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29 julio 2012

NECESIDAD, SENTIDO COMÚN Y BUEN GUSTO

NECESIDAD SENTIDO COMUN Y BUEN GUSTO
En plena época de recortes, es decir de apretarse el cinturón, no hay mal que por bien no venga.
 
El Presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, ha anunciado en la actual línea de reducción de costes, también lo sea en las cinco sindicaturas que de tan arraigada institución dependen, toda vez que su elevado presupuesto es “inasumible”.
 
Ello es de competencia del ejecutivo autonómico y para lograr que los diferentes organismos a que se refiere sigan funcionando, se impone eso que se llama “cuestión de prioridades” y que este “Bloc de Jotacob” le desea el mayor de los aciertos.
 
Tampoco lo tiene tan difícil a poco que se aplique en el sentido común acompañado con racionalidad, pues el ahorro de los cerca de cuatro millones de euros anuales que cuesta la Academia Valenciana de la Lengua resultaría muy fácil y la vez fructífero, tanto en cuanto que una institución centenaria acogería de sumo agrado sus obligaciones en beneficio del ahorro y lo que es más importante, en el de la Lengua Valenciana, tan necesitada como está de quitarle múltiples colgajos que resultan ser un desafío al buen gusto, al igual que el liberarla de tantos otros exabruptos que lastiman nuestros oídos, dejando de ser la valenciana, aquella tan dulce lengua que exaltaba D. Miguel de Cervantes Saavedra; quien por cierto por algo lo dijo, pues de sus fuentes había bebido.
 
De seguro, que los miembros de número de la Real Academia de Cultura Valenciana y la institución misma, acogerían tal dedicación con sumo agrado y dada su filantrópica colaboración, pues sus componentes no gozan de sueldo alguno (partida la de los haberes que absorbe gran parte de su presupuesto), el beneficio sería mutuo: para las arcas de la Generalitat y para la pureza del idioma, tan atacado tanto en las aulas docentes como en la TV autonómica.
 
Tan simple como sencillo, y de seguro que la inmensa mayoría de los valencianos lo aceptarían de muy buena gana, sea cual fuere la lengua que patrimonialmente utilizamos en el ámbito de nuestra Comunidad.
 

28 julio 2012

EL GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA

(Sí ya se que es Intereconomía, pero lo importante es qué y quién lo cuenta)

Los hechos son tan tozudos y la realidad tan evidente que si tienen sus seguidores es porque el izquierdismo depredador maneja como nadie el juego sobre las mentes ajenas, con el único fin de dominarlas utilizando técnicas de absorción cual lavado del calamar, que después de vaciar todo su interior,  le dan la vuelta a su cabeza dejándola en la más pura indefensión.

Después de que nos hubieran asegurado la fortaleza de la banca española, encumbrándola como la más saneada del continente, en puesto de máxima responsabilidad como lo es el del Gobernador del Banco de España de los últimos seis años, quien ha dirigido su timón, no ha sido otro que Miguel A. Fernández Ordóñez, Mafo para los amigos y a dedo por los socialistas. A la vista está para todo el que quiera verlo cómo ha dejado el patio de la banca española, en el que si hemos visto dardos envenenados en todas las direcciones, los de él, los de Mafo, merecen un punto y aparte.

Rato el defenestrado y Mafo el inocente. Y los calamares tocando la gaita. ¡Qué cosas!

¿Precedentes? Tendríamos que irnos al periodo comprendido entre los años de 1984 y 1992 en el que frente al gobierno de la primera institución bancaria española estaba otro socialista, Mariano Rubio, quien tras verse envuelto en uno de los frecuentes casos de corrupción socialista de aquellos años, Ibercorp, con saqueo a las arcas del Estado, terminó en la cárcel, entre rejas. ¡Qué cosas!

¿Cosas? Más bien pudieran tratarse de qué casualidad que en los peores momentos desde la transición, quienes han estado al frente de nuestra economía, hayan sido de afiliación socialista.

Y como música ambiental y a base de pequeños teatros en todo el entramado peninsular, tenemos el caso en nuestra ciudad de la situación de la EMT valenciana, cuyo único objetivo ha sido con la técnica del calamar, desprestigiar a la alcaldesa Rita Barberá y al mismo tiempo llenar y ensuciar con pegatinas donde les ha venido en gana.

