Les hablaba que la prueba del algodón está servida en referencia a la existencia de un tumor corrupto dentro de un sector del poder judicial evidenciado por los diferentes fallos judiciales ante casos idénticos.
Abundo ahora, tanto en cuanto que ante corruptelas de mayor envergadura provenientes de la cúpula socialista por tierras andaluzas, el carpetazo a velocidad de “formula uno” ha sido la inusual actitud del juzgado sobre el que recaía la responsabilidad de su enjuiciamiento.
Ahora, y por si era insuficiente el recurso al algodón, tenemos la prueba del nueve, visto lo visto en el actual entramado judicial del que nace un asociacionismo amarillo que más bien lo degrada.
En la actualidad, las tantas veces manoseada "libertad de expresión" pocas veces ha estado tan en peligro durante el ya largo camino de la democracia, sistema político que si con anterioridad tenía la consideración de orgánico, en la actualidad hay quienes lo prefieren con el apelativo de lo políticamente correcto, cuya línea sutil que los separa sugiere cierto aire de añoranza al menos en su práctica.
La prueba del nueve, les decía.
La alcaldesa de Valencia, tan querida en la ciudad como lo refrenda su mayoría absoluta que muy pronto va a ser ratificada por enésima vez, se le ha ocurrido manifestar la necesidad de abrir un debate sobre la realidad existente en nuestro poder judicial, que por lo visto no es de todos, sino de unos pocos.
¿Cómo se atreve a tal osadía tan aguerrida dama?, dicen los asociados de la Jota Pe De.
Poco o nada han tardado en reaccionar los “progres” de la asociación Jueces para la Democracia contra Rita Barbera, escocidos, sin duda, porque cuando se hurga en el pus, la llaga se inflama.
¿Alguien puede demostrar que ante las acciones fraudulentas de sacar a la luz pública, día si y al otro también, manifestaciones bajo secreto sumarial, haya salido al paso la citada asociación denunciando tales tropelías, máxime cuando a la postre en diferentes ocasiones unas se contradecían con otras contribuyendo de tal guisa a erosionar la decencia del poder judicial y que tardíamente se intenta defender?
Sucede cuando el poder judicial pasa por sus horas más bajas como consecuencia de sus propias actuaciones iniciadas en ocasión de una famosa montería en la que los Jueces para la Democracia practicaron el ejercicio del silencio, al igual que lo hacen en la "operación faisán" contribuyendo a poner en tela de juicio un poder que cinicamente dicen defender.
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