Si das una vueltecita por mi Blog, espero sea de tu agrado.

29 noviembre 2008

A CUATRO MANOS

-si si, flotar... es lo mejor

- flotar o libar?

- ah!!! flotar libando es lo mejor !!!

-eso, eso

- de flor en flor

-sin que los chanchos también vuelen

- y con los zorondollos al viento

- y las feróbulas rondando

- inhiestos lo estropujos

- mientras ella le amelama el ectopusio

- y las eteiras entrando por las ventanas

- o ventea la clofinanda

- y los glocosomas rechinando en los perpoloreos de su plaxon

- mejor que las afanoidas ciclopeen por los argácnidos que polulan por los ciclomatos aventados de salipondios

- y que no se entremezcleptoreen los inconclupsios

- ni que se estropicien los pinaculandos estropiciados por unos aventroides que sucioniponan los polardos

- así es mi extrenco; cuenta la liperlúpula que los estropicicados encorjorean sus encractaciones

- y narra la paniforma que obserfando los misonfrotos de las asperigias olaginosas en una noctámbula luniforme de septrional hemispárico borealino

- concurretaban las inmisinsomres a estremular sus albaresures

- y tres mangorfos magiconiformes coleteando una estreniforme borealdina lueciendosa llegaron a un panal de rica miel

- mielosa y conjundente

- astreniente y cañondante capitanisonda o sargenmíndica o soldapinosa cuartelera, ¡qué más da!

- náculas de la nose, náculas... siencrecientes náculas

-sapiences de los alumbráculos que ilumicanean por las avernaculas cenaguitosas donde farfullan las mandragosirdas antes de dar a luz?

- no he invernaculado en ellos, pero sospechuzeadamente creo haberlos visto pasarundear

- a mi me alertarefaron de su presenfqando cuando una avellicanda me lamistrofo las orejerdasalinosas recien salido de la ducha?

- pero hubiese cerrado la ducha hermano!!!!

- afora estoy muy intrigando necesitanfondo acudir a un diccionarifondo para ver que me has dichipondo porque no me enterindo de nada ¡¡¡

- ni lo pretenduzcas con las incoluminadas altraletras

- osas faradudar de mis fardatitudes ?

- si de fardatitudes hablamos, sería correspondunten fraternizarum

- fraternicemos herminios que el caminisostro iluminicondio que no esperantiza puede ser interminitentemente fecurundoso

- fecurundosum ha de serum si las incompletruses y los irregulicularis son debericularmete resperecutados

- por misenda solo navetonda la más respetisonda y gratalisois de una agratabilis conversacinonda purafinte conceptual

- lo del purafinti es tan aconcorde, tan deleuzianararamenete

- tan deliciosavanda, tan frescolandia conversanda llena mi orguñindo de un sabor dulciplente y provocarador

- me ha de guelto a mis hemistraferios cortaZar y anos, cap 68,

- una reconclusa de los alboreales estreptores del lenguaje

- de rafuelas y magastondas arracimiladas en las ramastras de los laurefes perfumidos de sándalios y mitropos

- de imperatovius y de mielanzas, de la venusitaria conspicuritación de la cintaxias

- me enfanta este ensallo langeriginoso tuneados por uno dediformes artitrosicos que acarminian las teclas de mi meplado

- como le explicativa que piquitiñiteros arribarban a este plenipopsio del la lenglualungalarga

- ?

- sin tac tica, y táctil

- es muy pácil, estrojando los perillofordos alumbricados por un fanal de aceitosa malindre producto de una urdimbre impardible de entendio

- porque no dejas el hebreo y me hablas en hebreo?

- asi lo han recoluntado, y abrujo mi estiporea cabezera

- perdonicio en arameo

- permitisiome una gripe carcaja jajajaajaj

- pera

- manzana

- listópopulis

- encantando fues

- nujes, vecinepura, solidarialamos

- estubapes en sontactus perceptum de lengualaris

- no te farea tan desmermelada constriñacion producticia por una meslanconza de nefesuria mistración?

- jamaleres

- ecrucipta ud.?