¿Qué se podría haber hecho en beneficio de la ciudad con el costo de tal partida difamatoria?

Tras meses de paros y caro actos de vandalismo, todo parece indicar el acuerdo entre ambas partes de optar por la solidaridad, lo que asegura el puesto de trabajo a todos los empleados en una época en el que un jornal asegurado tiene su peso en oro.

Acuerdo que hasta el momento se ha evitado por la acción de las centrales sindicales, más dedicadas a la convulsión de la vida ciudadana desde la logística del batallón de zapadores de los liberados, cuyo único trabajo es el de hacer acto de presencia cuando quienes limpian el calamar lo ordenan.

Y a ello se dedican, bien sea desde un despacho bancario de alta fidelidad a la Moncloa y a su servicio, o bien desde un crucero oceánico en las jornadas de descanso.

25 julio 2012

PETICIÓN FONDO DE RESCATE Y LA MANIPULACIÓN DE LEVANTE-EMV

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Y cuando el gobierno de la Comunidad Valenciana anunció que se acogería al Fondo de Rescate sonaron las alarmas, clamaron al caos y los tamborileros de siempre y al son de su pancarta en la portada de Levante-EMV y que abría la marcha, llenaron de tinta más negra que nunca sus columnas, todos a una como en Fuenteovejuna, ante lo que presentaban como un nuevo “diluvio universal”.
 
Y de esta guisa, llenaron de mugre sus páginas dedicando sus esfuerzos para aumentar el desprestigio de Valencia, encomienda a la que se han dedicado en los últimos años como voceros de una formación política, que si algo ha hecho por nuestra región, ha sido tratar de menoscabarla en todo cuanto ha podido y más si aún cabe.
 
Y como Du Guesclin, el diario Levante-EMV, ni quita ni pone Rey, pero ayuda a su Señor, pues de casta le viene al galgo y para este fin fue creado.
 
Sin embargo, cuando pocos días más tarde, como sucedió en el de ayer, el gobierno catalán anuncia la misma medida, en la edición del día de hoy, en su portada, ni mua, y hay que llegar hasta la página 27 para observar en breve reseña cómo dan cuenta de ello y además de forma natural, como si nada sucediese.
 
Increíble, pero cierto. Y sin pancartas, ni tamborileros, ni portada.
En la misma fecha, otro periódico de la ciudad, dedicado desde su primer día en defensa de lo valenciano, anuncia en su portada la petición catalana, tal y como lo hizo hace cinco días y con idéntica petición, desde el Palau de la Generalitat Valenciana.
¿Quién manipula?

24 julio 2012

PASADIZO DE TRAMPAS

 

pasadizo de trampas

Aquella mañana León Valderas se había levantado de muy mal yogurt. Estaba como indignado, muy indignado. No le gustaba la sociedad de su tiempo. Ni siquiera el pensar que siempre había sido la misma le produjo el mínimo alivio.

Todo lo contrario: se reafirmó en sí mismo concretando que pese a todo lo sucedido en el pasado, si en algo se habían superado quienes en la actualidad la formaban, era en cómo fastidiar al vecino. Indignado y de esta guisa, notaba en el correr por sus venas no ríos de sangre, sino de indignación.

En su rebelión constante sentía la necesidad de lanzar exabruptos contra aquella división societaria cuya linde estaba configurada por irascibles meandros de egoísmo.

Una de sus riberas estaba formada por unas agrestes rocas que en dientes de sierra estaba habitada por quienes estaban dispuestos a lanzarse a unas aguas cuyos posibles peligros ignoraban, mientras su mayor anhelo era el de ser dueños de sí mismos. Y al mismo tiempo, llenos de temor ante un objetivo en el que cifraban su esperanza, pero confiados en las manos ajenas de cuyo esfuerzo necesitaban.

La otra parte del río, más amplia, formaba un extenso prado que servía de cobijo a quiénes preferían asegurar allí su cómoda estancia, sin ningún temor, convencidos de que llegado el caso, el tablón salvador lo tenían garantizado con el esfuerzo de sus manos.

Era tal la indignación de León Valderas ante aquel paisaje de probable ebullición, que de inmediato apareció lo que temía.

