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26 agosto 2010

A MAYO VISTA

cortes valencianas

Con la toma de posiciones se inicia el periodo de tiempo a transcurrir para las próximas elecciones autonómicas en nuestra Comunidad Valencia que corresponde exactamente al de un parto. Para Mayo es la fecha prevista. Y por tal motivo, el mes que termina, lo han dedicado nuestros políticos, salvo algún que otro escarceo vacacional, a preparar la estrategia para la inminente campaña que irá cogiendo fuerza tal y como avancen los meses. Las encuestas que se manejan en los sectores interesados en ello, el del CIS más el de los propios partidos, parece que coinciden en la misma tendencia: el triunfo del Partido Popular con posibilidades de repetir su mayoría absoluta, incluso de incrementarla.

Es normal que el Partido Socialista del País Valenciano y con la boca pequeña diga lo contrario, y centre sus esfuerzos en reducir la distancia lo más posible, incluso que piense en posibles pactos, y que gracias a ellos pueda recuperar el poder de la Generalitat. Sin embargo y al mismo tiempo, olvidan las razones por las que lo perdieron y que en lugar de corregirlas se empecinan en mantenerlas.

Todo hace prever que el resultado de las urnas para la izquierda valenciana será la consecuencia de una legislatura perdida en la que se han dedicado en exclusiva al libelo. Por supuesto, con la ayuda y el recurso de los medios afines en una estrategia diseñada desde Moncloa, en ocasiones con manifiesta torpeza, con la habitual “marca de la casa” de tan inconfundible sello.

La pertinaz utilización de la insidia y de la mentira, así como el uso desmedido de la vía judicial será el más eficaz boomerang que les mantendrá en la oposición, así como, y a la sazón, por su actitud de espaldas a los deseos de la inmensa mayoría de los valencianos, como se refleja, entre otras muchas cuestiones, en el caso del Cabanyal, a cuyo proyecto de mejora y rehabilitación se han enfrentado en los últimos meses con el panfleto de la falacia y el vocerío del enfrentamiento.

Quienes también ven peligrar sus escaños son los del Compromís, que en su “guerra interna” se han dedicado a montar números de circo, en especial los de Mónica Oltra, diputada autonómica con la que el Partido Popular perdió la ocasión de responderle tal y como se merece en una intervención desafortunada muy típica en ella. Declaración sobre el atril que debió escandalizar al hemiciclo entero y de cuya acusación, más bien surgida de la inquina, precisamente los herederos de la izquierda tienen mucho que callar.

Ahora parece, según dicen, que la del circo, anda haciendo guiños al Partido Socialista del País Valenciano de cuya aceptación algunos de éste partido temen. Con la moda del cambio de camisetas en un híbrido parlamentario que anda a la deriva, todo es posible; pero lo que más parece que sea, es ver si cuela… y a la cazuela.

19 agosto 2010

LA PREHISTORIA, LA HISTORIA Y EL MENÚ

la prehistoria la historia y el menu

Nos lo decían en el colegio en nuestros años de primera enseñanza refiriéndose a las partes de las que consta la Historia y que la dividían en dos. La que se corresponde con anterioridad a la existencia del papel escrito la definían como la Prehistoria, de cuyo conocimiento se documenta el investigador a través de los hallazgos tras múltiples excavaciones, como pueden ser los huesos humanos, los de los animales, así como restos cerámicos y la existencia de pinturas en las cavernas que dan información de cómo eran y de qué forma vivían nuestros primeros antepasados. Y de todas aquellas huellas hemos ido conociendo sus aficiones, así como sus avances; al igual de su gusto por los colores entre los que predominaba el rojo de la sangre de los animales que mezclada con los ocres de la tierra y con la majada de las hojas, lograban los tonos que pretendían para testimoniar la señal de su presencia.

De voz en voz se transmitían hechos y leyendas que se convirtieron siglos después en historias escritas utilizando pergaminos y vitelas hasta la aparición del papel, sobre el que los más preclaros historiadores recopilaron tanto las gestas como lo más infame, narrando para la posteridad el devenir de nuestra historia. Es entonces cuando se inicia la Historia abandonando su prefijo.

Desde el griego Heródoto, conocido como padre de la Historia, toda una suerte de ilustres personajes ha ido dejando sobre el papel, siglos después, nuestra historiografía hispana. Desde los pertenecientes al medioevo, como fueron Alfonso X el Sabio o Pedro López de Ayala, hasta los contemporáneos Menéndez Pelayo, Menéndez Pidal, Américo Castro, Salvador de Madariaga, Sánchez Albornoz, entre otros, quienes desde posiciones ideológicas diferentes (algunos de ellos exiliados motu proprio del franquismo) coincidieron en lo básico acerca de nuestra histórica nación española, la más vieja de Europa. Todo ello, gracias a la paciente investigación en archivos, bibliotecas y centros de prestigio internacional reconocidos, como por ejemplo el de Simancas, lugares de los que se sirven quienes desean conocer en mayor profundidad nuestro pasado gracias a la documentación allí existente, y que tras su correspondiente verificación con otras fuentes, que, si algunas matizan ciertos aspectos, coinciden en lo fundamental.