- esperipondia pues a que me desletree de tanta melindrosa juriconstulsticia y discilente evocaxición llena de ternera y sarmiente dulzura

- perifélicamente comprensuro

- pura capacitanda de síntesis

- si seór

- Los faraones no saben lo que se perdieron

- a la sin tesis la pre vienen la observación y la a tesis

- la constipación

- no me preocupan tanto los faraones como los terraqueos operantes

- muy buena la de la constipación!!! brindo por usted !!!

- a mi más las ninfas virtuales adicta al medionet indescuberto

- ah! si de ninfas hablamos, traiga nenúfares... que son más míticos y bellos

- fracias por tu grandilocuencia y generosidanda que me ha pasibilitado unos de los fatos mas perifollados de mi larga vida conventual

- nada de fracias... que desmeyyo

- pero estaría guenaizo saber quién sois, no perder contacto letral

- ni demeyas ni minuslovaras dado tu masivondio grado de locuacidad y diáfana entendedura

- entendederas las que van en alpargatas

- haste un lado, vete... correte del teclatecla, y deja que el hombre diga si puede o no no perder contacto

-soy un vulgar tecleador de fistorias y imaginosos correletivos que no oferteniza la silfide vida que nos oblipondia a suprir

- chungo a la una, churri a las dos, chimcha a las 9

- chungo...churri...chimcha...

- ¿dicha o desdicha?

- desdich.net

24 noviembre 2008

CALLEJÓN SIN SALIDA

“Haberlos, haylos”, como las brujas. Situado en el túnel de mi vida, buscando una salida hacia alguna parte, parece que no la encuentro. El suelo es de asfalto -mi pasado- ¡para qué buscar sus raíces! Vano intento.

¿Sus paredes? Están húmedas, negruzcas, muertas de vida en la desazón de mi silencio. Camino, busco, pero ni una tenue brizna de aire -mi futuro- alivia de forma grata mi rostro. Los SOS son puntos rojos inservibles. No funcionan. Ando por un arcén y me paso al otro. En el zigzag, me doy cuenta del peligro de quienes hacia mí vienen ignorantes de mi presencia.

Insisto, busco la luz, pero no la encuentro, debe de estar lejos; es el momento en el que me acerco al final imaginario (eso al menos creo) el instante que desde la oscuridad percibo su sordidez, su orgullo. Ahí sigo, sin saber si continuar en mi desamparo, o luchar hasta el encuentro de una señal que me ayude: empeño al que me decido.

Añoro las noches cerradas de libertad que me permitían aspirar profundo, gozar de suaves aromas, extasiarme en sus placeres. Pero me doy cuenta de la ausencia de aquellas estrellas errantes, generosas en su dulce lluvia, que me daba vida y brío al humedecer la juventud de mis cabellos.

Es, sin embargo, la misma lluvia que ahora llega a mí, pero filtrada a través de la tierra dura, prensada, que forma el caparazón que me encierra. Son como gotas de barro que ensucian mis ojos. Es como si buscara sonidos que alivien mis sentidos, mas sólo me llega el eco de lo inútil. Más bien es, como un “zumba zumba” que me golpea, que me acosa, pero que nada deja, porque, en su inconsciencia, pasa de largo alejándose de mi piel.

Es cuando te encuentras solo, sin brazos a los que sujetarte. Es entonces cuando utilizas lo único de que dispones, la imaginación que, blandiéndola, vence a las tinieblas.

Ya estás fuera del túnel, enfilas el ribazo, ya todo es diferente, y gozas el instante. Sientes la brisa, el airecillo, y te dices: ahora sí, ahora es cuando sé de mi camino. Bajo mis pies sólo quedan las hojas muertas del otoño. Y sobre mi cabeza, fijándome en lo alto, un anhelo: el fogonazo de una ilusión, sendero arriba, que me regale aromas de sándalo, de hinojo, de menta y de laurel.

20 noviembre 2008

SUS DEMONIOS

La jovencita de pelos largos, labios apretados, ojos escrutadores y sonrisa fingida, de vuelta a su casa, descubrió sin el mínimo interés que su madre había olvidado el móvil en el banco de la cocina: la música de Greese y su ritmo pegadizo hizo que lo acercara a su oreja, no sin antes echarse atrás un mechón de sus cabellos, aunque igual hubiera preferido dejar aquellas cortinas cerradas.

