Tiene razón el dimitido Conseller de Hacienda José Manuel Vela en sus claras y rotundas declaraciones ante la opinión pública anunciado una decisión, la suya, sin pelos en la lengua.
Motivos más que sobrados tiene para ello. Tal y como ha manifestado al denunciar estar harto de una persecución hacia su persona en base a una campaña mediática cuyo único sustento ha sido el de la mentira.
Es increíble pensar que un informe judicial sea pasado de una mano a otra en un pleno autonómico y a la vista de todos, pues si tal es su gravedad, horas tiene el día y lugares más recónditos para su comunicación.
Una situación injusta creada por un diario experto en la manipulación que ha tenido el descaro de publicar en su portada dos informes que bien a las claras se veían distintos, por supuesto para quienes quisieran verlo, pero haciendo hincapié con la mayor de la desvergüenza que coincidían hasta en sus puntos y comas.
De todos es conocido que en el DNI del Sr. Vela no figura como profesión la de político, pero en el tiempo que se ha dedicado al ejercicio de su trabajo como Conçeller, seguro que ha tenido oportunidad de conocer el lado más mezquino e insidioso de la “cosa pública”, sufriéndolo en sus propias carnes.
Un periódico, el Levante-EMV al servicio del PSPV, que juntos y al alimón, no tienen ningún reparo en soltar al doberman que llevan dentro cuantas veces lo consideren oportuno.
Y lo han hecho con tanta indignidad como opacidad procuraron en su día cuando un político corrupto salvado por la campana del tiempo, según indicaba la propia sentencia, como fue el caso Ángel Luna, tuvo la osadía de mostrar un informe bajo secreto sumarial alardeando de ello, sin que su partido le obligara a dimitir, ni el Levante-EMV utilizara entonces sus portadas para presionar en el mismo sentido que ahora lo hace ante un hecho que da como probado, pero que el sentido común cuestiona.
Ver para creer. Y aquí tenemos el ejemplo. Ángel Luna, un político que tuvo la osadía de mentir utilizando la metáfora de su inocencia; precisamente en el mismo hemiciclo que por pasar un papel de unas manos a otras, tal y como en miles de ocasiones ha sucedido, un periódico y un partido, urden la defenestración de un profesional honrado de los que tan necesitados estamos.
El tiempo quita y da la razón, pero quien golpea primero da dos veces; y la izquierda lo sabe.
Aunque lo suyo sean los golpes bajos tan del gusto de sus seguidores.
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