Una enorme avenida caída de negros nubarrones montes atrás, como otras muchas veces, arrasó tan solaz imaginería y el sálvese quien pueda atronó en el paisaje en furioso vendaval.

León Valderas, indignado, nada pudo hacer, pues en aquel choque entre riberas, en aquella huida hacia adelante estandartes en mano cual seña de pánico, se hundió un pasadizo de trampas en cuyo estruendo, e igualmente como siempre, perecieron junto a los débiles quienes confiaban en el tablón.

20 julio 2012

COMO CUELA, A LA CAZUELA

como cuela a la cazuela
Como cuela, a la cazuela y en eso estamos. Es lo que hay, toda vez que el campo está abonado para ello. ¡Y vaya si lo saben!
Claro, es que todos son iguales. Dicen en el pueblo. Bueno, todos no, dicen “unos”; nosotros siempre estamos a favor de los desfavorecidos; pero se callan que quienes primero estaban en esa lista de los arrinconados eran ellos mismos. Es decir los “unos”: los que hace apenas treinta años iban de pana y mercadillo, pelo largo, y los más, con barba, que como no puede ser de otra manera es de pelo retorcido, como lo son sus ideas.
Veamos, sitos en Valencia, ciudad que hace diez años estaba fuera de los circuitos turísticos, y hoy, si no está en su epicentro, sí lo está en las ventanas del mundo.
Pero lo desprecian y les resulta más fácil y rentable buscar los excrementos de un perro cima un banco, para asegurar que los servicios de limpieza municipales son inexistentes. Y así en otras imaginaciones semejantes, que al no existir se las inventan. Que se lo pregunten, especialmente, a los de Compromís que de esto saben bastante.
El costo para dar a conocer nuestra ciudad en el mundo entero es incalculable y parte de ese cometido se logra con la Formula Uno, amen de otros eventos que colocaron a Valencia en el mapa.
“Con el coste de la Formula Uno se pueden hacer los colegios que faltan en la Comunidad Valenciana” Dicen. Pero silencian el gran número de centros docentes hechos en lo últimos años.
“Con el coste de la Formula Uno se pueden hacer los hospitales de la Comunidad Valenciana”. Dicen. Pero silencian que de haberse gastado esa partida en hacer colegios, de esta guisa sería imposible la construcción de hospitales.
“Con el coste de la Formula Uno se pueden prever los incendios en nuestra comunidad”. Dicen. Pero si lo utilizan para evitarlos, ni se pueden hacer colegios, ni hospitales.
“Con el coste de la Formula Uno se pueden evitar los recortes en el sector público”. Dicen. Pero si lo utilizan para este fin, ni se pueden hacer colegios, ni hospitales, ni evitar los incendios.
“Con el coste de la Formula Uno se podrían solucionar las carencias, y lo dicen una a una, existentes en nuestra ciudad”. Dicen. Pero si así lo fuera, ni tendríamos los hospitales y colegios, ni los montes estarían limpios, ni podrían evitarse los recortes.
Y así podría seguir citando el recurso repetido y manido al coste de la Formula Uno, que por lo visto da mucho de sí.
¿Qué con el coste de la Formula Uno se ha conseguido impulsar el sector turístico de nuestra ciudad y a la sazón creado un importante número de empleos ubicados en los nuevos hoteles de los últimos años y actividades añadidas? No importa. Esto no lo dicen los “unos”, por la sencilla razón de que no les da votos.
Prefieren la demagogia, el comecocos y la mentira. Pues como cuela, a la cazuela.
Sin embargo, y mal que les pese a los “unos”, junto a la Formula Uno se han hecho colegios y hospitales y logrado que quienes nos visitan se vayan encantados de una ciudad, de la que dicen está más bonita que nunca.

























18 julio 2012

UN VESTIDO OTOÑAL

un vestido otoñal

A Celia, gracias

La tuve a mi lado en los últimos siete años. Creció conmigo. Juntos vivimos por caminos ciertos y por otros imaginarios. Jamás le obligue a nada, sin embargo siempre aceptó de buen agrado aquello que le dijera. Ni un rechazo. Ni una mala cara. Siempre a mi vera.

