Dicen que estamos huérfanos de un buen gobierno que vele por el estado del bienestar tan anhelado por todos. Eso dicen.
Dicen que la ausencia de unas listas abiertas es el mejor manantial para convertir el hemiciclo parlamentario en una gran ubre de la que se sacian unos partidos a espaldas del ciudadano y en su único beneficio. Eso dicen.
Así pues y de esta guisa, ausente el poder ejecutivo, ineficaz el legislativo, qué nos queda.
¿El judicial?
Pues va a ser que tampoco; pues hace tiempo que desapareció la justicia con mayúsculas huyendo de la mano de una presunción de inocencia que a la sazón está vilipendiada, auspiciando el amasijo el cuarto poder que en rápido sprint, avanzando por atajos de insidias, ha dejado a su vera a los primeros avanzados.
Son pues las tertulias televisivas junto al persistente, engreído, difamador y tantas veces mezquino e interesado artículo de prensa, los que dicen descubrir, de la mano de los partidos, indicios penales que las más de las veces inventan a la par que sentencian; y de seguido ejecutan ante la opinión pública a quienes le viene en gana, en función de su línea programática y a la que se deben.
¡Qué por vender que no quede!
Mientras tanto, la ciudadanía hambrienta de mentiras y en su papel de súbditos dócilmente utilizados, acepta como dogma de fe aquello que le place.
Un nuevo caciquismo, el de los medios de comunicación, que en su versión propagadora “republiquea” en la vida española como auténticos dueños y señores de la opinión pública que de forma sumisa, pese a determinadas algarabías de fácil e interesada conducción, ha dejado de creer en el poder ejecutivo, denigra al legislativo y como consecuencia, juzga y condena con la sapiencia del necio.
Riendas, las del cuarto poder, que instan al súbdito al acto del juicio sumarísimo sin posibilidad de defensa por parte del denigrado, utilizando el mejor estilo totalitario propio de antiguos regímenes, alguno desgraciadamente vigente.
Y reforzado por parte de algunas “instituciones” que, viviendo de nuestros impuestos, poseen la destreza propia de aquellas checas que tan cumplidamente lograban sus objetivos, aunque en esta ocasión utilicen la pólvora de la falsedad con idéntica eficacia.
Ignoro si el cuarto poder labora en alguna atarazana por la construcción de su propia Arca de Noé y en pos de su seguridad en la que resguardarse, una vez el Poseidon que ha creado le azuce.
Si llega la hora, que ojalá no suceda, con seguridad le hará falta.
Sólo le quedaría el recurso del Pravda.
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