De siempre, se ha puesto en duda por muchos medios de comunicación, menos los amarillos, no solo la capacidad intelectual de Rodríguez Zapatero, cuestión que supone la aceptación de un cierto nivel más o menos liviano, sino que también se ha tenido el recelo de que su nivel de inteligencia sea más bien bajo. Incluso desde dentro de su mismo partido, que haberlos “haylos”. Un claro matiz distingue ambas cuestiones, pues no es lo mismo valorar el nivel de su capacidad intelectual que poner en peso su inteligencia. Azaña fue un gran intelectual, pero nada inteligente.
Valoraciones no solo distintas, sino también distantes, como diría el desgraciadamente desaparecido Leopoldo Calvo Sotelo que con su halo de docta esfinge, rezumaba pura intelectualidad.
El caso es que por sus obras los conoceréis; fue Zapatero quien nombró con su propio dedo a los Solbes, Bermejo, la Maline, Bernat Soria, cuyas penosas actuaciones no sabemos bien si han sido motu proprio, o siguiendo las órdenes de quien ahora se cuestiona su alta, mediana o baja capacidad de discernimiento.
O aquel nefasto nombramiento de Pilar Narbona de quien se sirvió para frenar un Plan Hidrológico Nacional: el que tanto molestaba al “tripartit”, especialmente por su nombre. Y de quienes dependía Zapatero.
El que ahora el Presidente Sarkozy haya cuestionado o no, el nivel de inteligencia de Zapatero, por cierto, juicio desmentido y de forma inmediata, nos habla, sin embargo, de la existencia de un mensajero y nos confirma que en otras cercanías sí se ha planteado la cuestión, dudando de su tan necesaria valía. Al menos, la mínima para dirigir una nación, afán en el que tantas veces se ha quedado a medio camino en todos estos años de su (des)gobierno.
Pero es el tiempo, impecable e implacable, el que dicta su sentencia, pone las cosas en su justo sitio y da la razón a quien la tiene. Y si a aquellos foros de opinión, muy críticos con la actuación de quien más se dedicaba a tensionar la vida pública -junto a los mencionados lacayos- que a otra cosa, se les censuraba entonces, e incluso se les insultaba desde los medios al servicio del poder -mal que les pese a estos-, ahora habrá que convenir que aquellos, estaban en lo cierto.
Qué no es lo mismo marrar en Economía, en Justicia, en Fomento o en Sanidad que en otros Ministerios, también importantes, pero que siempre dependerán de aquellos.
Al menos ahora vemos a Don José Blanco abandonando a su Pepiño querido. Algo le habrá dicho su jefe en listo consejo. Pero ya se sabe, una cosa es ser inteligente y otra “listo”. De este último concepto, jamás tuve duda de Zapatero.
2 comentarios:
Lo que no hay derecho es que un francés critique a nuestro Zapatero. Que se vaya a criticar a su tierra. A Zapatero ya lo criticamos los españoles porque estamos en nuestro derecho. Faltaría más.
Iván
recuerda que nuestro ZP tambien llamo "fracasada" a la canciller Merkel, algo que debieron hacer los alemanes y no nuestro "presidente", ¿no crees?. saludos
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