Sin embargo, un nuevo concepto seudo histórico confeccionado al menú de productos adulterados ha aflorado en los últimos años. Desafortunadamente cada vez con mayor cancha, y al que habrá que definir como una “tercera parte” de la Historia.

Nace de quienes dedicados a la falsificación -que no de la manipulación que por otra parte no desestiman- de unos hechos inexistentes salvo en la imaginación de sus autores, se dedican a la creación de historias urdidas desde la mentira con el único objetivo de imponer su dogma en una sociedad que por otra parte pretenden sea laica.

Así pues, y por lo visto, habrá que añadir una “tercera parte” que si de nombre por ahora indefinido, si sabemos de su contenido: el de la manipulación de la Historia, basada en ocasiones en la existencia de una leyenda negra escrita desde el exterior con el claro objetivo del desprestigio, o por la falacia del envidioso.

Osadía a la que nunca se dedicaron lo más florido de la intelectualidad española desde nuestro Siglo de Oro; al igual que los Ilustrados del XVIII, así como los liberales cultos del XIX, o las últimas generaciones tanto del 98, como del 14 o la del 27. Generaciones para quienes la evidencia de nuestra españolidad jamás pusieron en entredicho.

Quizá sea lo más apropiado definir esta dedicación post seudo histórica que ni siquiera merece la consideración de surrealista, como la de un canto a la ignorancia desde un menú barato a base de salsas que encubren malos productos en una época de crisis cultural, por supuesto ajena a la económica.

En especial dedicada a quienes están rendidos a la comunión laica en ruedas de molino en la almazara de su mente.

08 agosto 2010

ELISEO CLIMENT Y EL CLAN QUE LE ALIMENTA

EL CLAN DE LOS TALIBANES

Cuando el “clan talibán” tuvo el poder en sus manos puso en marcha el ventilador precisamente para urdir lo que hasta ese momento censuraba: el ordeno y mando salpimentado con la seña de la prohibición. A ello se ha dedicado en una andadura iniciada hace unos treinta años tras sus continuos intentos de superar un listón cada vez más alto, utilizando como única red la mentira, aireada a sus ciudadanos que la dan por buena como súbditos drogados.

Pese a una minoría manifestada en las urnas, con una participación ciudadana inferior al cincuenta por ciento, ejercen su poder de espaldas a un pueblo que preocupado por otros problemas, mayoritariamente ha dejado de creer en quienes les gobiernan.

Impuesto pues el “clan” con túnicas de falso lino, optan por lanzarse por el tobogán de la prohibición, alguna de ellas de forma esperpéntica, como ha sido su última decisión en torno a la Fiesta Nacional certeramente definida por Boadella manifestando que tal decisión “es más bien un puntillazo a España, que a la fiesta de los toros”.

Tobogán cual tornillo sin fin de mentiras mezquinas, utilizado de igual manera para la entrega de generosas subvenciones (sin el menor pudor o decoro) a quienes propagan sus encomiendas, como es el caso de Eliseo Climent al que en especial me refiero.

Se dice y con plena razón que el dinero corrompe voluntades. Quizá no siempre, porque en todo concepto asumible hay espacio para la excepción. También se asegura que ante cualquier escenario concreto existe una cimentación en la que a poco que se escarbe la presencia del vil metal forma parte de su argamasa.

En época de ajustes presupuestarios, de la necesidad en el mejor uso de los fondos públicos y de su utilización en el lugar más necesario, sorprende muy mucho que la Generalitat Catalana subvencione con casi medio millón de euros a una Asociación ajena a su territorio cuyo marco de actuación se centra en nuestra Comunidad Valenciana. En la que por cierto, si por algo se distingue, no es precisamente por ensalzar nuestros arraigos, que si a ello se dedicara, su chollo económico tendría los días contados.

Eliseo Climent es un personaje hábil en la caza y captura de la subvención que ha hecho de esta guisa su modus vivendi, al tiempo que marca la pauta a seguir a sus sectarios en su proceso catalanizador de la Lengua Valenciana, lo que ha dado pie a ciertas desavenencias con otro grupo afín: la “Escola Valenciana”.

Curioso que coincida éste enfrentamiento en el instante en el que “Acció Cultural del País Valencia” recibe a manos llenas la presencia del vil metal en tiempos de recortes a otras asociaciones cuya dedicación sí les honra, como bien pudieran ser las que se dedican a atenciones sociales en beneficio de los más necesitados.

¿Qué le hablen de crisis económica a Eliseo Climent, tan fiel como es a las órdenes del poder de los talibanes?