Vicent Marzá, de profesión maestro de escuela, profesor de inglés; treinta y dos años
y dirigente de "Escola Valenciana". Poco, muy poco bagaje para un recién nombrado
Conseller de Educación, a la sazón en una Consellería proclive a otros
aditamentos, como son los de Investigación, Cultura y Deportes.
Pura "tocata y fuga de lolita" porque lo suyo, en Vicente Marzá, es la unidad
de la lengua, la estelada y “los paisos catalans”, aunque estos y de momento,
los ponga en barbecho.
Sé de qué les hablo.
Vicent Marzá es un souflé hecho a conciencia en el obrador del esperpento.
Alquimia imaginaria acuñada con el más profundo desconocimiento de nuestra
historia, producto del adoctrinamiento escolar, certificado por eso que llaman
la "comunidad lingüística internacional" que resulta ser un sectario
banderín de enganche al que se acogen los desnortados.
Y es que el conocimiento de nuestra historia se ha convertido en las
últimas décadas en un cambio de cromos adulterados. Lo que explica la
existencia de una juventud a la que nada resulta más fácil que embutir un
ideario político, tan falso como de confrontación ciudadana, salpimentado con dosis de odio a España en mayor o menor grado, como es éste en la Comunidad Valenciana. Al menos, por ahora.
Y aquí tenemos a Vicent Marzá y lo que él representa. Conseller de Educación como gran logro de Compromís. Toque de fagina. El pesebre abre sus puertas. Pasad y redimiros.