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27 abril 2016

CARTA ABIERTA A PABLO IGLESIAS


Reúnes en ti tres circunstancias. Las califico así porque no me atrevo a hablar de ellas como cualidades. No, no lo son. Sumadas y en su conjunto, dejan de ser tales.

Eres inteligente, maquiavélico y comunista convencido. No estás preparado para ejercer cualquier actividad productiva; serías un fracaso. Lo tuyo es pensar y sólo esto. En definitiva, eres un peligro social.

Te comparo en el tiempo a Martín Lutero (pese a la calidad humana de éste y de la que tú careces) quien denunció con sus famosas “noventa y cinco tesis de Wittenberg” todos los abusos que ejercía la clase dominante, la del papado romano.

El resultado fue que consiguió un baño de sangre en toda Europa. Sin embargo, al final de sus días, Lutero se consideró asimismo culpable de aquella sangría. Fue cuando buscó su retiro como un penitente producto de su osadía.

Tu serías incapaz de lo último porque no eres creyente. Por otra parte e independientemente de ello, eres maligno.

En cambio, fueron otros personajes como Luis Vives, Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam, quienes denunciaron lo mismo. Pero jamás practicando el anti sistema.

Consiguieron que llegara el Humanismo, la Ilustración y la Democracia, dando ocasión posteriormente y con sus legados, al fin del absolutismo.

En definitiva, eres perverso. Lamentablemente un encantador de serpientes.

Finalmente, te digo que puedes preparar tu respuesta, pero sepas que yo, al tanto de tu maldad, no la voy a leer. Si lo haces por correo, él mismo, te tratará como un spam y automáticamente irás a la papelera. Y ni siquiera a la de reciclaje.

Por cómo engañas a la gente y te sirves de ella, eres basura.

14 abril 2016

RIBÓ I EL PROVOCADOR


Joan Ribó es un provocador. En su programa de gobierno llevaba las “fechas marcadas”. Por supuesto, escondidas bajo la mesa, como los rufianes; pero dispuesto a jugarlas. Sant Dionís, Epifanía, tanatorios, Santos Vicentes como patrones de la ciudad, todo cuanto oliera a incienso, que al fin y a la postre sahúma el ambiente, sin causar daño o dolor alguno, salvo para los resentidos. Y ahora el “14 de Abril” y en fecha equivocada.  

No hay que confundir los términos.  Una cosa son las ideologías, que se pueden rebatir con argumentos siempre y cuando se buscan puntos de encuentro, y otra los sentimientos. Que se merecen siempre respeto. Pero hay un tercer estadio a la sazón muy útil, dispuesto para albergar a quienes practican el resentimiento. Condición ésta que presupone predisposición, sin la cual no existirían los resentidos. 

Joan Ribó pertenece a este grupo de la condición humana y por eso hace lo que hace. El guión es sencillo, no hacer nada y de vez en cuando, provocar.  La gestión queda para los tecnócratas. Y nuestro alcalde, que no es de todos, tal y como se empeña en demostrar, no es de estos.

Es un inductor de ideas. Igual abre un balcón que peatonaliza una plaza a base de cutres vallas. Obliga a las motos a estacionar en las calzadas, restando espacio para los vehículos, que no dejan de ser la expresión más cruel del voraz capitalismo. Si dificulta su presencia en las calles, la sociedad será más igualitaria. 

Así razona Joan Ribó, muy preocupado por sus súbditos que en la  bicicleta basa el logro de la mejor salud, lo que reduciría el gasto en sanidad.

Habría entonces más y mejores partidas para cabalgatas y otros saraos, donde con la cuatribarrada y la tricolor (ojo avizor al almanaque de las “Fechas Programadas”) dios con minúscula mediante, y con la complacencia de que el tiempo lo permita, sería lo progre y culto con estas guisas conducir el rebaño a su redil anhelado.

Basta con provocar. Lo de gestionar con eficacia no entra en sus planes.


Por cierto, nuestra ciudad fue Capital de la II República un 17 de Noviembre. Ribó en el trueque domina las distancias. Ya reconvirtió en cabalgata de las “reinas magas”, el recuerdo de una fiesta de exaltación bolchevique de 1937. 

Cuando la guerra civil.

08 abril 2016

NI EN VALDEAJOS


Con la invasión del francés dos bandos enfrentados dirimieron en Cádiz la primera Constitución Española. Pocos años después tuvo sus primeros desgarros, dando ocasión a un siglo convulso que no vería sus mejores logros hasta la llegada de la Restauración, con Cánovas y Sagasta como primeras espadas. Los espadones quedaban atrás.  Por el momento.

Y así lo era. Desde principios del siglo quienes escenificaban la vida política española eran "los absolutistas y los liberales". Tras la Constitución, los últimos pasaron a ser conocidos como los "exaltados", cuando el Trienio Liberal, cuyo nombre mantuvieron hasta la muerte de Fernando VII.  Fue ésta la hora en la que tal nombre dejó de ser del agrado de sus dueños, que optaron motu proprio por el de "Progresistas", que lo era de nuevo cuño en la vida política. Quedaba bonito.

El siglo XX, pese haber logrado cierta estabilidad, amaneció amenazado con la aparición de formaciones de corte anarquista, socialista y republicano, que, más que colaborar, animaron el "cotarro" rumbo a la nada, ante una sociedad tan analfabeta como ajena a la Ilustración. El terreno estaba abonado para una cosecha que daría a Europa regímenes totalitarios, de cuya teta brotarían tan sólo penurias y esclavitud. En una palabra, un oasis que sólo veían quienes se proclamaban así mismos socios de número del Intelectual Club Sectario, sitos en la ínsula de "Progrelandia", al que a la sazón llamaban "El Paraiso".

Ya en la segunda década del siglo XXI, a las horas visto, no deja de ser un remedo de su anterior. Entre el "populismo y sus confluencias", sus páginas vienen calcadas.


Tan solo cambia la presencia de la "manipulación mediática" sin cuya aportación sus líderes no serían nada.  La Ilustración queda aún más lejos y la falta de "papel higiénico" cada vez más cerca. 

Y lo que es peor, nunca tuvimos petróleo. Ni en Valdeajos.