-Hola, Joana, llamo porque tu madre ignora dónde ha dejado el móvil y tiene el temor de haberlo perdido; ya sabes, siempre con sus despistes. Cree que lo mismo se lo ha dejado en casa y para comprobarlo te estoy llamando. Bueno, creo que te ha dejado algo en la nevera, cena y no nos esperes, pues llegaremos tarde. Un beso y acuéstate pronto, y nada de portátil, que luego me entero.

Joana dejó el móvil sobre el banco, no sin antes desconectarlo pese a lo mucho que le gustaba el timbre de su llamada. Sólo eso.

Nada podía alegrarla más que el verse sola en casa, con varias horas por delante, sin importarle un pepino lo que le había dicho su padre. No era la primera vez de hechos semejantes. Cinco minutos después estaba delante de la pequeña pantalla, sentada en su cama a la busca de juegos online en el Google buscador. Al poco, y gracias a su pericia, estaba inmersa en un juego descubierto en ese instante cuyo único objeto era apoderarse de pequeños muñecos que salían por todas las partes de la pantalla, cada uno de color diferente, pero, casualmente, idénticos al que tantas noches le acompañara desde su más tierna infancia: uno con forma de estrella, sin cabellos de los que adornarse, pero de boca mimosa, ojos alegres y sonrisa abierta, que a pesar del cariño que por él siempre tuvo, lo tenía abandonado en el desván. Como si lo arrojara a un pozo profundo sin la intención de recuperarlo. Su lugar, lo habían reemplazado los diversos juegos, regalos de su madre, y que con el beneplácito de ésta se entretenía Joana sin la necesidad de hablar con nadie.

El contador del juego avanzaba a gran velocidad y los muñecos, tal y como salían de la pantalla eran devorados insistentemente por una boca hambrienta dirigida por las yemas de sus dedos, tan insaciables como hábiles. Dominada la situación en aquel foco de luz, aquella especie de caza moscas salía de su contorno, y como la ratita que se refleja desde un espejo, corría veloz por las paredes de la habitación buscando sus fiascos ocultos en los rincones de su alcoba, aquellos en donde tantas veces había alojado sus frustraciones. En su recorrido voraz, a la intención de acabar con ellos se le unía el deseo de que aumentaran su número, mientras que con su arma de la consciencia luchaba sobre su inconsciencia camino al triunfo final.

Más que victoria eran deseos, y más que deseos, demonios huérfanos de respuestas.

(“Sus demonios” es un relato que ha participado en el 39º Proyecto Anthology. Tema: Videojuegos)

16 noviembre 2008

DE ESPALDAS AL GUIÓN

Iñaqui Arteta, director de cine, con su película “El infierno vasco”, ha llevado a la pantalla el testimonio de unos personajes representativos de la sociedad en que viven; o en la que vivían: ese trozo entrañable de una parte de España y que hoy es considerado como el de un infierno para los que en él pasan sus días. Por razones de todos conocidas, muchos vascos han tenido que refugiarse fuera de su tierra, renunciado a un pasado del que se han visto obligados alejarse, acomodándolo en sus mochilas rumbo a otra parte.

Otros, aún peor; con la pena compungida de haber perdido seres queridos, unas vidas segadas por una pandilla de miserables que, a la postre, son vitoreados por el sector más detestable de un pueblo que tiene de vascos lo mismo que de españoles: nada. Por sus obras los conoceréis, dice la cita bíblica. Y de sobra son conocidas sus tropelías por todos aquellos que tienen algo de decoro.

Iñaqui Arteta, nos deja pues, el testimonio de unas vidas mutiladas que claman por su desamparo, como el de aquellos que denuncian las vejaciones a que son sometidos por sus vecinos, alentadas por un lendakari que, a lo suyo, mira hacia otra parte. Sólo los que alientan el tiro a la nuca y la extorsión campan por sus anchas, dueños de las calles de las que se creen amos y señores.

