Es sabida la frase de que si quieres no resolver nada crea una comisión. En la actualidad, su puesta en práctica se manifiesta de forma notoria cuando vemos la petición de crear una comisión parlamentaría que jamás servirá para nada, toda vez que si es exigida por la minoría, ésta, nunca aceptará su resultado, mientras que si es a instancia de la mayoría, la aceptación democrática del su resultado ya habrá quienes se encarguen de dejarla en entredicho. En definitiva, que no sirven para nada.
Pero no es a esta actividad a la que me refiero, tantas veces en ejercicio cuando el interés en su propuesta es el electoral y en detrimento de la verdad que no está en la mente de quienes la procuran, sea por obligación de su ejercicio, sea por desprestigiar a la institución (la mayoría de las veces) cuya obligación es potenciarla.
La Consellera de Cultura de la Generalitat Valenciana, Sra. Catalá, ha optado por la creación de una comisión que tenga como objetivo instar a la RAE a una mejor definición de la Lengua Valenciana, descontenta como está con la que en la actualidad se ofrece desde hace unos pocos años, desde cuando desdeñó por arte de birlibirloque su anterior acepción.
Y para tal fin, lleva la idea de que la comisión la integren las asociaciones culturales y centenarias Lo Rat Penat y la Real Academia de Cultura Valenciana, junto a la moderna y política de hace pocos años, la Academia Valenciana de la Lengua, fruto de un acuerdo alejado del más puro interés cultural.
¡Verdes me las han pintado!
Si alguien cree que el resultado puede satisfacer a todos, es que no es de este mundo, reduciendo su ámbito al de nuestra Comunidad.
Considero mujer inteligente, preparada y dispuesta a la actual Consellera, pero si Dios escribe recto pero sobre renglones torcidos, la Sra. Catalá debe de saber que la AVL escribe de forma torcida, que más bien resulta calificarla de torticera, acerca de su principal cometido, que no es otro que salir en defensa de la Lengua Valenciana en lugar de actuar al dictado de quienes están empeñados en su defenestración, dado que desde su nacimiento y en su corta edad, si por algo se ha caracterizado es por desacreditar una lengua que ha tratado de inculcar a una infancia indefensa, mientras que a la sazón ha conseguido su desprestigio alejándose de la inmensa mayoría del pueblo valenciano que no cree en ella.
No le vendría mal a la Sra. Catalá un poco de coherencia y poner las cosas en su sitio, pues al pan, pan y al vino, vino.
Y si es capaz de separar la política de la cultura, la LENGUA VALENCIANA le quedará agradecida.