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07 septiembre 2013

VALENCIA, FÓRMULA 1. ¿QUIÉN GANA?

Circuit-de-Catalunya

Por lo leído estos días en la prensa hace presagiar que la F1 desaparecerá de la ciudad de Valencia. Todo hace indicar que su anuncio tiene los días contados; por lo que pasará a “mejor vida” en la historia de nuestra ciudad.

Lo que es indiscutible es que ello supondrá que la ciudad de Valencia perderá su universalidad en la medida que representa dentro del marco de una competición que llega a través de los medios de comunicación al mundo entero.

Sabemos pues quién pierde; la pregunta ahora es quién gana con ello, una vez fuera del circuito turístico el nombre de nuestra ciudad. De Valencia. La gran desconocida de hace menos una década. Hasta entonces.

¿Quién gana?

A poco de conocer el ambiente político que rodea a la tercera ciudad española, tenemos la respuesta en el matiz de qué no es que ganen quienes se regocijan por ello, sino que se lo creen. Por lo que representa para Valencia aunque la dañe.

Porque ganar, ganar, pueden ganar en votos quienes se han encargado de despreciar la más amplia ventana publicitaria que imaginar se pueda, aparte de hinchar su ombligo del regodeo amable de la inquina, de dar cobertura a sus insidias, de rubricar sus mentiras a unos seguidores que ni siquiera están adoctrinados pero sí anegados por un aluvión mezquino infiltrado en su línea de flotación por las brechas de su ignorancia, como pudieran ser el de un rencor incubado a golpes de pancarta, pitos, soflamas incendiarias y banderas pueriles que jamás de mano tendida y generosa, logrando así que semejante analfabetismo que ni por un segundo es capaz de pensar y dueño de su dominio, que se desliza por el filo del alambre camino a ninguna parte, sin rumbo, desnortado, sin nada en que creer, salvó las consignas que les llegan con la intención de borrar del mapa turístico la ciudad de Valencia, así como con la perversa intención (por el juego empleado) de llenar las urnas del profundo cerrilismo, que a la sazón se muestra feliz y contento, pero sin nada que les satisfaga salvo el de taponar su ciego orgullo.

En esta ocasión la cuestión al menos está bien clara.

Sabemos quién pierde, como igualmente apreciamos quienes pretenden ganar. Y a costa de lo que sea.

Aunque lo sea devaluando nuestra ciudad. Su empeño desde su última derrota electoral.

Y encima, va el PP y les hace el juego.

¡Pero qué tonto, pardiez!

2 comentarios:

Marcos dijo...

Es una triste noticia.

Julio Cob dijo...

Marcos, triste y al mismo tiempo dignos de lástima tener convecinos de semejante condición.
Saludos