Mientras tanto, Iñaki Arteta se lamenta de la respuesta negativa que le han dado la treintena de actores de primera fila a la oferta de prestar su voz a la película; lo que retrata a este clan, no sólo como personas, sino que elimina también en ellos todo rasgo de buena voluntad, por decirlo suavemente.

Son los mismos que no dudan en lanzar soflamas incendiarias cuando se trata de denunciar hechos no probados, cuando ejercen su despreciable sectarismo, cuya interpretación alcanza el mayor grado de perfección, cuando con sus sonrisas y vítores perfumados de glamor, tratan de ocultar su mezquina actitud, la de ser portadores de sus estómagos agradecidos prestos a la subvención, y siempre al pie del cañón para las veces se les requiera en aras del enfrentamiento.

¿Dar ellos su voz en un largometraje que denuncia el terrorismo y muestra el dolor de los que sufren sus consecuencias? ¿Será porque no lo exige el “guión”?

Sin embargo, son los mismos que en los años del destape, los del despendolo, sí que lo hacían de forma generosa, y que por lo visto, aún siguen dispuestos a las exigencias del mismo. Pero en este caso, de la procedencia del guión, todos conocemos.

11 noviembre 2008

LA REINA, MUY DE CERCA

Al hablar en caliente se corre el peligro de convertir al hábito en un craso error. Es cuando hierve la sangre, sus brumos se expanden, se hinchan las arterias y el despropósito sale forzado al exterior, desde el fondo oscuro del atolondramiento, o de lo más hondo de la miseria humana. Corresponde pues, a cuando lo que se dice se hace a la ligera, o cuando se habla con la intención de hacer daño, sobre todo a las personas de las que nada se sabe, ignorando o silenciando sus méritos y buen hacer de gran dama, como es el caso.

Pasado el alboroto de los de siempre, el de los que ante cualquier circunstancia a la que puedan hincar su hediondo diente repleto de pus lo hacen sin demora, no sólo les queda la satisfacción biliosa escondida en su vientre, sino que están al acecho de una nueva dentellada que les haga engordar sus miserias.

De nada sirve que una persona respete toda orientación sexual sin que nadie pueda acusarla del más mínimo menosprecio hacia aquellos cuyo brazo de la balanza se ladea con mayor fuerza hacia uno de sus lados, cualquiera que sea, venciendo de forma clara esa doble inclinación que todos llevamos dentro, en mayor o en menor grado, y que será el que decida la condición sexual de cada persona. Sea desde su nacimiento o por las circunstancias de la vida, porque el derecho a escoger el camino de cada uno se inicia justo a partir del momento de poner los pies en la tierra, una vez se hace innecesario el bastón que nos protege de la gravedad. Camino que cada uno aprende a superar venciendo sus vallados, o eligiendo el de los atajos.

Y nada hace suponer que Doña Sofía, nuestra Reina, Reina de todos -porque ella así se ha ofrecido, sin que nadie pueda acusarla de lo contrario- sea irrespetuosa con el homosexual, sin que lo desdiga su opinión contraria de que el legitimo derecho a la unión de dos personas del mismo sexo, tenga que reconocerse como matrimonio, cuando, opiniones aparte, ello no lo es.

Es, no obstante, una unión legitima y puede y debe denominarse de cualquier forma menos de la que no le corresponde, sea aquella producida por lo civil o por la libre decisión de vivir juntos sin ningún tipo de lazo contractual. ¿Acaso la imaginación se ve anulada para encontrar la palabra adecuada? Algo de esto debe de ser.

Ser dueño de uno mismo, sin dejarse influir por los del recurso tan fácil como miserable, es la mejor receta para llamar al pan, pan, y al vino, vino. Sin embargo, la explosión manipuladora de lo políticamente correcto que nos atosiga, deja poco margen para ello.

Que una gran dama sea puesta en entredicho por una charanga de tamborileros del tres al cuarto, sólo lleva a estos al ridículo de sus bravatas, aliviados, eso sí, porque con su intención de hacer daño, incluso se convencen de haberlo logrado: tal es la simpleza que les inunda.

Nada de prisas pues en los exabruptos, que lo caliente escalda, a pesar del placer que les procura a los masoquistas que tanto abundan.

