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15 noviembre 2009

¡MANDA HUEVOS!

manda huevos

¡Manda narices!

Igual alguien diría, ¡manda huevos! Pues sí. ¡Manda narices!, y ¡manda huevos!, que haya tenido que ser Don Francisco Camps quien se disculpe ante el insolente Ángel Luna.

¡Manda narices y manda huevos!

Que se sepa, sólo los Santos Padres en los últimos lustros son los que han tenido la caridad cristiana de pedir perdón en nombre de la Católica Iglesia por ciertos actos que, si vistos desde nuestros días pueden parecer todo lo más alejados que se quiera a sus propios postulados de hermandad, trasladándonos a sus años de guerras de religión, si no justificados en la actualidad, sí nos pueden parecer entendibles en su tiempo.

Conste que su disculpa ha sido lo más aconsejable ante la salida de foco parlamentario de Paco Camps. Pero… ¡manda narices!, y manda huevos! lo haya hecho ante quien de manera tan sistemática como fuera de lugar utilizando toda clase de mentiras, le ha lanzado durante muchos meses, no sólo en acto parlamentario sino a través de la prensa (incluso contra su familia) toda clase de insultos, desde los tabernarios hasta los soeces, más propios del obsceno más innoble que de quien se presenta como Síndico de unas Cortes gracias a un proceso de dudosa puesta democrática.

Sin embargo, y en referencia al episodio de la cuneta, también presente en otras manidas tramoyas, jamás supe de nadie que por parte del socialismo español haya perdido perdón por sus desmanes y manos de sangre en una andadura iniciada en 1931 y que continuó durante la II Republica en Asturias (1934) principalmente, entre otras regiones de España, y que alcanzó su mayor virulencia entre los meses comprendidos de febrero a julio de 1936, llegando a su mayor estruendo de persecución religiosa contra inocentes en los tres años de guerra incivil. Guerra que ellos mismos deseaban, y a la que los exaltados se dedicaron desde aquel fatídico día del 11 de Mayo de 1931, veinte días después de la instauración de una añorada Republica.

Desmanes estos, por decirlo suave, consentidos y auspiciados por el PSOE de la mano de un colérico Largo Caballero que (con anterioridad complaciente con Primo de Rivera) cambió de piel, presentándose en la República como el más radical de todos.

Jamás supe de nadie por parte del PSOE que pidiera perdón de aquel oscuro pasado, al que tratan de ignorar escondiéndolo en las cunetas de su particular historia.

El “curita Alarte” alude a la fortaleza del PSOE ratificada por sus 130 años de honradez, que olvidadizo, no cae en la cuenta que cuando soflamaban desde la falsedad sus primeros 100 años, ya en certera aseveración, el genial Eugenio, anunciara su corte de ciclo con un irrebatible “acudit” de “sí, pero…ni un minuto más”; por lo que no sé de dónde saca sus cuentas el “curita de Alacuás”, quien ha lanzado una piedra judicial contra el Partido Popular, pero escondiendo la mano.

Lo que no tengo claro, es si la salida de tono de Francisco Camps es debida a la actitud de nueve meses del impúdico Ángel Luna, personaje que henchido de manifiesta malignidad, aprovecha cima su escabel apoyándose en el atril al que deshonra, todo su hedor, y que sumada toda su ruindad, es el más claro exponente del mal anidado en un sector de la izquierda española que presumiendo de todo lo que carece, es más proclive al exterminio del debate parlamentario, tal y como estamos viendo en los últimos meses en las Cortes Valencianas, utilizando en su abandono el recurso a la mentira y a la desvergüenza.

No tengo claro, decía, si influido Francisco Camps por la falta de apoyo de la propia dirección del Partido Popular, manifestada por su actuación contra Ricardo Costa y algunos comentarios más de quienes a él han recurrido en el albero de nuestra Plaza de Toros, tantas cuántas veces le han necesitado, sea ésta la razón que le ha llevado a sentirse inseguro, y de tal guisa, haya sido la causa de un error a cuya disculpa ha recurrido.

Pero… ¡Manda huevos!

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