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31 agosto 2011

REFERÉNDUM NACIONAL

referendum nacional

Confieso que mis conocimientos sobre los vaivenes de la economía están por debajo de la media española, dejando de lado, por supuesto, tanto los que consiguieron su licenciatura en este menester, o lograron empaparse de sus entresijos a base de seminarios y “masters” de todo cuño. Ni siquiera he tenido la suerte de recibir un curso acelerado de “economía” durante quince días, tal y como tuvo ocasión de disfrutar ZP para su labor de Jefe de Gobierno.

No voy pues a criticar el acuerdo alcanzado entre los partidos mayoritarios en las Cortes Españolas para modificar el articulo 135 de nuestra Constitución que obliga a las pautas de estabilidad presupuestaria, limitando la capacidad de endeudamiento de las instituciones públicas, toda vez que, dada la actual situación de deterioro económico, parece que suene bien tal medida, y por lo tanto y que por la misma vía, podría volver a modificarse cuando la ocasión lo aconseje en la forma que convenga.

Lo que me produce perplejidad es que los que exigen la celebración de un referéndum nacional para modificar este articulado de la Carta Magna, sean los mismos que no lo consideraron necesario cuando ha estado en juego la más vieja nación de Europa, refrendada constitucionalmente en los ya casi últimos doscientos años. Desde 1812, cuando “la pepa” -la primera Constitución española que marcó su pauta no sólo en Europa sino en también en ultramar- todos los periodos constituyentes dieron el fruto “en la madre de todas las leyes” de una convicción explicita de la Nación Española cuya soberanía siempre recayó, como recae en la actualidad, en el total de los ciudadanos que la forman.

Jamás se cuestionó nuestra existencia como Nación en la totalidad de la piel de toro a excepción de aquel octubre de 1934, cuando al amparo de un “golpe de estado” se proclamó el “estat catalá”, cortando de raíz y en muy pocas horas por el gobierno republicano, lo que sólo estaba llamado al fracaso.

Es desvergonzado que se exija un referéndum en la actual situación económica para modificar leyes que regulan el gasto, mientras que cuando hubo ocasión de mayor alcance, se le consideró innecesario estando en juego nuestra soberanía, que es la de todos.

Y no sólo de una manada inculta y montaraz, manipulada y aborregada que transforma su ignorancia en un falso credo que les atenaza, camino a ninguna parte.

Causa indignación ver que las centrales sindicales, dóciles, calladas y serviles en los últimos cuatro años, anuncien convocatorias de rechazo en esta ocasión. Quizá, la única razón sea la de calentar motores ante un previsible cambio gubernamental tras el próximo 20-N que con seguridad les hará estar más “activos”.

Como irritación es lo que produce, a la par que indecencia por parte de la actual Ministra de Defensa, Carme Chacón, escuchar su exigencia de un referéndum, cuando lo obvió despreciando al ciudadano español, el único dueño de la soberanía nacional, cuando ésta se puso en juego por los trileros que todos conocemos.

26 agosto 2011

EL PARADOR DE GREDOS

(Del 21 al 25 de Agosto)

La fortaleza del granito y su abundancia, da vida y sentido tanto a Ávila, la ciudad amurallada, como a gran parte de toda la zona. Surgido de sus tierras, su robustez imperecedera se extiende a través de sus campos, y su vestigio se muestra en múltiples representaciones a lo largo del paisaje. Muchas de ellas, forman caprichosas estampas como fruto de la imaginación del viajero, tanto en cuanto han vencido el paso del tiempo dando ocasión a singulares leyendas. En su fascinante diversidad, pincelan el horizonte por su continuo hacinamiento, pero sin menoscabo de la belleza; tanto en las suaves laderas, como en las más agrestes o en las más empinadas, que por todas partes se encuentran.