08 noviembre 2008

VOCACIÓN


Como lo habían sido su abuelo y su padre, Ismael es el sepulturero de Torrezno, un pueblo serrano cabeza de partido, situado en lo alto a pie de un peñasco, a cuya espalda y tras recorrer un angosto camino por muy pocos metros, se halla el Cementerio, lugar donde él y su familia residen.

Casado con Cesárea han tenido dos hijos varones que llegada su mayoría de edad han abandonado el pueblo. No iba en ellos seguir con la profesión de su padre y mucho menos vivir en aquella casa, vivienda en la que vinieron al mundo, pero que supuso para los dos una juventud llena de miedos.

Sin embargo, Ismael, no sólo es feliz con su profesión, sino también con su casa, en la que todas las noches, antes de acostarse, sale a pasear por el interior del Campo Santo sabiendo de todos los que allí reposan sus cuerpos. Algunos por haberlos enterrado él mismo y otros, los más antiguos, porque sabe de sus historias, muchas veces oídas, tanto de las bocas de su padre como de la de su abuelo, quienes también allí juntos descansan.

Para Ismael todos los días del año significan lo mismo, menos el “el día de las almas”, el día del año que encuentra más especial, como también lo había sido para sus predecesores directos. Llegada la noche de ese día, como en todos los años, y justo cuando oye las doce campanadas que llegan de torre de la Iglesia, abre el nicho y durante un buen rato mira atento en su interior recomponiendo lo mejor que puede todos los despojos con el mayor de sus cuidados. Y tras sellar el mármol, vuelve a su casa, no sin antes lanzar saludos a lo largo de todo el trecho, a todos los conocidos que encuentra a su paso.

-Qué tal están- le dice Cesárea que le espera sentada y leyendo un libro.

-Bien, muy bien, me han dicho que hasta el año que viene, y que te mande recuerdos.


(“Vocación” es un relato que ha participado en el Proyecto Anthology especial. Tema: Halloween, el Día de los Difuntos)

05 noviembre 2008

¿CHURRAS O MERINAS?

Bueno, no es lo mismo, pero al menos, cuando nos referimos a ello, sí sabemos de lo que estamos hablando: bien en el caso de prestar nuestra atención al hombre público, o en los casos en que lo hacemos -ignórese la causa- sobre la mujer pública, que aunque el calificativo que se les aplica define lo mismo, ignoramos cual es la circunstancia que lleva a la semántica a jugar con los sintagmas con la misma ligereza que un niño chatea por internet.

Por eso no es de extrañar, que cuando nos referimos a que un hombre público se encuentra con una mujer pública, no nos viene a la mente ninguna reunión de trabajo tratando de llegar a algún acuerdo para que el deseado trasvase de un rio a otro sea una acción solidaria en beneficio de la zona seca, sino que pensamos, más bien, que el hombre político, aprovechando uno de sus desplazamientos a la capital de la corte (pongamos por ejemplo) no es que trate de llevársela al rio para ver su caudal, sino más bien dirigirse a la habitación de su hotel con la torda de turno, o sea, con la mujer pública.

Son la cosas de la política que en estos días nos interesa más que nunca por culpa de la dichosa desaceleración, que por los visto toda la culpa es de los americanos, mejor dicho de Busch, el hacedor de guerras, duelos y quebrantos y que por lo visto y por sus torpezas, nos arruina a todos. A ver quién es el guapo que ose opinar lo contrario y tenga la desfachatez de enfrentarse a los políticamente correctos, quienes verán aumentadas sus razones cuan vean que un posible Plan Marshall nos vuelva a pasar de largo.

Eso sí, la esperanza es lo último que se pierde y en esta noche electoral americana, y ya Busch fuera de la Casa Blanca, en la que dicen las encuestas habrá un nuevo inquilino, cuyas ideas, como todos sabemos, serán de otro color, la posibilidad de que la desaceleración toque fondo y nuevos “formulas uno” se hagan dueños de los circuitos económicos, hará que recuperemos los ánimos, bajen los parados, suban los sueldos, se acelere el consumo, se frenen las hipotecas, suba la bolsa, baje el IPC, se incrementen las pensiones, nos den otra vez 400 euros (bueno, a algunos) y que el cuerno de la abundancia lance su tururú con los sones deseados de cualquier marcha triunfal.

