El niño, sujeto en su trona donde no surca el mar sino vuela, trincha la patata frita y se la lleva a la boca. Asia a un lado, al otro Europa y allá, a su frente, Estambul.
Luego se relame, sonríe y se lleva otras dos a sus labios, cuando viento en popa a toda vela coge con su mano el vaso y sorbe su agua, cantando alegre en la popa. Gira su cabeza hacia Bob Esponja en la TV mientras la lona gime el viento a quien sonríe desde su cuerpo que absorbe sin explotar.
Navega velero mío; rompe y come un trozo de pan del mejor amigo que puedas tener. Como sabe, mastica bien el trozo de carne, pues veinte presas ha hecho a despecho del inglés.
Tal y como a los peces les es fácil flotar, mientras cena, sonríe en sus travesuras del uno al otro confín.
Toda vez que una piña vive debajo del mar, escudriña la fruta troceada a la luna que en el mar riela, cuando, como a los peces le es fácil flotar.
Ya libre en su sofá, dice si están listos los chicos, sí capitán, le respondo.
Rendidos a sus pendones cien naciones a sus pies, busca su osito peluche y su mantita de rizo. Se la lleva hasta el cuello con diez cañones por banda, mientras la noche apaga su luz dando vida a olas de plata y azul que gritan fuertes: ¡Sí capitán!
Qué si mi barco es mi tesoro, mis sueños son la libertad.
Bob Esponja ya llegó y del uno al otro confín y en todo mar conocido no sólo surca sino vuela un velero bergantín.
Al influjo de la luna que sobre el mar riela, canta feliz en sueños: Bob Esponja, Bob Esponja, Bob Esponja.
Bob Esponja… ya llegooooo.
2 comentarios:
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
"el" se duerme
sosegado,
arrullado por el mar.
Marcos, así, así sucedió.
Saludos
Publicar un comentario