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02 mayo 2009

JOSÉ BONO Y LA MEMORIA HISTÓRICA

Jose bono y la memoria historica

Aquello de que lo cortés no quita lo valiente no se riñe con la cortesía. Porque ser cortés y al mismo tiempo valiente es una práctica muy recomendable.

De siempre, ver y escuchar a José Bono con su gracejo sostenido, lleva a la confusión ante la duda de si su perorata corresponde a un político de derechas o de izquierdas, al igual que cuando ves a un gallego en el punto medio de una escalera nunca llegas a entender si es que la sube, o si es que la baja. Cosas de Don José Bono, católico por conveniencia y político de izquierdas por convicción, o pongan Vds. el motivo allá dónde mejor crean.

-¡Sr. Sarkozy, siéntase cómodo y querido y háblenos en confianza! Suya es la palabra.

De esta guisa terminó su discurso de bienvenida al Presidente de la República de Francia el Presidente de las Cortes Españolas en ocasión de la primera visita del Sr. Sarkozy al hemiciclo de nuestros Diputados. Pero antes, minutos antes, Don José, tuvo sus minutos de gloria con un discurso pleno de referencias al pasado.

¡Vaya charco en el que se metió el Sr. Bono!

Después de enmarcar a Francia y España “como las más viejas naciones de Europa” –mal que les pese a quienes negaron desde sus escaños el aplauso al presidente galo- afirmó de forma categórica “que desde hacía siglos nunca ambas naciones habían querido, ni podido, ni sabido darse la espalda”. Lo que no dijo, en aras de la cortesía, es que lo que siempre sí hicieron los franceses fue hacernos la puñeta: de frente o de espaldas; pues de las dos formas supieron hacerlo desde tiempo inmemorial.

Cuánta razón tiene el Sr. Bono en su discurso al afirmar que “ya no tenemos cuentas pendientes con Francia”. ¿Serviría de algo reclamar el gran saqueo del patrimonio español que hicieron los franceses a lo largo de nuestra piel de toro en la mal llamada Guerra de la Independencia? ¿Quizá por eso “los mirábamos con prevención”?

En su habitual línea de discurso cortés, privó la admiración por Francia, y especialmente “por el buen acogimiento de nuestros exiliados de 1939”, cuando es sabido que fueron recluidos en campos de concentración como apestados, tal y como iban cruzando la mole pirenaica camino a su libertad.

Cordillera ésta muchas veces citada en los discursos de ambos Presidentes y que aprovechó Don José para recordarnos los limites norteños de España, quizá por la ausencia en las actuales aulas de nuestro mundo escolar de las asignaturas de Geografía e Historia, cada vez más necesitadas.

Digno de mencionar la parte más cierta del discurso del Sr. Bono, la de su agradecimiento al Sr. Sarkozy por su decidida actitud contra el terrorismo etarra eliminando el que fuera “más firme santuario de la banda criminal” en los tiempos de Giscard d’Estaing y Francois Miterrand y que tanto fortaleciera a ETA.

Un discurso, el del Sr. Bono, medido, en el que no faltó el recuerdo a recientes enfrentamientos vecinales debidos a cuestiones de abastecimiento ya superadas y que esperamos lo sean para siempre.

Discurso el del Presidente del Congreso de carácter historiográfico, y por ello, de osado atrevimiento, máxime cuando la cortesía con el invitado es crucial y obligada.

Si en casos semejantes es mal consejo meterse en “libros de caballerías”, adoptar la actitud del pánfilo es menos aconsejable. Quizá influido Don José Bono por la ley de la Memoria Histórica, al recordarla tal y como mejor convenga, haya caído por ello en más de un desliz.

Tomada la palabra el Sr. Sarkozy cedida gentilmente por el Presidente del Congreso, procedió a ilustrarnos con una lección magistral de gobierno, propia de quien tiene en la cabeza un concepto claro de lo que es una nación, enseñanza a lo que no estamos acostumbrados los españoles en los últimos años. Lección escuchada al mismo tiempo por un Zapatero atónito y de ceño fruncido, de cuyo estudio debiera aprender.

Todo pues, sea por la cortesía, aunque en este caso lo cortés sí quitó lo valiente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la información porque desconocía ese discurso. Enhorabuena por el acertado comentario sobre el mismo.
Iván