La Sierra de Gredos es una suma de valles cubiertos por una bóveda de aire limpio sobre una alfombra de verde bosque por el que se abren senderos de largo y apacible caminar, pero que cuando son abruptos hacia sus cumbres, maravillan con las vistosidad de un paisaje que la vista del caminante se pierde en el infinito. En su interior, se adivina su rica fauna en la que predomina la cabra montés, típica de Gredos en sus parajes más escabrosos, de elegantes cornamentas que para el curioso interesado visten las paredes de nuestro lugar de hospedaje.

El Parador de Gredos es de puro granito y su confortable estar, sito en el corazón de la sierra, contribuye a disfrutar del mejor provecho a quienes allí acuden en busca de la paz y sosiego necesarios para desconectar de la rutina acumulada.

Histórico Parador el de Gredos, el primero de la “Red de Paradores” desde 1928 y en el que en su “Sala de los Ponentes” se elaboró la actual Constitución Española de 1978. Y lo fue fruto de un consenso (al igual que la de 1876) que debiera perdurar con la fuerza del granito que la vio nacer para fortuna de todos los que en ella confían.

La fortaleza del granito pues, como en tantas otras monumentales representaciones fruto de la mano de hombre, se observa durante el ascenso del Puerto del Pico testimoniada en su calzada romana, intacta a través de los siglos y paralela a la carretera nacional en su recorrido. Se encuentra en el camino desde el Parador a Arenas de San Pedro, lugar donde disfrutar del Castillo de Don Álvaro de Luna, valido de Juan II de Castilla, con su Torre del Homenaje y el Adarve de la Muralla, o del peatonal puente romano; así como del Santuario de San Pedro de Alcántara, antiguo convento donde yacen los restos de quien fuera asceta y confesor de Santa Teresa de Jesús: la piadosa mujer cuya dedicación espiritual tuvo la fortaleza del granito cual fruto de su tierra que la vio nacer y que marcó la impronta en su vida mística, tanto en cuanto cinceló su fe inquebrantable.

La Sierra de Gredos es un lugar de descanso en el que hemos querido confiar durante unos pocos días, a lo que ha contribuido con gran eficacia la terraza del Parador, enfrentada bajo sus columnas de granito al bosque de altos pinos que arranca a escasos metros y cuyos esbeltos troncos crean auténticos obeliscos en imaginaria prolongación desde la galería de pórticos donde descansamos.

Su disfrute es asegurado; igual en las horas de radiante sol pero de suave clima, que cuando los nubarrones lo ocultan dispuestos a descargar por un instante copiosas cortinas de agua, al tiempo que nos invitan al deleite de un bucólico aroma expelido por la frondosidad del bosque y emparejado con la musicalidad de la lluvia, creando al mismo tiempo un melodioso espectáculo que sacia los sentidos de quienes lo observan.

Perderse unos días en el Parador de Gredos huyendo del bochorno agosteño en busca de un clima suave e invernal, fue nuestro propósito, cumplido con creces, y de donde hemos regresado con la satisfacción de que nuestra apuesta fue la acertada.

19 agosto 2011

HOMBRE DE NEGOCIOS

hombre de negocios

Estimado yo:

Como verás en estas cuatro líneas resuelvo mis asuntos con gran eficacia. Es lo habitual en mí, pero en ocasiones surgen dificultades, lo cual es lógico que nos ocurra a las personas importantes.

Ayer, al salir de la ducha me lo propuse con urgencia y decidí que del día no pasaría:

- ¡Tengo que mandarle la carta a mi amigo!

Preparé mi papel a rayas, mi lápiz de tinta, un sobre de avión y un sello; que por cierto, y quiero que lo tengas en cuenta, lo he cogido del álbum filatélico porque al estropeársele un diente ya no sirve para nuestra colección; así que tendrás que reponerlo. Necesitaba escribirle porque hace muchos años que no se nada de él, y de tener su respuesta, en el más que probable caso de que me conteste, me haría muy feliz.

Así pues, tenía que averiguar dónde vive, recordar qué decirle y con tu aprobación, escribir la carta.

