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13 septiembre 2009

PACTOS DE FAMILIA

Pactos de familia

Eran los tiempos en los que por la llegada de un Borbón a España se consideró la conveniencia de los “pactos de familia”; acuerdos firmados y que se hicieron famosos en el siglo de las luces, el llamado de la Ilustración.

Los Borbones sellaron su cercanía hasta tres veces, empeñados en los mejores logros para Francia y España, aunque en el fondo, lo que subyacía en ambas Monarquías era asegurar sus coronas ceñidas en las sienes. Al considerarse los monarcas más fuertes tras las firmas de los pactos familiares, creían verse entonces libres de las amenazas de quienes deseaban poner freno al poder que sobre la vieja Europa pudiera ejercer la borbónica familia.

Llámense como se llamen y nombrarlos es innecesario, pero pasados tres siglos, los pactos siguen firmándose entre los partidos políticos. Dicen que por razones de Estado, al igual que procuraban los monarcas ilustrados, con la diferencia de que igual que se sellan, en la actualidad, cuando conviene, con gran facilidad se rompen. Tal y como hemos visto en la época del talante.

Pero no siempre se rompen y hay familias que nacidas de la nada, destacan, y a la sombra del poder, marcan su terreno. Diestros en los cauces de su ambición, marcan su hoja de ruta con el único objetivo de su enriquecimiento personal, ocupando para ello todos los cargos posibles.

De “pacto de familia” es el caso del papá Pajín y mamá Iraola, ramificado a la que pese a su condición galáctica, luce nombre de monasterio, quizá inducida la familia por la paz monacal del Leire, a cuyo soledad se garantizan los mejores seminarios para el más sustancioso de los frutos.

En Benidorm marca la familia sus reales y en torno a su playa, monta el mejor escenario diseñado con celo convencida de sus dominios.

La ambición de los Pajín es insaciable y a través de sus entrepiernas logran el mayor de los regates. No sólo a cualquier acuerdo entre partidos, sino a las propias órdenes de quienes directamente dependen, instrucción que se pasan por su arco de triunfo y que por lo visto es amplio y floreado. Arco de triunfo fortalecido por el visto bueno de Zapatero, de cuyos amores, nacidos en tierras leonesas, se sienten protegidos.

Y en la floritura, la pantomima de la rotura del carné socialista simboliza la propia falsedad de un clan enriquecido en lo económico gracias a las tramoyas y bastidores de un partido que les ha asegurado unos ingresos superiores a los veinte mil euros mensuales, y que con el próximo y deseado aterrizaje de la niña prodigio en el Senado español, la cifra bonita de los treinta mil está a vista de pájaro.

Si el prudente Blanco y desde que fuera Ministro duda de la aseveración de que el umbral de la riqueza está en los cincuenta mil euros al año, no sé qué pensará de una familia cuyos ingresos no sólo superan esa cantidad, sino que los multiplican por diez, gracias a un compromiso social que “dicen” ejercer, al tiempo que sus patrimonios crecen de mes a mes.

Ambición ésta, que por lo visto, y según denuncia la ahijada política de Zapatero, queda en exclusiva para el infame burgués cuya mayor dedicación es la de vivir a costa de los parias de la tierra, a cuya defensa de estos, Leire Pajín, y como en la foto arriba, levanta un puño, mientras que con la otra mano extendida mangonea la sufrida caja pública de Zapatero, a la que, por supuesto, el clan familiar, servicial, acude cada fin de mes.

1 comentario:

Iván dijo...

Leido. Sin comentarios. Te asiste toda la razón.