El Ministro de la Presidencia Sr. Jáuregui, en asombrosa declaración nos deja en el negro sobre blanco que a José Luis Rodríguez Zapatero le juzgará la historia, no la prensa.
Deja de lado que no sólo le han rendido cuentas los medios de comunicación, sino también las urnas que le han obligado al anuncio de su retirada política para dedicarse a otros menesteres que con el paso del tiempo sabremos.
La historia que nos habla el mencionado Ministro, quiero imaginar porque lo veo improbable, no estará al servicio de ZP como lo está el actual Poder Judicial en España que en diferentes y conocidas ocasiones ha actuado a su servicio y al de sus ministros, siempre en menoscabo de la oposición, y a la sazón con actuaciones tan deleznables como la de autorizar las estribaciones de una organización terrorista franqueándoles el paso hacia las instituciones democráticas.
¿De qué nos hablará la historia que cita el ministro cuando aluda a ZP? ¿De sus mentiras? ¿De sus méritos? ¡Qué méritos son esos!
Forzosamente la historia lo identificará con sus mentiras, sus vacilaciones y sus resultados infumables. Y para ello necesitará de muchos capítulos, incluso de varios tomos. Y algún que otro apéndice para completar las páginas más negras de su actuación política que tiene la mayor degradación en su empecinamiento a la confrontación desde el primer día de su mandato, instando a la tensión entre los ciudadanos.
Por su afán en alimentar al sectarismo nacionalista en detrimento de la concordia entre los españoles no parece que vaya a pasar a la historia con los honores que el Sr. Jáuregui barrunta.
Tampoco constará en su haber los conocimientos propios que debiera tener un Presidente tras casi ocho años de gobierno, como son los de economía y los idiomáticos, aunque presumiera de apostar por una “Alianza entre Civilizaciones” que pronto abandonó por su inoperancia y como fruto de su ingenuidad.
Con todos estos “merecimientos”, sus errores del día a día, su bochornosa actuación durante su mandato semestral como Presidente de la Unión Europea, ridícula donde las haya, su desafío al estado del bienestar de la familia española instalándola en el paro, sus recortes sociales de todo tipo, son todos ellos, en definitiva, y cuesta decirlo, pecata minuta comparándolos con la situación de desprestigio institucional a que ha llevado a la nación española.
Quizá aspire el Sr. Jáuregui a vivir cien años –que yo se los deseo- y ser él el encargado de escribir la historia de cuando fue José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España.
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