Rosa Diez, recientemente, ha manifestado que toda vez que el “zapaterismo” es un féretro y que es poco importante quién lo lleva a cuestas, lo único que hace falta es enterrarlo. Veamos pues, qué es lo que en él se esconde.
Que nadie piense que en su interior se encuentra un cadáver amojamado con mofletes untados con ligero y sonrosado maquillaje, de faz sonriente, tal y como si jamás hubiese roto un plato, luciendo sobre su pecho un honorífico y descocado collar de cejas pomposamente obsequiado por quienes por él apostaron.
No, a nada de eso se refería la Sra. Diez; sólo a podredumbre y carroña. Eso sí, en fase de su rápida putrefacción, auspiciada, a la postre, por quien a buenas horas mangas verdes, nadie en él confía, tal es el alcance de su oscuro pasado tanto en cuanto ha sido su maquiavélica forma de ejecutar la política en muchos casos ejercida.
Una caja mortuoria, en definitiva, donde fenece lo que fuera un día el poder judicial y que en la actualidad está al servicio de un gabinete que con sus distintas varas de medir, lo utiliza en su propio beneficio y según convenga, por supuesto en cada caso y desde el primer día en el que tomó el mando.
Y en un totum revolutum, bulle en su interior un enfrentamiento social a cuyo logro se dedicó José Luis Rodríguez Zapatero desde su llegada a la Moncloa, utilizando para tal fin sus constantes rociadas de gasolina, cual mejor de los juguetes.
Las que, dicho sea de paso, son como un mal menor comparadas con la desolación que sufren las maltratadas familias españolas a las que en repetidas ocasiones se les ha engañado con el anuncio de brotes verdes. Brotes que han resultado ser secos colgajos de malas hierbas producto de maltrechas siembras e ineficaces cultivos bajo el arado de un incompetente ZP y sus más zafios colaboradores, siempre a la vera de su iniquidad; salvo honrosas excepciones que, de vez en vez, tomaron las de Villadiego.
Tiene mucha razón Rosa Diez y hasta se quedó corta. Le faltó decir que si lo mejor es enterrarlo, como por aquello de que si resucita, que lo hagan boca abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario