significada de los últimos años- que es la que trata de entretenernos, especialmente, a los aficionados a la pantalla grande: ese rectángulo blanco lleno de magia y encanto y con su cuota de esplendor. Pero gracias al dinero de los contribuyentes que alimenta la alfombra por la que pasean sus progres actores, acreditados no por su VISA ORO al alcance de muchos, sino por la de PLATINO, que lo está para unos pocos.

Nada menos que los Premios Goya, la recompensa más importante de nuestro cine para los que se dedican al llamado séptimo arte de cuyo trabajo y dedicación nos gustaría gozar a los que asistimos a la platea tantas veces vacías, cuando de un producto español se trata.

Más de tres horas de reparto de premios y uno tras otro. A su logro, competían películas de muy diferente trama, a las que debe suponérseles la calidad necesaria para optar a la estatuilla del genial pintor aragonés: el que mejor supo llevar al lienzo las miserias de sus personajes de moda para conocimiento de todos.

El glamur de siempre, las caras de siempre y el sectarismo de siempre. Nada nuevo sobre el escalonado rojo de un escenario dispuesto para el panfleto publicitario agradecido por la subvención. Nada pues de competir por la taquilla, que es lo que se supone debía ser su mayor dedicación.

Y para tan singular lucha, una producción cinematográfica cuya mayoría de sus películas no se proyectará en las pantallas de los cines españoles, y de cuya existencia nunca sabremos. De ellas, sobre una docena –de las que algunas son desconocidas para el sencillo espectador- han sido las nominadas al Goya, y que salvo las triunfadoras, nos sobran los dedos de una mano para indicar las que han estado o estarán en taquilla más de siete días: condenadas al olvido.

Mejor pues hubiera sido la entrega del Goya al actor más disciplinado, el Goya a la película más doctrinaria, el Goya al más lindo maquillaje de engaños, el Goya al atrezo de la pancarta, el Goya a la mejor producción de la “mentira histórica”, que con la vuelta a las de buenos y malos, aquellas de romanos y vaqueros, las de versión española, nos viene al recuerdo.

En fin, nada menos que la Academia del Cine Español, firme en su dedicación al más genuino sectarismo y puesta al servicio de la izquierda española. Dicen, y es verdad, que el cine es magia y la magia es engaño y el engaño es mentira.

¿Quién mejor pues, puede prestar su servicio a un Gobierno cuya bandera es la del engaño?

Francisco de Goya y Lucientes, seguro que sabría denunciar el lado más oscuro de tanto actor doblegado al pesebre del que se enriquecen; aunque eso sí: luciendo sus lustrosos estómagos agradecidos, del que ostentosamente presumen.

No hay comentarios: