
El dato, nada tiene que ver con estas fiestas navideñas en las que todos estiramos nuestras mangas produciendo algún que otro desgarro allí donde se junta con el hombro: antesala de la espalda sobre la que recae el órdago consumista de estos días al que todos recurrimos sin saber jugar al mus. Hay quienes dominan el juego y superarán la cuesta que se avecina, esa que llaman de enero, pero que será de todo el año.
El ya próximo 2009 dará vida a Murphy y sus verdades como puños, siempre en escena, pese a la abundancia de oxigeno que se ha insuflado a la economía, ciencia que por lo visto sólo se aplica a los más fuertes y a los que está a su servicio: Cualquier solución, entraña nuevos problemas. O esta otra: Sonriamos, porque mañana puede ser peor.
Pese a ello: Murphy y sus teorías con aderezos de verdades, no creo que se fijara en los contenedores, más atento a las expectativas, que como suele suceder, cuando se cumplen, únicamente benefician a los de siempre.
Sólo nos queda el recurso de creer en la Lotería, que cuando toca, lo hace sin mediar nadie por cierto; salvo la diosa fortuna, que por no ser católica, cada vez tiene más adeptos y más aún quienes la ven con buena cara. Abocados como estamos ahora a esa “alianza de civilizaciones” en la que la nuestra, seguro, se llevará la peor parte; aunque bueno, siempre los habrá quienes se conformen con la pedrea: esa especie de lapidación pero con tintes de modernidad y visos de asignatura hacia una ciudadanía que por lo visto hay que educar de forma cumplida y actitud adecuada.
En realidad, con menos basura por la calle, la posibilidad de que estén más limpias será gracias a todos, por lo que no hay motivo para tanta preocupación y recelo.
Solbes dice que nos espera un año terrorífico, pero Zapatero augura a corto plazo un mayor incremento del empleo.
En fin, que…”En cuanto se pongan a hacer algo, se darán cuenta de que hay otra cosa que deberían haber hecho antes”, nos recuerda Murphy.
Pero tanto, el uno como el otro, Zapatero y Solbes, estaban a otra cosa en su jornada electoral, preocupados por todos nosotros, pletóricos de bondad, enfundados en sus verdades, borrachos en sus alegrías.
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