Y es que es una lata, me pasa a veces con mis muchas obligaciones; como por ejemplo lo que me sucedió hace un par de días y que a pesar de ser muy importante, ya lo tengo olvidado.

¡Se lo preguntaré a mi vecina! Si, se lo preguntaré a Leocadia quien vive en el mismo rellano y siempre está al tanto de todo lo que sucede en la finca y de seguro que lo sabe.

¡Verás como me saca del apuro!, mejor dicho: nos saca. Me dije. Nos dijimos.

Leocadia tiene cincuenta y ocho años y es soltera. Vive acompañando a su madre que enviudo tres veces y ya va por los ochenta y seis. La anciana, que creo que no sabe lo que se dice, estando en la cola del pan y con cara lastimosa, me comentó hace unas semanas que es virgen de nacimiento. Aunque debe ser cierto lo de virgen, porque cuando se tiene alguna tara desde el momento de nacer, y ella la tiene porque me dice que está tarada, tengo entendido que ya es para toda la vida. Así pues, mejor no preguntarle.

Bajé a la calle para que me informara mi amigo el de la prensa y de paso comprar el pan:

- Oye Juan -le pregunté- tengo que recordar algo muy importante que hice ayer y como ya habrás leído los periódicos, me podrás poner al tanto de ello, pues… creo que salgo.

- ¿Qué dices, Segundo? Bueno… vuelve más tarde que ya los habré leído, pero… igual no viene nada y no hablan de ti.

- ¿Cómo que no? ¿No dicen que los periódicos cuentan todo lo importante del día anterior?

Siempre pensé lo mismo de Juan, buena persona, pero poco profesional, ni siquiera se preocupa por lo que vende.

Volví a casa. Me olvidé de lo del día anterior, no molesté a la madre de Leocadia con su pilates matinal y me dediqué a buscar en las páginas amarillas la dirección de mi amigo. En la biblioteca tengo más de mil tomos: un tercio de páginas blancas, otro tercio de azules y el resto de amarillas. Es mi colección favorita. Siempre me gustó mucho la cultura y cuando los veo por la calle apilados, me los subo a casa aumentando mi colección. Pienso que los libros viejos y con el paso de los años adquirirán una alta cotización.

Al comenzar a escribir la carta caí en la cuenta de que desconocía a quién debía mandársela. Los que como yo tenemos una gran actividad, no podemos perder el tiempo en cosas banales y cuando nos quedamos en blanco, lo mejor es pasar a otra cosa trascendental.

Así que encendí la televisión. Vi a muchos soldados que corrían unos detrás de otros y no paraban de correr llevando un fusil mauser en sus manos, mientras entonaban una canción. Debía de ser algo de sumo interés, como todo aquello que sale en la tele. Es entonces cuando recordé a quién debía dirigirme:

¡Ya está! Camposoto, al cabo Briones, a quien llevo cuarenta años deseando escribirle.

¡Vaya si es importante la TV! Gracias ella y después de mojar el lápiz con mis labios, fue cuando pude cumplir con mi deseo de contarle mis cosas. Le informé de mis amistad con Juan el quiosquero; de la madre de Leocadia de quien nunca supe su nombre; de mi biblioteca; de mi mejor sello de correos: un ejemplar único donde aparecen unidos de la mano Ladislao Kubala y Alfredo Di Stefano con el reverso “Ultramarinos El Ensanche”. Seguro que el cabo Briones se alegrará de tener noticias mías y de estar al tanto de mis actividades. Pensé.

Y sobre todo de mi ambiciosa vida profesional, pues desde que nací hace ya casi setenta años, cuando fui consciente de cómo me llamaban, me di cuenta entonces de mis enormes posibilidades. Nunca podría ser el primero, ni llegar a ser un gran ejecutivo, ni siquiera un primer ministro, pero asumí mis limitaciones. Iba a ser Segundo y por lo tanto llamado a conseguir cotas muy altas. El lograrlo, ha sido el motivo de no tener tiempo para escribir a Briones; mis constantes obligaciones no me han dado tiempo para ello.

