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16 julio 2010

EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

El Debate sobre el estado de la nacion

El recién terminado debate sobre el estado de la Nación sirve mejor para conocer el verdadero talante de quien nos gobierna que para saber lo de cierto que hay en la situación que su propio enunciado advierte. Cuestión por otra parte baladí, toda vez que la realidad la conocemos todos. Lo que escuchar en estas cuitas al actual Presidente de la Nación nos produce cierto bochorno.

La crueldad del bochorno-que ya está demasiado tiempo conviviendo entre nosotros- contrasta con la docilidad de la frágil brisa. Basta con su agradable y tenue presencia para que la sensación de agobio se apacigüe, el bienestar se acomode y el regreso a lo placentero haya sido cual encuentro de un atajo con el que no contabas, liberándonos de la pesadilla.

La brisa pues, es como el plan Zapatero que nos anuncian en los telediarios, pero que a su final, el pronosticador del tiempo con sus juegos de isobaras y cálculos de probabilidades cuestiona de su presencia, lo que nos retorna a la razonable duda de que el margen de esperanza está en mínimos.

Don Miguel de Cervantes no tenía duda alguna de la existencia de los molinos de viento como enemigos amenazantes; cuando vio el peligro que encerraban, en lugar de ignorarlo, lanza en ristre trató de liberarse de su agobio. Era todo un intelectual.

Su único error, el de Cervantes, resulta en que no es él quién cabalga al lomo de Rocinante, sino un personaje creado a si mismo en su locura, a caballo de un mundo feliz, pero que en su afán de protagonista, lo único que nos ha mostrado en su equipaje tras un largo viaje de seis años, ya demasiados, han sido las mentiras de sus alforjas, el descrédito de su escudo y la torpeza de su lanza, todo ello camino hacia la inutilidad y con la sonrisa en sus mofletes, tanto hacia los que le siguen en manada, como de quienes conociéndole, de él desconfiamos.

Ello no es óbice para que se considere un iluminado navegando en soledad, abandonado por su séquito de notables, convencido, no obstante, en ser el llamado a desfacer unos entuertos de los que no se siente responsable, pese haberlos alimentado y engordado en su propia imaginación con aderezos de maligna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta mañana he escuchado un comentario de Jose Maria Carrascal sobre el debate del estado de la nación, aquí os lo dejo ha estado interesante http://www.puntoradio.com/popup/audio.php?id=46422