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07 julio 2010

“OPERACIÓN GüRTEL”, QUE NO CASO.

operacion gurtel que no caso

Suele decirse que se sabe cómo empiezan las cosas, pero nunca cómo será su final. Y en parte, no es del todo cierto, porque en el origen de cualquier proceso varias pueden ser las causas que lo produce, descartada, por supuesto, la generación espontánea, en especial cuando anda por medio la condición humana que siempre barre para casa.

El origen del caso Gurtel fue fruto de la codicia por el vil metal. Viendo la ocasión para sacarle el mejor partido se puso en marcha una puesta en escena orquestada tras una cacería en la que sus músicos más importantes formaban parte de un entramado judicial en el que para su perfecto montaje no faltó la necesaria acción publicitaria, machacona en su insistencia, para que el llamado caso Gurtel se convirtiera en un cartel de primera fila durante todo el tiempo que fuera necesario, asegurando de tal guisa el “éxito empresarial” en el logro de una persecución implacable hacia Francisco Camps, dada la incapacidad de la izquierda para derrotarle en noble lid.

Toda una maniobra siniestramente dirigida, en el que un delincuente, Francisco Correa, pasó a segundo plano, y en la que el Partido Socialista acusa a la sazón al Partido Popular de financiarse ilegalmente, a semejanza de lo que en su propio beneficio es capaz de hacer cualquier miserable que imputa su propia ruindad a quien se quiere denigrar; sea por venganza mezquina, sea porque es la forma habitual del Partido Socialista sobre el que cabe la desvergüenza de haber actuado en la misma forma que denuncia con sentencias inapelables que portan en su espalda.

Para toda clase de insidias han recurrido a Ángel Luna, un político que en sus asechanzas pesa su paso por la Alcaldía de Alicante donde dejó una estela de sombras que ocultaron las luces, por lo que la figura de Paco Camps es más bien el limpio espejo en el que se refracta su vileza.

Así fue el inicio de la “operación Gurtel” y a poco tiempo llegará la hora de su final, en el que varias pueden ser las sentencias que cierren el caso:

Que se exculpe al Presidente Francisco Camps de todo hecho punible, incluso en la aceptación de los presuntos regalos. Esto no será óbice para que los sectarios de siempre consideren a Camps como hombre corrupto que debiera dimitir.

Que se exculpe al Presiente Francisco Camps porque la probable aceptación de unos regalos no presupone la contrapartida de acción prevaricadora actuando desde la legalidad. Esto no será óbice para que los sectarios de siempre consideren a Camps como hombre corrupto que debiera dimitir.

Que se exculpe al Presidente Francisco Camps en base a que toda su implicación se produce por la acción de un sastre corrupto, demandado por su propia empresa por la “confección” de facturas falsas con el intento de involucrar a políticos del Partido Popular. Esto no será óbice para que los sectarios de siempre consideren a Camps como hombre corrupto que debiera dimitir.

Que se exculpe al Presidente Francisco Camps en base a que quienes contra él han actuado por la vía judicial, lo han hecho con mala intención –ya hay sentencias en éste sentido. Esto no será óbice para que los sectarios de siempre consideren a Camps como hombre corrupto que debiera dimitir.

Los sectarios de siempre (con Rubalcaba a lo suyo), los que se ufanaron de que todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario, incluso tratando de “dignos ciudadanos” a terroristas asesinos mientras no se demostrara la acción de su delito, son los que han juzgado y sentenciado a un hombre honesto, en base, sobre todo, a la impudicia que les atesora, portadores dicho sea de paso como sucede con el PSOE, de una “verdadera memoria histórica” que prefieren ocultar para que no afloren sus desmanes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿No existe la opción de que a Camps se le condene y acabe el resto de sus días en chirona?