La Generalitat Catalana ya está planificando toda su estrategia para “celebrar”, según dicen, el tercer centenario de la derrota de Cataluña por las tropas borbónicas al socaire de plantear su reivindicación soberanista basada, fundamentalmente, en este hecho.
Silencian en cambio que fue la misma Generalitat Catalana la que juró fidelidad a Felipe V al poco tiempo de ser proclamado legítimamente como Rey de España, en ocasión de uno de los primeros actos oficiales llevados a cabo por el Borbón a su llegada a España en la ciudad de Barcelona.
Mienten cuando plantean la contienda en estos términos, cuando lo cierto es que España fue invadida por una fuerza extranjera ansiosa de hacerse con la Corona Española. Empresa que no consiguieron por la defensa que hizo el pueblo español ante el invasor desde todas sus regiones, como así sucedió en Cataluña donde Felipe V tenía sus partidarios; como los tuvo en Valencia.
Y si estas mentiras alegran y satisfacen a un sector muy concreto de la sociedad española, existe también un sector, en este caso más abundante, que está molesto con determinadas verdades que tratan de su desprestigio; o las ocultan –al estilo del juramente de fidelidad ante las Cortes Catalanas arriba citado- como son las que motivan el estudio por parte del historiador y sacerdote Vicente Cárcel Orti, quien muestra en documentada investigación los asesinatos cometidos al clero y ordenes religiosas durante la II Republica, cuando fue la máxima jerarquía eclesiástica de entonces la que se puso a disposición del nuevo régimen desde el primer día de su proclamación, como demuestra de forma documental.
Postura que no impidió una ola de terror iniciada pocos días después de aquel “14 de abril”, mientras el “gobierno republicano” miraba a otra parte sin hacer nada por frenar aquel vendaval anticlerical.
Mentiras paralelas con un punto en común: el de la traición a sus propias convicciones manifestadas cuando les convinieron.
Nota.- Y encima, los de la mentira número uno, quizá para los gastos de desalojo, piden al Estado Español 9.000 mm de euros.
¿Qué nombre le ponemos a esto?
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