Llega el clásico momento de la vuelta al redil, el que sucede todos los años tras el periodo vacacional, en esta ocasión reducido su disfrute en el mayor de los casos a tan solo una semana, o bien a ninguna, acogiéndose con resignación cristiana no haber podido disfrutar del merecido descanso de treinta días: el periodo por excelencia después de muchos años y que ahora toca olvidar.
De esta guisa vuelve el curso político con sus motores calientes, al igual que lo estaba el periodo anterior, con el Gobierno de Zapatero cruzado de manos, empecinado en que nos olvidáramos de la crisis imaginando otros quehaceres. Puso en marcha la maquinita de hacer dinero y se lo dio a capazos llenos a los bancos olvidándose de la pequeña y mediana empresa con la sonrisa en sus labios, mientras que con el ventilador de la manipulación lanzaba llamas incendiarias con su soplete de mentiras dirigidas con gran destreza sobre las comunidades gobernadas por el Partido Popular.
Fue Jean-François Revel, en su famoso libro denuncia “La tentación totalitaria”, quien puso los puntos sobre las ies alertando de la peculiar forma de gobierno de los partidos izquierdistas, la de ofrecerse a la clase trabajadora mientras que su única preocupación es la del engaño y su único afán el del poder perpetuo.
Tal y como se ha visto en el caso Gürtel, cuya única finalidad es la de que los votantes de izquierdas mantengan su fijación de enojo en el Partido Popular olvidándose de la crisis, de las mentiras de Zapatero, manteniendo viva la llama demonizadora contra aquellos a quienes no pueden derrotar en las urnas elección tras elección, como es en el caso de la Comunidad Valenciana, donde se les ha pretendido involucrar con mala saña y meditada vileza en imaginarios casos de corrupción.
Ahora airean una nueva teoría de la conspiración iniciada por Ana María Cospedal, cuando lo único que denuncia y pide al Gobierno de Zapatero y a su Ministro de Justicia, es que por su competencia en el caso, investiguen cómo han llegado de forma machacona a un diario adicto a la Moncloa asuntos a resguardo de los tribunales; y que dado su frecuencia, hace pensar que en su principal cometido de salvaguarda, el poder judicial no han cumplido sus deberes. Y por supuesto, sin descartar que la autoría de semejante intoxicación, sean de los mismos que de forma sibilina se resisten a su investigación.
Al tiempo que se produce la gran desvergüenza, propia de un estado totalitario y en el mismo seno de las Cortes Españoles, como es el caso de que todos los partidos políticos se hayan negado a la investigación solicitada por el Partido Popular a falta de pruebas.
Algo parecido al supuesto que se pudiera plantear cuando un vecino denunciara ante la policía al ver su perro con la cabeza sangrante tendido en su portal y la sospecha de que uno de sus vecinos fuera el causante de la muerte del animal, y en este caso, como única respuesta, contestara la policía que no inicia su investigación a falta de pruebas. Demencial.
Pues al igual que el perro asesinado, las portadas de El País, muestran sus columnas ofreciendo materia que resulta ser secreto sumarial. Información luego tendenciosa y que por lo visto, parece que su salida a la opinión publica, no sea suficiente prueba como un hecho delictivo, toda vez que debiera estar a buen recaudo en las sombras de los juzgados, pero que se ofrece a la luz gracias a la vileza de alguien muy próximo al poder judicial que abre sus apliques.
La sospecha de maquinación está justificada ante la irresponsable falta de investigación, no sólo del Ministerio de Justicia y del propio Zapatero (según él, el adalid de la transparencia, aunque su presumido talante yace olvidado en algún baúl) sino también de las Cortes Españoles ante un hecho bien cierto y visto por todos, propio de un estado policíaco y sin derecho de amparo. Sobre todo, para quienes discrepan de un poder que se cree omnipotente.
2 comentarios:
Lo que no acabo de entender es por qué la policía judicial no interviene en la redacción de El Pais. ¿Es un búnker privilegiado donde no puede actuar?. O tiene la protección particular del gobierno.
Efectivamente Iván. Has estado acertadísimo. Y con un "león de Fuengirola" más crecido y afilando sus garras en la misma dirección.
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