Interesado lector de estas páginas, visitante casual de éste blog, desinteresado pero al mismo tiempo conocedor del mismo, censor de estas líneas, vilipendiador de ellas, respetados todos. Para todos vosotros, mis recíprocos respetos.
Escribo para mí, para mi gusto y deleite, al igual que gozo con los taninos de un buen Rioja, de un Ribera del Duero o de los buenos vinos valencianos. Tintos y blancos que en nada envidian a los ante citados, pese la habilidad que han tenido aquellos en venderse a sí mismos.
Y escribo para mí porque me place, y lo hago de lo que me viene en gana, al igual que quienes eligen la brisa del salitre, o se decantan por las bellas panorámicas en el horizonte desde las altas cumbres con el límite que la fuerza de sus miradas les otorga.
Lector, si lees mis comentarios y te agradan, mi satisfacción por ello; si pasas de largo, suerte en el camino; si los ignoras, es inútil lo que te diga; si te han hablado bien del “Bloc de Jotacob”, agradezco al mensajero; si ha sido al contrario, valiera aquello de que a “enemigo que huye puente de plata”.
Y lo hago para mi guste y deleite porque desprecio la mentira malintencionada con el único fin de hacer daño, que cuando lo es en beneficio propio, sus raíces son consustanciales al ser humano desde aquel primer día que supo de la necesidad de abrigarse, de cubrir su cuerpo desnudo, sabedor en aquel mismo instante de su diferencia con el animal cuyas habilidades permanecen intactas siglos tras siglos, aunque unas sean de fidelidad, otras felinas. Como verás, ahora lector, en algo nos parecemos con sus especies.
Especies que en su defensa surgen grupos minoritarios, mientras cínicamente se nutren satisfechos con un buen solomillo, un chuletón de buey, un sencillo bistec de ternera o con la hamburguesa a base de despojos de cualquier matadero privado o municipal.
Qué sí. Que escribo para mí porque me place y porque la consigna “de lo políticamente correcto” vociferada por el censor de turno e inquisidor frustrado, me la trae al pairo: me importa un pepino en román paladino, sin la intención del pareado.
Tal y cual el del sencillo pincel, que untando en su paleta deja sobre el lienzo un retazo que cuelga en sus paredes sin importarle que otros desdeñen lo que sus ojos contemplan.
Y escribo para mí goce y disfrute; y que tan a gusto se vayan quienes prefieren pasar de largo, como feliz me quedo.
¡Qué de eso se trata!
5 comentarios:
Solo te voy a decir lo que leo.
Eres inteligente, de fácil pluma, documentado, y con claridad de ideas.
Confió sigas así por siempre.
Marcos, como siempre digo, me defiendo de lo politicamente correcto. Es suficiente.
Libre y sin ataduras, documentarse es muy sencillo.
Lo demás viene solo.
Estimado lector, gracias a ti.
Saludos
A qué viene esto. Por dónde van los tiros de los que te escudas.
Iván
Hola Iván;es que en ocasiones uno necesita confesarse consigo mismo.
Sano y buen ejercicio.
Un abrazo.
O.K.
Iván
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