Y juntos caminamos por senderos con sombra, al igual en los días de lluvia por prados y valles, que otros frente al mar, en aquel mirador donde las olas rompían al pie de altos acantilados, mientras los graznidos de las gaviotas aportaban un ritmo musical que sólo ignoraba el pez que pronto sería su presa a flor en las aguas, mientras los rayos del sol rompían por donde salir para dar su calor y secar la flor del romero y las acacias.

Y le enseñé altas, muy altas catedrales, adornadas de hermosas vidrieras y agujas al cielo, buscando la gloria divina, al tiempo que las gárgolas lascivas miraban al suelo sujetas de su cuerpo a la piedra bendita, que por nacer de la tierra, portan a sus espaldas el pecado venial. Y próximo a ellas, siempre la Plaza Mayor, con sus tiendas de flor de papel, también natural pero con pétalos que se mustian. Y al lado del barato souvenir, el viejo café donde tomábamos limonada de aperitivo en una pequeña mesa de mármol junto al ventanal, desde el que observamos a un joven violinista que frotaba sus cuerdas arrimadas a unos ojos ensimismados.

Compartimos mesa, y con el previo tin tin de las copas alzadas que musitaban muy buenos deseos, le hablé de un pescado al hinojo y de la delicia final de un helado de chocolate y del aroma de un café llegado de los trópicos.

Le hablé de las puestas del sol en el parque central. De cómo había sido aquel lento atardecer, en el que la pelota iba de un pie a otro de unos niños con los zapatos manchados de arena, vigilados por una doncella, rendida a un banco y festejada por un apuesto militar.

Y cuando las luces de la Casa Consistorial dieron nueva vida a la Plaza, nos salió al encuentro una procesión que invitó al silencio a quienes por allí transitábamos, mostrando el debido respeto al paso de la Virgen del Dolor, cubierta de una lluvia de pétalos que surgían de un balcón corrido, tapizado de rojo damasco, bajo el blasón de una noble familia de tiempo inmemorial. Y se lo expliqué con detalle.

También de un viaje en barco sobre una carretera inmensa y sin arcenes, y que a falta de árboles en las veredas, parecíamos estar quietos todo el rato, sin avanzar, pero amaneciendo cada día en un distinto lugar de sabor incierto, pero que luego sabían unos a limón y otros a frambuesa. Y le hablé de ello.

Y aproveché los viajes para aprender historias de mi patria. Para hacer fotos con la cara al viento ante un bello lugar, aprovechando, igualmente, para saber del político mentiroso que cada vez que habla, mayor tiene la nariz. Sin pensar en Pinocho.

Y así estuve con ella estos últimos siete años; pero este corte en mi vida  no es un punto y final, sino un punto de partida; y como si de domingo se tratase, he vestido su cuerpo con un vestido de larga falda hasta los pies, de color otoñal, cubiertos por zapatos de un color inexistente, al que a la altura de su corazón, le he abierto una blanca ventana por donde escape al vuelo lo que quieran mis palabras.

15 julio 2012

LOS TRILEROS

los trileros
Tan cierto que uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios, como que el arte del buen gobierno reside en que las palabras, las justas. Luego, por otra parte, están las propias de una campaña electoral que debido a su cuantía, pues el teatro va por barrios, se pueden resumir en la famosa cita de un líder político que no hizo más que con ella cerrar el debate: “las promesas electorales son para no cumplirlas”.
Que no es lo mismo predicar que dar trigo, de todos es sabido, pero la diferencia en su significado y por el momento en que se cita, entre, que “estamos en la Champion League y la banca española goza de una muy buena salud económica” de hace pocos años, y la de estos últimos días de que “España no tiene capacidad para elegir”, es tan abismal, como cierto que la primera fue la causa y la segunda el efecto. Y mal que pese a muchos, sólo saldremos “de esta” con la ayuda de Europa y de Angela Merkel.
Con seguridad, la razón esencial del efecto reside que el momento en el que “gozábamos de la competición europea”, las demás naciones de nuestro entorno se dedicaban a hacer los deberes, y al ser nosotros los únicos que participábamos en el juego del balompié –basta recordar la faceta de “lobo solitario” de Rodríguez Zapatero en las cumbres europeas, quien como receta y para resolver una crisis que él había negado, y reconociéndola a buenas horas, mangas verdes, sugirió lo del motor eléctrico ante el espasmo de los presentes – el ser “campeón” iba de fácil.
¿Por ello presumía de nuestra fortaleza económica?
¡Ver para creer! Aunque no hay más ciego que quien no quiera ver. Cierto es.
Claro, más dedicados a la práctica de la tantas veces manifestada solidaridad, su tiempo lo emplean en defensa del sector más seguro del Estado Español, el de los funcionarios, inexistente en la listas del SERVEF, mientras que se olvidan en sus cartelas de los más de cinco millones de parados, quienes, por cierto, no han aparecido bajo la superficie de un bosque en forma de setas y tras unas semanas de lluvia.
¡Ah la solidaridad! ¡Qué bien juegan sus cartas!
Puro juego de trileros.