Tenía que agradecerle de mis años de mili y especialmente de un grato momento que recuerdo muy bien. Pasé una noche horrible por culpa de un dolor de muelas. Cuando tocaron diana seguí en la cama y el cabo me dijo: ¡Arriba Segundo! Como no le hice caso me sacó de la litera, me arreó un puñetazo y la muela se fue encima de mi petate. Dejó de dolerme y quedé en deuda con aquel cabo. Así comenzó nuestra amistad.

Recordando esto, tal es mi pericia, me di cuenta que era innecesario seguir buscando su dirección. Mandaré la carta sólo con su nombre añadiendo la localidad, pues como el Servicio de Correos de España es el más eficaz del mundo, con estos datos será más que suficiente:

Cabo Briones

San Fernando (creo que de Cádiz)

Metí la carta en el sobre de bordes abanderados, lamí su goma ligeramente dulzona así como la del culo del sello que también chupé, le pegué un puñetazo y me fui al Palacio de Correos.

- Oiga Vd.  -me dijo un funcionario inquisidor que debía ir para Ministro  -¿No sabe Vd. que ya estamos en el euro? ¿Cómo se le ocurre traer un sello rojo de una peseta y además de Franco?

Total, que después de todo mi empeño no admitieron mi carta. Eso me sucede por ser Segundo. De haber sido primero, seguro que le pone el sello de “urgente”.

Bueno, después de haberte contado todo esto, no creas que perdí el tiempo, pues al salir del Palacio y junto a un contenedor, encontré algo así como dos centenares de libros amarillos. Los he cargado yo solo en un carro de Mercadona hasta al portal de casa, pero sepas que necesitaré de tu ayuda para subirlos hasta nuestra biblioteca.

Aprovecho para mandarte un abrazo, al tiempo que te espero en el zaguán.

Segundo

10 agosto 2011

EL MINISTRO JÁUREGUI, HISTORIADOR

El Ministro Jauregui_historiador

El Ministro de la Presidencia Sr. Jáuregui, en asombrosa declaración nos deja en el negro sobre blanco que a José Luis Rodríguez Zapatero le juzgará la historia, no la prensa.

Deja de lado que no sólo le han rendido cuentas los medios de comunicación, sino también las urnas que le han obligado al anuncio de su retirada política para dedicarse a otros menesteres que con el paso del tiempo sabremos.

La historia que nos habla el mencionado Ministro, quiero imaginar porque lo veo improbable, no estará al servicio de ZP como lo está el actual Poder Judicial en España que en diferentes y conocidas ocasiones ha actuado a su servicio y al de sus ministros, siempre en menoscabo de la oposición, y a la sazón con actuaciones tan deleznables como la de autorizar las estribaciones de una organización terrorista franqueándoles el paso hacia las instituciones democráticas.

¿De qué nos hablará la historia que cita el ministro cuando aluda a ZP? ¿De sus mentiras? ¿De sus méritos? ¡Qué méritos son esos!

Forzosamente la historia lo identificará con sus mentiras, sus vacilaciones y sus resultados infumables. Y para ello necesitará de muchos capítulos, incluso de varios tomos. Y algún que otro apéndice para completar las páginas más negras de su actuación política que tiene la mayor degradación en su empecinamiento a la confrontación desde el primer día de su mandato, instando a la tensión entre los ciudadanos.

Por su afán en alimentar al sectarismo nacionalista en detrimento de la concordia entre los españoles no parece que vaya a pasar a la historia con los honores que el Sr. Jáuregui barrunta.

Tampoco constará en su haber los conocimientos propios que debiera tener un Presidente tras casi ocho años de gobierno, como son los de economía y los idiomáticos, aunque presumiera de apostar por una “Alianza entre Civilizaciones” que pronto abandonó por su inoperancia y como fruto de su ingenuidad.

