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29 septiembre 2013

¡COSAS VEREDES, AMIGO SANCHO! ¿O MEJOR SR. MORERA?

COSAS VEREDES AMIGO SANCHO

Durante muchos años, digo siglos, el árbol de la morera era el de mayor presencia en la huerta valenciana, cuyas hojas alimentaban a miles de fábricas sederas instaladas en el interior de las murallas, en el actual barrio de Velluters. Pero los tiempos cambian, y con ellos los hábitos y costumbres, al tiempo que se van acomodando y muchos de los gentilicios, nombres y apellidos son producto de nuestra historia.

En la actualidad las moreras sirven de ornato urbano en algunas calles de la ciudad. Pero no en exclusiva. En las Cortes Valencianas vemos cuando le toca a un personaje con ínsulas de político subir al atril parlamentario para expresar sus opiniones. Sube, da media vuelta, le dice algo al Presidente de la Cámara, toma su sorbito de agua, alza la mirada al techo y a vuelta de torniquete igualmente al hemiciclo; y empieza su soflama. Y si los tiempos, hábitos y costumbres cambian, en ocasiones reaparecen al igual que el Guadiana. Su habitual discurso está calcado al de Paco Camps cuando éste ostentaba el cargo de Presidente autonómico: exigir al Gobierno la financiación adecuada. No era entonces el Sr. Morera quien le apoyaba, y ahora, sin embargo, como el Palleter, coge la bandera de Paco Camps y la airea tanto en cuanto la ocasión se la brinda.

¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Y es que no hay nada mejor que refrescar la memoria o acudir a las hemerotecas para saber de la verdad de tiempos pasados. Aunque no siempre podremos averiguar lo que se oculta en la otra cara de la moneda, toda vez que al hilo de esto y del Guadiana versus Sr. Morera, resulta que en tres periodos de nuestra historia contemporánea, tanto en la primera como en la segunda de nuestros Repúblicas, al igual que durante el Franquismo, una parte de la prensa escrita fue prohibida en su salida a la calle; la que pretendía publicar una verdad que los gobiernos de turno trataban de ocultar. Qué casualidad.

¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Y mientras unos con mejor o peor acierto se han dedicado a la gestión de su gobierno, otros se han dedicado al ejercicio de la mentira en su alquimia hacia una verdad que los Tribunales de Justicia no han reconocido. Cuatro parlamentarios valencianos han sido condenados a pagar el coste de unos recursos en base a unos supuestos salpimentados en la falsedad cuyos miles de euros no saldrán de sus bolsillos, sino de nuestros impuestos.

¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Mientras uno de ello, el desvergonzado Ángel Luna (el que más debiera de rascarse el bolsillo), quien fuera absuelto por un delito prescrito, en la actualidad imputado por la Justicia y con la mentira en sus manos como lo hizo lanzando una piedra para demostrar una inocencia que teatralmente mostraba a sus cegatos seguidores, sigue viviendo a cuerpo de Rey y sin dar un palo al agua. Lo suyo era la insidia y la infamia. Ahora a vivir del cuento.

¡Cosas veredes, amigo Sancho!

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