08 julio 2012

CAPRICHOS DE LA VIDA

caprichos de la vida

Con mis diecisiete años recién cumplidos, el pasear por las tardes en aquel parque en la ribera del río, cubierto en su longitud por las cómplices ramas de los sauces llorones, era como sentirme más mayor.

Y ciertamente lo era porque iba junto a Lolita, unos meses más joven y de quien me sentía profundamente enamorado. Mi mayor orgullo no era otro que el verme correspondido. Pese a ello y en nuestro mutuo recato, ni siquiera nos habíamos cogido de la mano; un beso, nunca la besé. Sabíamos de nuestro embelesamiento por la manera en que sus ojos se fijaban en mí, que no era otra que la misma con que yo la miraba.

A Lolita le gustaba pasear conmigo, y más por la protección de aquellos sauces a los que teníamos envidia porque siempre estaban abrazados uno a otro en celoso amorío. Al menos, así lo comentábamos en juvenil picardía.

Una tarde cambió nuestras cortas vidas, pues de forma inesperada vi en sus ojos un semblante de horror. El motivo, su madre, que apareció de repente cuando íbamos perdidos en aquel bosque de complacencia.

-¡A casa! Y qué no se entere tu padre, menudo disgusto le ibas a dar – Y cogiéndola del brazo se la llevó tras ella. Y dejé de verla.

Un par de años después conocí a quién hoy es mi esposa. Una mujer de bandera, guapa como ella sola.

Pasaron muchos años, y ya tenía un hijo mayor cuando casualmente me encontré con Lolita en uno más de los caprichos de la vida. Fui requerido por mis servicios técnicos a una casa particular, cuando al abrir la puerta aparecieron aquellos ojos cuya mirada no había olvidado. Nuestro mutuo aturdimiento retrocedió a un deleite bajo aquellos sauces de nuestra juventud.

Tuvieron que pasar otros cuantos años para que un mediodía volviéramos a cruzar nuestras miradas en la plaza central, donde no había sauces, pero si un banco bajo unos plataneros donde ya no había que escondernos, pero nuestros ojos hablaban de las mismas cosas.

Tiempo de después me enteré que el esposo de Lolita había fallecido.

Han vuelto a pasar ocho años. Me encuentro en casa, con mi esposa que se encuentra mal. Cosa de los años. También está mi hijo que ha venido a vernos.

De repente suena el teléfono. Ya tengo demasiados años y su voz no la conozco, sólo su fresca mirada. Ignoro cómo ha dado con mi teléfono, pero no me atrevo a hablar, no estoy solo en casa.

Me gustaría quedar con ella, pero no sé cómo hacerlo. Soy tan feliz. Me siento tan joven. Necesito contarlo.

06 julio 2012

LA HONORABILIDAD DE LA JUSTICIA ESPAÑOLA

LA HONORABILIDAD DE LA JUSTICIA ESPAÑOLA

Uno, a quien le cuesta mucho creer en la honorabilidad y eficacia de la justicia española, ve ratificada su postura, cuando observa que han sido necesarios cinco largos años para juzgar un falso empadronamiento, cuando en poco más de siete días se hubiese podido comprobar el hecho que se denuncia. Una simple llamada al eficaz cuerpo de la guardia civil basta para ello.

Demos un mes para su tramitación judicial, más otra semana para comunicar su resultado. Y en poco menos de sesenta días se puede emitir un fallo judicial sin temor a un fallo en su sentencia.