Con todos estos “merecimientos”, sus errores del día a día, su bochornosa actuación durante su mandato semestral como Presidente de la Unión Europea, ridícula donde las haya, su desafío al estado del bienestar de la familia española instalándola en el paro, sus recortes sociales de todo tipo, son todos ellos, en definitiva, y cuesta decirlo, pecata minuta comparándolos con la situación de desprestigio institucional a que ha llevado a la nación española.

Quizá aspire el Sr. Jáuregui a vivir cien años –que yo se los deseo- y ser él el encargado de escribir la historia de cuando fue José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España.

04 agosto 2011

HILOS INCONEXOS

hilos inconexos

En la primera hora de la mañana, cuando el sol comienza a vislumbrarse en el horizonte y anuncia el alba, las ideas azotan nuestras mentes por una extraña razón de alcance indeterminado. Tras horas en duermevela, la agenda del día irá ocupando algún que otro ineludible compromiso que en ocasiones no afrontamos, lo que nos llena de zozobra al ver que en las próximas horas la ocasión para el aburrimiento estará servida. Es entonces cuando la sensación de lo inútil nos acompleja y el recurso a la añoranza de momentos más útiles se aproxima, lo que hace que nos situemos en un estado de insignificancia, cual última hoja del almanaque que yace estrujada en la bolsa de la basura.

Es en ocasiones cuando de manera automática nos surge de repente algo de color y de forma impredecibles, indefinido. No me pregunten de qué se trata, si acaso es una idea, si lo es o no inanimado, si representa alguna especie, porque de saberlo sabría entonces de su contorno, de su textura y si podría emitir algún tipo de sonido más o menos estridente.

El que sea invisible, no presupone que carezca de alma, pues a fe cierta que ésta también lo es. No nos consta de su existencia, pero si se encuentra en alguna parte, se nos ocurre sea de perfiles inescrutables, de imposible visualización; lo cual no certifica su ficción ni siquiera que carezca de la sensibilidad que por su divino espíritu merece.

Los libros nos hablan en miles de sus páginas de su presencia, lo que nos indica que sus autores algo saben de ella, o al menos que se imaginan de su provecho o de su conveniencia, incluso de su eternidad, que si no tienen fin, igual no tiene principio, siendo consustancial a la materia cuya energía ni se crea ni se destruye, por lo que sigue latente al servicio de quienes la demandan, adquiriendo en cada momento una especie de símbolos cuyo significado se supone a gusto de quienes la necesitan.

Hay quienes creen a pies juntillas en lo que dicen los libros, sin darse cuenta que de esta guisa cualquier salto encierra el peligro de dar con los huesos en el suelo, el que, afortunadamente, nos protegerá de nuestro derrumbe por el más abrupto de los precipicios.

Su aceptación, es decir la de su existencia, no es más que el paso firme que nos dará seguridad durante el día, a poco que mantengamos el equilibrio de nuestras acciones. Cosa imposible por nuestra parte toda vez que el mercado de valores está en bancarrota y a la sazón carente de alma. Ahí sí que no tenemos duda alguna, y los ritos paganos, siglos después tan en boga, se han adueñado de nuestros cuerpos que sólo adoran al vellocino de oro, pero en forma de mujer: la Diosa Primitiva; sin desmerecer al Dios Bonoloto que nos da igual provenga de la mitología griega o romana. Siempre serán bien recibidos por muy creyentes que seamos del Sumo Hacedor, a quien por cierto también se encomiendan, aunque sea con la boca chica, los que en Él no creen.

La agenda del día, llena de tachones, ha cumplido su misión y nada nos abruma más que ver la hoja en blanco del día siguiente. Demos gracias a que el papel carbón ha desaparecido, por lo que tendremos ocasión de imaginar nuevas tareas que presumo serán calcadas.