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12 mayo 2010

UN BARCO A LA DERIVA

barco a la deriva

Fue coger el timón Zapatero con sus manos para que el aserto de “zapatero a tus zapatos” adquiriera su mayor veracidad; y si para los experimentos la gaseosa es la energía más aconsejable, el uso de la gasolina, tan de su agrado, encierra el peligro de que quien la utiliza ignore de su alcance.

Y fue así como nada más sentir el barco en las jarcias de proa el influjo torpe de unas manos inexpertas, cortó las aguas dando bandazos a la redonda cuyo único presagio era el de la zozobra. Y a falta de un buen vigía en lo alto de la cofia que cuidara del barco, a ella subió Zapatero donde megáfono en mano lanzó mentiras a la rosa de los vientos, mientras lo más experimentado de su cuadro de mandos fruncía el entrecejo arracimados a los botes salvavidas y prestos a dar el salto: cosa que hicieron. Sin embargo, un pequeño grupo de grumetes y grumetas tan irresponsables como inexpertos se prestaron al achique, seguros de su menester, pero con el único bagaje de sus sonrisas y la ausencia de su adecuada credencial.

Y tal fue la temeridad de un capitán maltrecho de sonrisa chulesca y andares de resabiado vaquero, que fue suficiente que el barco estuviera en su manos para llevarle a un río sin retorno condenándolo a la deriva, mientras que a los únicos que satisfacía tan esperpéntico espectáculo era a quienes desde el puntal de su abismo, disfrutan siendo portadores de una adrenalina voluntariamente inoculada.

¿Que les importaba a ellos ver cómo sus cuadernas crujían o cómo los riscos amenazantes hacían presagiar el peor de los descalabros? Llegado el caso y con el capitán en lo alto de su burbuja, el timón abandonado y sin ancla a la que amarrarse, de lo que importaría entonces sería la busca del fácil culpable hallado en quien había alertado de una mar picada, para acusarle al mismo tiempo de agitar sus aguas.

Pero allí estaba sobre la carta de navegación un puntito deseado como isla afortunada, confiado entonces en recuperar su prestigio el astuto capitán una vez a su llegada: la conocida como de “la Presidencia Europea”. Pero como por desgracia ha resultado ser una cagada de mosca sobre el mapa y ante la sonrisa de todos, la callada como respuesta ha sido la mejor solución.

Mapa continental, en el que por cierto y en un extremo, lo que pudiera ser España, igual es su deseo el de convertirla en un muñeco roto a merced de bandos nacionalistas a cuyo ánimo ha dispuesto, incapaz en su indignidad de reforzar nuestra historia milenaria.

La quilla hace aguas y las collas sindicales junto a los del callo en la ceja, callan, cuyo chirrido semeja un mar de mentiras del que por lo visto disfrutan sin intención de apuntalarla.

1 comentario:

Salvador Raga dijo...

No sólo atesoras una mirada sensible y comprometida con tu tierra para inmortalizarla en mil disparos en blanco y negro sino que conviertes la palabra en daga mordaz,requiebro, literatura de quilates...