Si das una vueltecita por mi Blog, espero sea de tu agrado.

05 mayo 2008

EL COBRE


Junto a la huerta valenciana crecieron los naranjales que durante los años treinta del pasado siglo, su fruto, fue el principal producto exportador que sustentaba la economía nacional, calmando su balanza de pagos. Y es de la misma huerta de donde siguen saliendo sus frutos, mientras los huertanos, al ver que se les niega el agua que necesitan, se ven obligados al recurso de los pozos perforados de los que también mana el agua, el zumo de sus entrañas, gracias a los motores que vibran furiosos insuflados por las acometidas de cobre, y que por su enorme extensión, son del agrado de las mafias que siempre dispuestas están al acecho.

Al servicio del hampa, los ladrones del cable se aprovechan tanto de la oscuridad de la noche, como del distraído atardecer, y estiran las venas doradas que corren por el campo desconectándolo del mundo, al que la huerta abastece. Sedientos y sin trabajo, buscan los pozos no para saciarse, sino para procurar un amasijo de cables desvencijados y mugrientos, que les será uno de sus modos de vida con la intención de seguir tirando, al menos por unos días. Aunque eso sí, acumulados y a gran peso, servirá a la avaricia del estafador de turno que desea enriquecerse a consta de unos seres famélicos necesitados de un jornal.

El campo valenciano olvidado de quien dice que nos gobierna, cada vez más seco y desamparado, asiste callado al esperpento de ver atónito cómo hay quienes aseguran que la misma palabra significa otras cosas, y asiste perplejo a la rutina del donde dije digo, digo Diego, o queda avergonzado por los compromisos preelectorales que salen a la luz una vez que el pueblo ya ha votado. Por ello, se siente aún más estafado: no solo por los ladrones de cable que se mofan de las leyes, sino también, por quienes tienen tanto la obligación de hacerlas como la de proteger sus intereses.

Y mientras los ladrones reparten su botín, hay quienes tragan gozosos ante la manipulación mediática de la prensa nacional; los hay quienes aceptan que la magnesia sea la gimnasia para que el trasvase no les produzca el sabor de la purga, mientras, eso sí, ocultan su vergüenza con sus alquimias de rigor. El gran cambalache está servido, y Murphi, más de político que de huertano, dice, que no importa la frecuencia con que se demuestre que una mentira es falsa; pues siempre habrá algunas personas que crean que es verdad, cuestión tan demostrada en estos últimos años.

Como el cobre, que si para quienes corren por el campo con él a cuestas representa el pan para hoy y el hambre de mañana, para otros, los que manejan los hilos del gran cambalache, se ufanan de lo que oro parece, cuando lo único que sabemos es que cobre es.

Ese revoltijo de cables inconexos, más parece una madeja mediática de la propaganda oficial, que, tanto a través de la prensa escrita nacida en la penumbra de la Moncloa, del discurrir por el aire viciado que condiciona el bonsái de las ondas de la SER y amasada en los obradores televisivos con cierta “prisa”, fuerzan nuestra voluntad no con el interés unirnos unos a otros, sino para situar nuestras cotas de discernimiento en su más bajo nivel.

No hay comentarios: