El avión privado no es suyo, pero lo es de un amigo. No todos tienen un amigo con un avión privado. Para tener ese activo se necesita tener cierto caché, o bien, algún millón más que el amigo.
Lo cierto es que el Isi pisó tierra dejando tras de sí el avión privado, junto a su particular secretaría y acompañado al mismo tiempo por su esposa con quien se daban la mano. Su semblante risueño denotaba en él la alegría, el triunfo global, ensimismado en sí mismo.
Su deseo, como es natural, era el de gozar de unos días de descanso en una isla del mediterráneo. Había elegido bien el Isi. Se trataba de un trozo de tierra pequeño, bullanguero y bohemio, de suaves brisas, tranquilo durante el día y de festivas y alegres noches estivales, el propio para el deleite de lo que significaba su viaje de novios, aunque ya disfrutara del mismo en otras ocasiones.
Es muy bueno para el cuerpo pasar unos días, mejor una semana, apartado del mundanal ruido, mutando la controlada fatiga por el descanso, y ubicado a ser posible cerca de amigos de alto standing, alejado él del mileurista y más aún del parado, sin aludir a quienes se les agota el subsidio por desempleo.
Y más si cabe, cuando su residencia veraniega goza de protección oficial al amparo de cualquier indignado que rompiendo puertas y ventanas se apropia de lo ajeno. Así resulta ser: sabe protegerse el Isi.
Y todo este entorno le ha servido para gozar de sus paseos en barco por las tranquilas “aguas pitiusas” y con la bandera española en lo alto del mástil como señal de protección, que no de otra cosa.
Pasados los siete días, de vuelta al avión privado, rumbo a Punta Cana donde el Isi tiene una más de sus mansiones, sitas en uno, otro y otro continente. Hasta en tres.
El Isi es muy feliz y de seguro que de cuando en vez llegan a sus sienes plateadas el recuerdo de cuando con chaqueta de paño de mercadillo era conocido como Isidoro. Años después, ya con traje confeccionado a medida lo era como Presidente del Gobierno. Y ahora, por supuesto de lo que haga falta, pero más bien como expresidente de gobierno y viviendo a cuerpo de Rey; eso sí, con su negociable republicanismo a cuestas, pero escondido tales cuevas del Guadiana.
Chaqueta de paño, por cierto, que el Isi guarda en su ropa de armario para cuando sea de menester, que lo será, normalmente, para salir en defensa del obrero, ignorante éste de las “islas pitiusas”.
Si el jubilado pasa sus días ante la tele y jugando al mus a la espera del anual aviso del Imserso, Felipe González, el Isi para los “antiguos amigos”, ondula sus canas entre joyas de alto diseño para alardearles después con sus amigos de alto standig, sitos en uno, otro u otro continente.
Y haberlos haylos quienes volverían a votarle todo sea por el socialismo, que ni saben lo qué es, ni lo qué significa. Los mismos que por dos trajes, no votarían a quien yo sé.
¡Qué país!
4 comentarios:
El ya lo dijo cuando era presidente:
"Nunca hemos estado mejor". (ellos).
Efectivamente Marcos:
¿Y que me dices del Cepría Ciscar, el Lerma, etc. sin dar un palo al agua, algunos con barquito por las aguas ibicencas a tuti plen y sin crear un sólo puesto de trabajo en su vida. Esto de la Comunitat que si miramos por otra parte. Y tambíén sin profesión que se les conozca.
Saludos
Pobre hombre. Con lo que ha currado, qué menos que un yatecito, un avioncete, una islita paradisíaca y sobre todo un cambio de pareja. Qué menos. Me parece que sois un par de jubilados con un pelín de envidia. Je,je.
Iván
(Tengo la duda de si se acentúan esos "que", tu opinión Julio)
Por supuesto que sí, Iván. Claro que se acentúan para darle mayor énfasis. "Y haberlos haylos quienes volverían a votarle todo sea por el socialismo, que ni saben qué es, ni qué significa. Los mismos que por dos trajes, no votarían a quien yo sé". Te lo corrijo. en ¡Qué país!
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