-Es que no sólo son los trajes, es todo lo que hay detrás.
Así ha estado denunciando el PSPV durante los últimos años en las voces de sus políticos más representativos al Muy Honorable Presidente de la Generalitat. En especial en sede parlamentaria y a través del vocero más desvergonzado que tenían a mano, juzgado éste a velocidad de vértigo por un delito prescrito, al tiempo que avivaban el desprestigio del Presidente del Tribunal Superior de Justicia D. Juan Luís de la Rúa, siempre a base de libelos propios de la gente del sector al que pertenecen.
-Es que no sólo son los trajes- repetían sin cesar.
Estamos asistiendo estos días al juicio contra los imputados del Partido Popular en la Audiencia de Valencia y en el que actúa como acusación privada el PSPV.
A las preguntas del abogado defensor del expresidente de la Generalitat a los altos mandos de ésta Institución que asisten como testigos, de que si habían recibido algún tipo de presión o insinuación a favor de las empresas donantes de los supuestos regalos, una tras otra vez, el juez Climent, ha considerado impertinente la pregunta por lo que no está autorizando su ejercicio y negando a los testigos su intención de responder con la verdad bajo juramento.
¡Cuánto cinismo!
Un juez, el Sr. Climent -con un pasado al servicio del PSPV y que por ello autoriza que forme parte del jurado popular una persona que ha ido en las listas electorales del mismo partido, ignorando las alegaciones de los abogados de la parte imputada para su exclusión- no parece más que el punto y final de una cacería iniciada contra un hombre honesto, organizada por Robespierre Rubalcaba con la ayuda de su hombre de cámara Baltasar Garzón, y una cuadrilla de monteros infiltrados en la justicia española bajo la batuta de un Fiscal General del Estado, cuya orquesta en su conjunto ha armonizado la más pérfida sinfonía en la historia judicial española de los últimos treinta y cinco años.
De mucho ha debido de serviles viejas actuaciones del desaparecido Tribunal de Orden Público de las que tan eficazmente se han servido para sus acostumbradas tramoyas socialistas. Las de las mentiras para la defenestración política del adversario.
Mucho tendrá que trabajar el nuevo Ministro de Justicia para limpiar la basura que se va a encontrar en el actual entramado judicial al servicio del partido barrido por las urnas.
Tendrá a su favor que Robespierre ha perdido su serpiente de mando. Ahora sólo tendrá que apartar toda la mugre por donde serpenteaba el socialismo ejerciendo el talante un día prometido por el llamado para los amigos, ZP.
Al menos y eso esperamos, la indefensión personal que hoy persiste en la sociedad española, pasará un tiempo sabático que por el bien de todos esperemos sea largo.