Decía la Católica Reina Isabel -una adelantada a su tiempo que ante una sociedad de hombres supo ponerlos en vereda tal y como quisieran quienes en la actualidad luchan por una “sociedad de la igualdad”- que para que la justicia sea eficaz, sus fallos deberían ser rápidos. De esta forma, decía, el culpable le tendría temor (el que no se tiene en la actualidad) y la víctima (que se encuentra indefensa) se vería protegida por su rapidez en la ejecución. El que sea lenta facilita a quien está dispuesto a saltársela a la torera, como es el caso de la exvicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega, que con una justicia eficaz, su acta de disputado le hubiera sido denegada por su manifiesta ilegalidad, en una usurpación tan clara como rápida en su veraz conocimiento.

Se puede entender que ante un caso judicial, en el que el acusado sea una persona física o jurídica con implicación en varias empresas y al mismo tiempo con múltiples ilegalidades, su verificación tenga que ser lenta y exhaustiva, clara y concisa, y tarde por ello meses, incluso algún año para celebrar su juicio; pero cuando es cosa de dos, es decir, habas contadas, y su conclusión pueda efectuarse como en blanco y en botella, su tardanza de cinco años, huele tan mal, que si no se duda de la honorabilidad judicial, es porque la congestión nasal que sufre el sommelier, le impide distinguir a un vino valenciano de la brisa marina ante un mar picado y salpicado por el salitre, poco tiempo después de haber sufrido por los implantes dentales de todo su maxilar inferior.

Por otra parte, el que la Justicia sea lenta, lentísima, sólo sirve para los juicios paralelos de la opinión pública, tan interesados siempre, y en especial cuando son incitados por la clase política. Patraña a que en los últimos años se dedican con la más desvergonzada actitud, en lugar de dedicarse a la cosa pública que es para lo que cobran.

02 julio 2012

TÉNGANLO CLARO

tenganlo claro
Dicen, y así debe serlo, que cuando el hombre está sobre el planeta tierra, la velocidad a que éste navega es de treinta kms por segundo. Increíble, algo sorprendente, cuando en realidad no tiene, no tenemos, esa sensación. Sólo se percibe aquella que conseguimos a través de un caminar bien sea lento, bien lo sea a paso rápido.
Son varias las fuerzas interplanetarias al cobijo del universo las que consiguen que esa velocidad no nos sea perceptible, las que consiguen darnos la necesaria seguridad y que gracias a ellas caminemos seguros, libres de cualquier influjo que nos angustie, por lo que podemos movernos a nuestro libre albedrío, sabiendo dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.
Pero no siempre es así, porque cuando las fuerzas se dirigen hacia nuestras mentes de arriba abajo, dueñas de su poder, nos aplastan, nos producen zozobras, nos desnortan y logran que no sepamos ni de dónde venimos, ni hacia qué lugar vamos. Caminamos hacia nuestra destrucción, confiados en quienes nos dirigen.
Salvo cuando las fuerzas tienen su sentido contrario, de abajo a arriba, que entonces es cuando sabemos lo que somos, lo que queremos y lo que nos produce una felicidad con momentos inolvidables que perdurarán en el tiempo. Sin dudas, sin matices. Instantes impagables, sí, pero en ellos consiste la felicidad. Pues nunca lo es perdurable.
Esto se ve de forma clara y rotunda en los momentos más estelares del deporte rey, dicho sea en su acepción más popular, porque nunca escuché del deporte republicano, pues éste tenía otras connotaciones y se libraba en otras canchas. Indudablemente, no existía la Corte, pero sí la “confección”. (Chiste malo, quizá, pero de matiz incuestionable).
España vibra de abajo a arriba porque tiene un sentimiento nacido en el corazón.
Qué su equipo nacional haya logrado metas inimaginables hace diez años y, sin embargo, lo vea ayer domingo en lo más alto del podio, con laureles de oro y una vez tras otra, le llena de alegría, de sana alegría. Y la exterioriza en idéntica forma, como en anteriores ocasiones, incluso para los menos futboleros, quienes, a la sazón, la comparten en mayor o menor grado, aunque lo disimulen.
Sin embargo, cuando la fuerza es de arriba abajo, dominando al caminante, lo que les decía, “nos desnortan y logran que no sepamos ni de dónde venimos, ni hacia qué lugar vamos”: es decir, nos manipulan, nos hacen infelices, nos producen hastío.
El que cada dos años, al menos, lo tengamos claro, siempre es y será gratificante.
Ténganlo claro.