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08 abril 2007

LUZ Y SOMBRA


A Juan le sorprendió un resplandor albino y el fogonazo iluminó su rostro. El haz de luz, centelleante, tomaba formas calidoscópicas como hados de esperanza para decorar un grueso sobre encima de su mesa, como soborno por la compra de su voluntad. Sin embargo, él no lo deseaba; su única esperanza era que la diosa fortuna fuera quien le otorgase el capital necesario para salir de su angustia. Pero en aquella ocasión el sucio sobre le venció y cuando se lo llevó al bolsillo, el sabor amargo de la confusión, por la dicha de un premio logrado sin el goce del esfuerzo, se apoderó de él.

Al día siguiente, si su esposa decía sí, cruzarían el océano de la ilusión para llegar al oasis de Houston donde pudieran sacarla de las garras de la muerte atrapada por un mal que sólo el vil metal podía remediar.

- Juan, no debes admitirlo. No es fruto de tu trabajo y lo que llega fácil a las manos, las ensucia.

Aquel regalo traidor no satisfacía del todo a Anita, aun a su costa, pero al representar la única posibilidad de vida no lo rechazó. Sabía muy bien que como un clavo ardiendo, la decisión tomada iba a quemar para siempre una carrera intachable cuyas vallas tentadoras, ofrecidas con frecuencia a su esposo, había rechazado.

Un mes más tarde estaban de regreso y el trasplante de médula era el fin de una pesadilla tras un tiempo de sufrimiento.

De vuelta a su Alcaldía, Juan tuvo que firmar su humillación. Sus manos temblorosas querían separarse del papel, pero él ya no era su dueño. Rendido ante los ojos codiciosos de quien iba a ser el amo de su vergüenza, firmó la concesión. Y fue entonces, cuando en su debilidad, sintió un horrible pinchazo en el corazón semejante al que tuvo ante el fatal informe del oncólogo, con la diferencia de que en esta ocasión, el oasis salvador sería inalcanzable.

El resplandor se ensombreció y al despertarse, aquel flash era el reducto de la angustia de un sudor frío que había empapado su embozo. Junto a él, dormía plácida su esposa. Juan inspiró profundo, lo que le ayudó a recobrar su dignidad perdida. La paz secó su rostro y fue entonces cuando dejó un beso de esperanza sobre los ojos de su Anita
.

(“Luz y sombra” es un relato que ha participado en el 16º Proyecto Anthology. Tema: Ética)

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