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06 enero 2010

¿COMITÉ DE SABIOS?


¡Cuánta vacuidad!, ¡Qué bufonada! ¡Qué desvergonzada actitud!, ¡Qué prepotencia!

¿Comité de sabios? Así lo acepta Rodríguez Zapatero, pero veamos quienes son sus integrantes, al tiempo que observamos que el Miró colgado en la pared es lo único que de bueno tiene una foto en la que en Zapatero y en su imagen se encuentra la mejor representación de sí mismo.

Felipe González, un licenciado en Derecho del que no sabemos ni cómo ni cuánto como tal ejerció. Sí sabemos que se dedicó a la política, que renegó poco después del marxismo de cuyas razones años después entendimos, que se embarcó en la corrupción, especialmente con Rumasa, y que finalmente abandonó la política activa en aras de su enriquecimiento personal, con múltiples plus valías tanto en Venezuela como en Marruecos sin despreciar las de otros lugares.

De Pedro Solbes sabemos que es un economista de medio pelo y que una vez relevado de su cargo ministerial, cuando vio el fruto de su gestión, abandonó el barco renunciando a los galones de la responsabilidad: los que obligan hasta el último momento a dar la cara.

Un ex Presidente de la Comisión Europea llamado Jacques Delors del que por lo pronto sabemos de su condición de ex.

Una decidida vegetariana, Elena Salgado, que por razón de sexo que no de genero, primero fue Ministro de Sanidad y actualmente de Economía, sin que sepamos de sus méritos tanto en cuanto los tenemos albergados en el baúl de la duda.

Y finalmente Joaquín Almunia, que invitado a su asistencia, no ha acudido a la cita, bien por culpa de una gastroenteritis navideña, o bien por su vergüenza profesional.

Sólo pensar que un Presidente de Gobierno es capaz en vísperas de Reyes de tal aderezo fantasmal, nos hace clamar al cielo (olviden en ello cualquier retórica clerical) de tanta simpleza.

Y miren que lo dice el proverbio: A quién buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Pero Rodríguez Zapatero nunca entendió el refrán.

Y así le va a él: igual que a nosotros.

3 comentarios:

Iván dijo...

Ya lo comentamos. Los acontecimientos planetarios del ridiculo y la astracanada no han hecho más que empezar.

Incongruente dijo...

Yo me hago esta reflexión desde siempre: Soy un profesional que trabajo como autónomo desde que terminé la carrera. Desde entonces y para cubrir mis posibles desaciertos en el ejercicio de mi profesión, pago un seguro de responsabilidad que me cubre, por un lado, el tiempo de ejecución de mi trabajo, segundo los diez años posteriores para cubrir ciertos vicios ocultos y finalmente, toda la vida en el caso de fallos estructurales. Así he pagado al seguro grandes cantidades de dinero. Segundo. Después de toda guerra, aquellos militares que en nombre de la libertad, el orden o cualquier otra razón, mataron a personas inocentes, pueden ser juzgados por tribunales internacionales, aunque hayan pasado cincuenta años. Sin embargo, un político, como por ejemplo el presidente de un gobierno, que ha cometido errores políticos, económicos y sociales, que ha corrompido la educación de los jóvenes con planes sectarios, que ha robado en favor de su partido, que ha hundido a un país en bancarrota, termina su legislatura y el único castigo que puede recibir es la pérdida de las siguientes elecciones. El, se va a su casa, ocupa puestos de importancia en poder y en remuneración y todos tan contentos a la espera de que el siguiente político que ocupe el puesto sea algo menos incompetente que el anterior. Y la vida sigue.
¡¡¡Joder con la política, los políticos y todo lo que se mueve a su alrededor!!!
Cada vez estoy mas convencido de que en las próximas elecciones generales, yo me iré unos días fuera de España, para no tener la tentación de votarle a otro intocable. ¿Donde se quedó la justicia de la que hablaban ya los griegos? Debió de hundirse en el Mediterráneo en alguna batalla naval. Pero, amigo Julio, tú sigue luchando, aunque solo sea con tus palabras; no desesperes que a veces ocurren milagros, solo a veces.

Julio Cob dijo...

Querido amigo, seguramente tienes razón y lo más posible es que yo ande equivocado, como tantos otros. Lo que no llego a entender cómo es posible que con toda la enorme sapiencia que atesoras te llames Incongruente, cuando en todo lo que se de ti es que eres la Congruencia misma.

Querido amigo no soy creyente, por lo que no creo en los milagros, pero en mi derecho a equivocarme soy de los que piensan que es falso eso de que “todos son iguales”. No, no es cierto, no todos son iguales. Todos van a lo suyo, y eso sí que es cierto y que por ser universal no lo veo excesivamente malo, o como algo perverso. Pero hay un matiz: sólo la izquierda dice ser la que única y que en exclusiva defiende al obrero, al marginado, al débil. Y esto es rotundamente falso. Por desgracia la pirámide del poder adquisitivo existe, y en su base mayoritaria es donde la izquierda pesca e hinca el diente a la caza del voto de un sector adocenado del que luego se aprovechan especialmente y que no desean crezca. Vamos, que José María el Tempranillo podría ser hoy en día un aspirante “digno” a presidir cualquier partido de izquierdas. Y como éste, tú sabes de muchos por ahí por Andalucía.


Un fuerte abrazo amigo Congruente y perdóname reemplace tu nombre.