Creo, que hasta incluso nos habían hecho ver que el relevo de Ricardo Peralta por Ana Botella en el Palacio del Temple era debido a la necesidad de sacar del interior del edificio templario el sectarismo de su anterior dueño en beneficio de una dedicación al servicio de los ciudadanos y sólo a ello. Tarea a la que se iba a dedicar la que hasta el momento era concejal del Ayuntamiento de Valencia. Esto creíamos.
Han bastado unos pocos días para darnos cuenta de que el perfil mezquino y manipulador diseñado desde la mentira está tan encastrado en el socialismo valenciano que sólo así se entiende la situación de finiquito político en la que el PSPV se encuentra en su decidida vocación de partido minoritario.
Habrá quien considere como un desliz las últimas declaraciones de la nueva Delegada de Gobierno al denunciar que Rita Barbera trata de transformar un "asunto local" en nacional, cuando fue el mismo partido socialista el autor mediante una estrategia con aderezos de “golpe de estado” de cercenar la autonomía municipal desde un Consejo de Ministros que paralizó un proyecto reiteradamente avalado no sólo por los ciudadanos valencianos, sino por las diferentes sentencias judiciales entre las que se encuentran las del Tribunal Supremo, todas ellas dando luz verde a un proyecto urbano que sólo al Ayuntamiento compete.
González-Sinde, desde el Ministerio de Cultura y con el beneplácito u orden de Zapatero en su prepotencia institucional, paralizó el proyecto, en una más de las muchas borracheras con las que el PSOE ha atentado contra los diferentes poderes del Estado. Poderes que como circuitos estancos quieren tener bajo su control recurriendo a cuantas corruptelas políticas necesiten.
Ana Botella y a los pocos días de su ejercicio nos ha dado a conocer lo peor de si misma: faceta que no es otra más que la de la manipulación desde la mentira.
No, Sra. Botella, para este viaje no son necesarias tales alforjas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario