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27 marzo 2011

TELEALARTE Y EL FAISÁN

Telearte y el faisan

Cuando alguien se lanza por el tobogán de los despropósitos, la marcha atrás es un imposible. De lleno en las curvas de la temeridad, lo más factible es que aparezca el constante desatino vencido en su fatalidad.

Al “Curita de Alacuás” se le ha ocurrido inaugurar su genial particular telediario cuyo panfleto sueña para un futuro que no verán sus ojos. Lo que no sabemos, aunque se pudiera imaginar, es si para su adocenada dirección ha recurrido a los consejos de María Antonia Iglesias o Enric Sopena (antiguos jefes de informativos) cuyas formas de actuar desde la histeria y el sectarismo más elocuentes, tienen costumbre de mostrar cada siete días y de cuyas enseñanzas “Telealarte” se encarga de comprimir, por desgracia, en muy pocos minutos.

El valor añadido que con sus actuaciones está basculando a favor de los populares, tendría su precio en oro si la audiencia fuera estimable, mas como dice el dicho de que “tota pedra fa paret”, tampoco es cuestión de despreciarlo.

Quien está eufórico es Pérez Rubalcaba, pues si con buena ... bien se ... ya me dirán de lo que es capaz un siniestro personaje con los tres poderes a sus pies. Un hombre que lo sabe todo porque todo lo ve y todo lo escucha; y si a ello unimos su viejo pasado del que otros penaron su delito, y del que, cual ojo de Guadiana, retorna con la urdimbre del plumaje de un faisán, la supuesta relevancia de quien por ahora se le valora como superministro, no es para ufanarse. Sobre quien además pesa, al fin y la postre, su ataque desbocado a una jornada reflexión que sólo desde la indecencia democrática se puede soslayar.

Del pancartero “queremos un gobierno que no nos mienta”, su traslado al ejercicio de la mentira pertinaz sólo se mantiene gracias a la vuelta del más descarado absolutismo que para si quisieran los del Antiguo Régimen: aquellos soberanos carentes de las nuevas tecnologías que hoy brindan tan buenas servicios, pero de las que Telealarte de forma torpe quiere beneficiarse.

21 marzo 2011

D. RAMÓN JÁUREGUI, BIENVENIDO SEA.

D Ramón Jáuregui_bienvenido sea

El Ministro de la Presidencia, Sr. Jáuregui, se ha dado una vueltecita por Castellón para ceñirse a los diferentes guiones diseñados por los socialistas valencianos: los de las mentiras y los de los insultos.

Quienes deben estar contentos son los populares, porque cada vez que vienen los ministros socialistas -que en raras ocasiones lo hacen- y sueltan sapos por sus bocas, el granero de votos del Partido Popular aumenta; por lo que cada vez que nos visiten lo mejor será que hablen; y si lo hacen con mayor frecuencia, mejor. Miel sobre hojuelas, tal como dice el dicho.

El ministro Jáuregui, en esta ocasión, además, se ha equivocado de plaza. Ignora que en nuestra Comunidad son varios miles de personas las que huyendo de su región vasca se han empadronado entre nosotros para gozar de la libertad que no encontraban en su origen, allí donde nacieron: auténtico territorio hostil, más bien comanche.

Si el Sr. Jáuregui ha venido a la Comunidad Valenciana a practicar el insulto y a ejercitarse en la mentira, difícilmente encontrará mejores maestros que sus correligionarios, siempre tan dispuestos.

Maestros que a falta del correspondiente doctorado, porque la infamia no se certifica en los pergaminos, han optado por presentar en Madrid su auténtica credencial: la de embajadores del esperpento con la maestría del libelo. Eso sí, escudándose en la lejanía con la coraza de sus propias desdichas; que de ellas no hablan.

¡Qué nos visiten más a menudo y en mayor número y sobre todo… que hablen!

12 marzo 2011

BLANQUERÍAS: LA SEDE DEL PSPV

blanquerias

Pocas veces la mentira tuvo tan histórico aposento; al menos en los últimos cuatro años sometidos a una hoja de ruta siniestramente dirigida y de la que en ningún momento se han apartado un ápice de la senda de sus propósitos.

Otrora, Blanquerías, era una de las zonas por la que discurría la muralla que dejaban extramuros las aguas del Turia que recogía los vertidos de las aguas pestilentes de los “blanquers”: los profesionales de las pieles.

Blanquerías, es en la actualidad la sede del PSPV en un edificio con sabor antiguo pero restaurado para su acomodo y del que por sus cimientos fuera lugar de paso a la suciedad de aquellas aguas. Por lo que vemos, sus vapores resisten el paso del tiempo y emergen dos siglos después impregnando sus despachos.

A nadie puede extrañar de tal guisa, que si fueron capaces de destrozar la carrera política de un compañero de partido, Ignaci Pla, por puro deseos de poder y con la daga de la traición, al igual que han recurrido al desprestigio de Antoni Asunción por su intento de regeneración de un partido en el tobogán de su derrumbe, utilizando para ello el florete de la mentira, la práctica del juego sucio del pucherazo y la acusación de haberse vendido al Partido Popular, y a lo que se suman las mentiras de Ángel Luna, no sólo ante un juez sino en el atril parlamentario, puestas al descubierto tras la sentencia de quien le ha juzgado por un pasado no tan lejano, pero si lo suficiente para prescribir sus corruptelas, deja a las claras la forma de actuar de un partido que abandonó la decencia para acogerse a la ruindad.

La última de sus mentiras y a la que seguirán otras muchas, la del “Curita de Alacuás”, quien acusa sin citarlo a un miembro despechado del Partido Popular de ser el que ha entregado al blasfemo de Ángel Luna, en el supuesto de que éste sea creyente, un informe bajo secreto judicial.

El lienzo a los flancos de las esbeltas Torres de Serranos luce su esplendor como puerta principal a una ciudad que tras ofrecerse al mundo, cada vez es más visitada, a pesar de que junto a ellas aún exista una vieja cloaca que al estar cegada en su salida de antaño, hace que todo su hedor y podredumbre se esconda en su interior en una especie de olla a presión en constante ebullición soltando el lastre tanto de sus mentiras como de su propio indecoro.

06 marzo 2011

EL PSPV Y EL ZUMO DE SU LIBELO

El PSPV y su zumo de libelo

Por aquello del “país” del nunca jamás en un mundo de fantasía que resulta ser difícil de encontrar, el PSPV nunca jamás tuvo el más mínimo intento de conectar con la sociedad valenciana a la que sin embargo dice pertenecer, pero que no lo demuestra toda vez que desde su inicio se ha distanciado de ella como lo indica mediante la aceptación de un apellido ajeno a las tierras de nuestro viejo reino. El “país” del nunca jamás.

Rubricó de inmediato sus propósitos ante los valencianos colgando en lo alto del Palau una enseña extraña nada más tuvo su ocasión, afrenta a los valencianos a cuyo desagravio se vieron obligados. Pero más bien de forma sibilina, pues sin base cultural alguna, ni arraigo popular que lo demandase, continuaron con el ninguneo y vilipendio de las señas de identidad de un pueblo que terminó por darle la espalda.

Todo ello fruto de un mimetismo tan ridículo como montaraz, trasnochado, alejado de nuestra historia. Lo que les llevó a la oposición a la par que sus primeras espadas estaban inmersos hasta las cejas en la más desvergonzada corrupción, finiquitada con la cárcel en la que dieron con sus huesos.

El socialismo valenciano de los últimos años henchido de mentiras, de infamias y de calumnias, sólo se ha dedicado al ejercicio del libelo y en sus ratos de euforia hasta brindaron con cava cuando se derogó el trasvase del Ebro, de cuya agua tanto necesita la agricultura valenciana: una más de sus víctimas.

Si utilizaron nuestras costas tan deseadas por el turismo para denunciarlas ante los organismos europeos con el único objetivo de su desprestigio, al igual que han recurrido a toda clase de infamias ante la proyección internacional de nuestra Comunidad que partiendo de la nada ha pasado a ser un referente turístico de primer orden, ahora, en el momento previo a la campaña electoral presentan al mayor de nuestros conocidos y prestigiados productos con la marca de lo podrido. Fétida y pestilente práctica que los socialistas desarrollan y a cuyo hedor se han acostumbrado.

Si con ello lo que pretenden es llamar la atención en apoyo de sus continuadas denuncias, serán sus insidias las que les arrojen por un precipicio del que tardaran años en resurgir.

Que de su propio zumo beban y del que durante muchos años seguirán bebiendo, salvo que algún día aparezca por Blanquerías algo de cordura.

¡Qué buena falta les hace!