América que nos pilla tan lejos, con esto del Internet parece que sea nuestra vecina de al lado, de la que parece ser sabemos todo, aunque la verdad sea dicha, sólo lo que nos cuenta, que como es natural, será lo que le convenga.

A mí, particularmente, eso de que los demócratas y los republicanos estén enfrentados, no alcanzo a comprenderlo. O sea, si eres demócrata no eres republicano, o al revés, si eres republicano no eres demócrata. Che, un lio. Con tantos hombres públicos, mujeres públicas, republicanos y demócratas, cada uno por su lado y todos haciéndose la puñeta, cada vez lo entiendo menos.

Lo importante es que la suerte ya está echada y a altas horas de la noche se sabrá el resultado electoral. Yo ahora me voy a dormir, que mañana será otro día y habrá que empezar a engalanar las calles a la espera de la ayuda deseada. Buenas noches.


01 noviembre 2008

TENÍA QUE DEJARLE MARCHAR

Desde el punto en el que nace la creencia de que la vida puede ser maravillosa hasta el del temor de que nos puede representar en un breve instante el más dramático de los sucesos, existe un extraño trecho llenos de curvas de escasa visibilidad en cuyo punto medio, el de la virtud -como suele decirse en los casos enfrentados- presenta el aspecto de la carnavalesca máscara veneciana, la que se muestra gentil de cara pero de revés trágico: el de la maleza de sus cabellos, donde a veces se esconde la mayor de las tragedias.

Las carreteras, que en su utilidad sirven para unir a los pueblos, lo hacen a veces por terrenos sinuosos de secos barrancos utilizando torrenteras no aptas para su principal cometido. Como es el caso sucedido entre dos pueblos cercanos, un pequeño, muy pequeño, y el otro en continua expansión empujado por un turismo hambriento de playas famosas que lo hace crecer, donde la existencia de un trecho que les une hace que puedan estar unidos.

De corto recorrido, su tránsito no es importante, por lo que es un camino resuelto al olvido, salvo en los casos que suceda algo como en este caso terrible. Ese extremo que nos ofrece la vida que, aunque escondido, aparece hartas veces.

Y en él me la imagino aupando a sus dos hijos a un lugar seguro donde las aguas no segaran sus vidas, la que también ella necesitaba para salvarlos de la muerte.

Todo sucedió muy rápido, como siempre suelen suceder estas cosas. El agua, de repente, surgió y se hizo dueña del habitáculo donde iban la madre de veintiocho años con sus tres hijos, el pequeño de pocos meses, sentado en su sillita y los dos mayores de seis y ochos a los que a ambos sí pudo sacar del coche. Y tuvo que tomar una decisión cuando vio peligrar sus vidas fuera de la ratonera, las de los dos mayores que se los llevaban las aguas como también a ella. Todo sucedió fugazmente: cuando vio el coche inundado y sin nada que hacer por la vida del bebé que en su interior permanecía ignorante de lo que allí sucedía.

-Aún pude despedirme de él, y decirle que me sabía muy mal, pero que tenía que dejarle marchar entre las aguas. El agua nos quería llevar a los tres, aunque pudimos salvarnos –nos dice la madre cuando narra los hechos, llorosa y compungida.

Despedida a su niño que nunca olvidará, rota como roto ha quedado el camino por donde iban en su coche, lugar por el que cada vez que pase será el del recuerdo de una despedida a la que se vio obligada en aquel instante.

Sin embargo, el consuelo de haber salvado la vida de sus otros dos hijos, contribuirá a su fortaleza, la que por desgracia nunca será el punto medio donde reside la virtud, flanqueado éste por lo terrible que nos depara la vida a veces y lo maravillosa que nos resulta en otras. En este caso, el punto medio, que no el de la virtud pero sí el de la desventura, será el existente.

(“Tenía que dejarle marchar” es un relato que ha participado en el 38º Proyecto Anthology. Tema: Despedida)