EL MANIPULADOR EN SU ESTADO MÁS PURO

(Enric Sopena, sirva como ejemplo entre otros muchos)

Es increíble lo que sucede en los medios de comunicación de nuestra común patria, España, en los albores del siglo XXI, que si por desgracia el estado del bienestar pasa por las horas más bajas de los últimos años, el de la “libertad” está amenazado de muerte.

Y me refiero a ese derecho individual de no verse afecto por campañas mezquinas, insidiosas y llenas de mentiras que asolan al ciudadano español por gran multitud de medios. Tan perversos como malintencionados.

Si antes existía el TOP (Tribunal de Orden Público) conectado desde su despacho al del Pardo a la velocidad del motorista debidamente uniformado cuyo especial trabajo era el de ida y vuelta, en la actualidad el LPC (Lo Políticamente Correcto) usa hasta el internete cuyo mayor provecho es el de adocenar a sus masas con el “pásalo”. Y no veas con el correo electrónico cual orden del día tras cualquier acontecimiento urbano, sutilmente utilizado para aborregar más a quienes denominados como ciudadanos, se les trata como súbditos.

Puro y duro “Despotismo Ilustrado”, pero sin ilustración añadida dada la carencia en el interés por el estudio de una juventud dispuesta al barullo y a la extorsión callejera a grito pelado, carente de argumentos que no sean más que del quién más chilla lleva la razón.

Cuando hemos visto en las calles de Barcelona una manifestación en defensa de “casa propia”, de la españolidad de Cataluña, resulta ser que si alguien se extralimita entre los asistentes, corresponde su acción a la ultraderecha, pero cuando la manifestación es contra España, cuando surgen elementos incendiarios que destruyen el mobiliario urbano, atentan contra bajos, personas y comercios se le tacha entonces de “incontrolados”.

Lección que viene de antiguo, como cuando en los años treinta un falangista pistola en mano hacía de las suyas, sólo representaba entonces al más puro fascismo amenazador de la convivencia ciudadana. Sin embargo, cuando los de la hoz y el martillo, anarquistas y demás compañeros de viaje, quemaban Iglesias, asesinaban clérigos, monjas y ciudadanos, expoliaban pequeños y medianos patrimonios, quienes ejecutaban entonces sus viles acciones eran “elementos incontrolados”.

Qué narices. Han pasado setenta años y la manipulación perversa y manipuladora sigue increscendo en la misma actitud.

¿Qué falta de moralidad motiva a estas mentes enfermas nutridas desde el rencor, del totalitarismo más sectario que les impide evitar tales desmanes y fechorías por lo que supone de influir sobre una parte de la juventud carente de todo tipo de información y a la que se le ha impregnado de libros doctrinarios, confeccionando al mismo tiempo una lista de “libros prohibidos” que no son otros que los de sus autores vetados en los medios de comunicación por la legitima razón de ser contrarios al LPC.?

Qué buen legado el de Gobbels y qué satisfecho estaría si supiera de su vieja escuela tan de actualidad en nuestros días.

-Sr. Juez, que no robé la moto, iba por la calle, resbalé y me caí sobre una Vespa aparcada en la acera. Arrancó de inmediato y me arrastró sin poder evitarlo.

Hecho este tan cierto, como el del manipulador que quiere distinguir entre un incontrolado y un fascista. Y no porque no lo sepa, sino porque esa es su principal misión. La del engaño y la mentira.

Quizá la explicación posible resida en que el doctrinario es el más fascista de todos los fascistas, usando para su gestión y en cualquier medio, el martillo como lápiz, y la hoz como tintero.