Si das una vueltecita por mi Blog, espero sea de tu agrado.

23 marzo 2009

LA LEY DEL ABORTO


Entre quienes opinan que la actual crisis económica tiene el mismo alcance de la que asoló los cimientos de Wall Stret en 1929 y los que aseguran que ambas situaciones no tienen nada en común, debe haber un punto medio. Estos últimos mantienen que las circunstancias actuales que la han hecho aflorar en nada se parecen a la del derrumbe neoyorquino; la actual situación y sus diferencias sociales, en nada se asemejan con las de hace exactamente ochenta años.

Ante esta situación, el español de a pie que escucha ambas aseveraciones, pone sus pies en el suelo y hace lo que puede para acoplarse a los tiempos que corren, con el único consuelo que alguien sepa girar pronto su rumbo y la cuesta arriba por la que se desplaza, se convierta en un sendero llano, tranquilo, apacible y de dulce caminar lo más pronto posible. Y en esa esperanza vivimos todos.

Sin embargo, para hacer más llevadera la cuesta arriba, la conveniencia de enfrascarnos en otras disquisiciones está servida, y Zapatero, como siempre, marca su ruta ajena a la situación de cada momento y le indica a su Bibiana querida que anime al cotarro entreteniendo al personal.

Tensión, tensión, fue lo que le pidió en su día a su lacayo Gabilondo en crucial momento. ¡Sastres, invéntate sastres! Le ha dicho recientemente Zapatero a Baltasar –también atento a los momentos clave- cuya orden ha cumplido a la perfección, aún no escarmentado de una cacería en la que el cazador fue el cazado.

Comenzada la temporada taurina, ahora tenemos en cartel los preparativos para la lidia de una nueva Ley del Aborto que dividirá a la opinión pública entre “manoletes” y ”arruzas”, “litris” y “aparicios”, “ponces” y “tomases”. El caso es tenernos distraídos -lo que en el fondo se agradece- en un manido juego de a dos, en el que se enfrentan los conservadores (defensores de sus prebendas: de eso se les acusa) y los progresistas (generosos en el desprendimiento: de ello presumen), maniqueísmo tan manido como falso, porque nunca supe, ni nadie conoce, de un progresista que renunciara a conservar su mejor peculio.

Y en su faena habitual de a manoletinas y de a pecho, su mejor suerte es la del engaño, presentando la práctica del aborto como uno ley progresista, cuya proclama es un desprecio al ser humano del que tan vilmente se sirven.

¿Cuándo una solución violenta bañada con la sangre de un inocente tiene el sello del progreso? Muerto el perro o el lince, se acabó la rabia. ¿Es esto progreso?

El aborto es una solución violenta ante una situación que no se quiere afrontar por quien la practica, a la que se recurre según la conciencia individual de cada persona; allá cada cual con la suya. Pero tal decisión supone la prohibición a la vida de un ser humano y sólo el negarlo degrada a quien lo sostenga. Sea desde una observancia atea, sea la de un falso creyente, sea comulgando con la Iglesia, o sea con las ruedas de molino de un laicista credo.

Está claro que la aplicación de la Ley del Aborto corresponde a los que legislan y según mejor les convenga, porque así es como funcionan estas cosas en nuestra sociedad, mal que nos pese. Una nueva Ley, no obstante, que sólo servirá para despenalizar a quienes la anterior infringían, y a los que Baltasar no les ha dedicado ni un segundo de su tiempo, más atento a otros fines muy lucrativos, pero sin olvidar su afición: la de afinar la puntería aunque sea a blancos imaginarios, pero eso sí, de muy buen provecho.

Por ello, sostener que el aborto sea una medida progresista, es más bien un insulto a la inteligencia humana a la que tratan de engañar como auténticos profesionales que son de “su verdad” macerada desde la mentira mil veces repetida: siniestra destreza en la que son maestros.

Más parece, sea todo ello consecuencia de un fervor anticlerical al que la izquierda no renuncia. Sus razones son fruto de una oclusión neuronal, producto de un problema cultural que les atenaza de antiguo, a cuya credencial no renuncian.

Lo que les convierte en esclavos de su ignorancia, y que a falta de argumentos sólidos incitan y utilizan a sus bases a su oposición a la Iglesia, como único salvoconducto de un falso progresismo cual pose rancia y de cutre antigualla, como siempre a espaldas del pueblo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este es uno más de los grandes proyectos del gobierno socialista,
El matrimonio homosexual, la eutanasia, la memoria histórica, las retiradas sucesivas de las tropas, no ceder para rebajar y facilitar el despido laboral, la descarada ayuda a los palmeros del cine, etc. y mientras tanto la jodida crisis que se resuelva por si sola, camuflada por el humo de los precitados proyectos y también con la calumnia continua sobre el PP.
Iván
Iván

EsperMan pa tu boca dijo...

La propia reproducción humana impide la vida a los demás espermatozoides que no son capaces de llegar a fecundar, por lo tanto, según tu moral, de la que estás tan firmemente convencido que es la correcta - soltando perlas como que afirmar algo distinto es degradarse a si mismo como persona - ni siquiera deberíamos reproducirnos, nos ha jodido...

Y no soy socialista, ni mucho menos. Es mi opinión. Una persona no es persona hasta que nace y punto. Muy suelta y afilada tu pluma, pero resulta pedante (hablando en plata) la "impermisible" convicción (propia del clero al dirigirse a su rebaño) con la que la usas...

Ahí te quedas con tu razón... mientras tanto, yo celebraré que la gente sea capaz de decidir lo que hace con su cuerpo, independientemente de si un espermatozoide termina en una servilleta, o a medio desarrollar en una matriz.

Julio Cob dijo...

…hasta que nace y punto. ¡Firme convicción: Excatedra dixit!

Recuerda esto EsperMan:

"El aborto es una solución violenta ante una situación que no se quiere afrontar por quien la practica, a la que se recurre según la conciencia individual de cada persona; allá cada cual con la suya."

Gracias por tu comentario y discrepancia.

Anónimo dijo...

Más aún, cuando nace un sietemesino, según EsperMan, es una persona. Pero a partir de ahi como no ha nacido deja de serlo.
¿EsperMan o EsperPento?
Iván

MISMA MUJeR dijo...

Personalmente no soporto ninguna agresión contra la vida, a menos que sea elección propia, que ahí me da igual (por mas mal que suene).

No soporto que con bandera de 'futurista', 'científico', 'objetivo' o 'superior', la gente vaya por ahí matando cualquier cantidad de seres indefensos, hablo de cualquier tipo de animales.

Que si es un feto sin noción o una célula sin posibilidad de llamarle humano o un bebé o un angelito, no me importa, simplemente son consecuencias de actos, deseados o no, y deben enfrentarse, pero la sociedad actual está siempre cortando el problema desde donde deje menos huella, y así lo hará siempre. Por eso tanta depresión.

Y a veces, los mismos que dicen que el aborto es malo, negativo y poco útil, van a aplaudir a las plazas de toro cuando le encajan la dolorosa banderilla en el lomo al pobre animal.

Ahh...la humanidad...