Cuando Tomás Trenor Palavicino, militar y político, presentó su candidatura a Presidente del Ateneo Mercantil de Valencia, su disposición al logro de una Exposición Regional en nuestra ciudad ocupaba su mente.
Lo que quizá ignoraba es que en poco más de un año y sobre tierras de huerta se pudieran abrir las puertas a un evento de tal magnitud, hecho posible gracias a que todas las fuerzas políticas de la ciudad se sumaran incondicionalmente al buen fin de la empresa, olvidándose los enfrentamientos entre conservadores, liberales y blasquistas republicanos.
Fue al inicio de 1908 cuando nuestro protagonista, descendiente de una familia irlandesa afincada en nuestra ciudad, fue elegido como Presidente del Ateneo, acto en el que expuso su firme propósito de estimular la vida económica de nuestra Región, al igual que se estaba haciendo en otras ciudades europeas.
Para su propósito sólo pidió confianza en su persona y poder de decisión, libre de los clásicos comités o comisiones que pudieran poner freno a una idea que tenía muy clara.
Lograda la total libertad de ejecución para su propósito, supo moverse en los terrenos del poder para trasladar a los de la huerta y en muy pocos meses una Exposición Regional que entusiasmó a Valencia, además de significar el pistoletazo de salida a la modernidad en un recién estrenado siglo.
Tras unos meses de papeleos y constantes viajes a Madrid, en el otoño de 1908 ya tenía a su abrigo los permisos necesarios para el inicio de su anunciado objetivo. Y tras unos meses de trabajos sobre un lodazal que sufría días de lluvias, llegó el acto inaugural: el del día 22 de Mayo de 1909, hoy hace justo un siglo, con muy pocos días de retraso sobre la fecha prevista.
Todo un éxito de trabajo, de fe en el proyecto y de habilidad: la necesaria para superar todas las dificultades que no fueron pocas. Para alcanzar el presupuesto total de seis millones de pesetas, Tomás Trenor aportó quinientas mil, logradas de un préstamo bancario que terminó amortizando de su propio patrimonio.
Se sabía desde un principio que los edificios a construir para tan magna Exposición estaban condenados a su derribo, a excepción del edificio de la Tabacalera cedido para el evento por el Estado, el Asilo de la Lactancia hecho en contrapartida a ésta cesión como lugar donde las cigarreras amamantaran a sus hijos en jornada de trabajo y el Pabellón del Ayuntamiento diseñado por el Arquitecto Mora, obra de líneas inspiradas en la Lonja de la Seda y en el Miguelete catedralicio. Al igual que el puente de la Pasarela: el que iba a ser un camino directo para los valencianos hacia la “otra parte del rio”.
Si la Exposición Regional supuso un fracaso económico pese a su necesaria prolongación un año más tarde como Exposición Nacional que lo mitigara, de lo que no hay duda, es que fue a partir de su presencia cuando en Valencia se iniciaron una serie de transformaciones urbanas que iban a cambiar la vida de la ciudad, embellecida por unas edificaciones al nivel de las mejores ciudades europeas.
El derribo del viejo barrio de Pescadores y el traslado de la Estación de Ferrocarril posibilitaron la construcción de bellos edificios de los que aún gozamos, convirtiéndose la zona en el nuevo centro económico de Valencia. El Mercado de Colón, el inicio, ¡por fin!, del Mercado Central, la apertura de la Calle de la Paz en toda su dimensión, el despegue del Ensanche y el nuevo aspecto de la Plaza de Castelar entre otras mejoras, fueron logros que si no directos, sí vieron la luz precisamente pocos años después de una Exposición Regional que se ofreció a España tal y como anunciaba su propio Himno, convertido en Regional años más tarde ante un pueblo que siempre lo ha tenido como su más bella joya musical salido del genio emotivo de José Serrano y Maximiliano Thous, cuyos beneficios cedieron a la Asociación Valenciana de Caridad. Himno de la Exposición cantado el día de la inauguración del certamen por la voz del tenor Lamberto Alonso, quien repitió su actuación de aquella tarde por el deseo de Alfonso XIII emocionado al escucharlo.
Se cumple pues el I Centenario de una Exposición Regional que mostró al público valenciano los avances del taller artesanal, los útiles para la huerta, las nuevas máquinas fabriles, así como los mejores inventos para una nueva vida hogareña más confortable e higiénica. Sin olvidar al sector del automóvil y de la aviación, ambos en sus primeros balbuceos; así como una gran variedad de nuevos inventos que dejaban boquiabiertos a unos visitantes entusiasmados ante el progreso manifestado en una espectacular fuente luminosa y los adelantos en el mundo de la comunicación. Igualmente destacaron en el campo de las Bellas Artes las exposiciones de pintura y escultura en las que participaron los artistas más acreditados.
Evento en el que no faltaron diversos espectáculos deportivos, ejecutándose con gran deleite para los visitantes exhibiciones de equitación, tenis, foot-ball, esgrima, automóviles, aeronáuticas, diversas pruebas atléticas, carreras ciclistas y hasta un concurso de bellezas.
Valencia se vistió de gala, y en los diversos pabellones a lo largo de todo el recinto expositor convergieron todos los estamentos valencianos, desde un Monarca asistente al día inaugural, hasta el último valenciano maravillado por un derroche de luz ofrecido a sus ojos, gracias a un alumbrado que abría la noche hasta entonces nunca visto.
En agradecimiento a su gestión, a Tomás Trenor Palavicino le concedió Alfonso XIII el título del primer Marqués del Turia, en cuyo recuerdo lleva su nombre una de las grandes vías valencianas.
Filántropo personaje que falleció en 1913 por una pulmonía y pocos meses después al ejecutarse su testamento, dejó únicamente a sus herederos un montante en deudas superior a 500.000 pts. además de su piso de la calle Navellos, del que un tercio estaba embargado a favor de su padre como garantía de las cantidades que éste le había prestado.
Valencia en blanco y negro quiere ofrecer a sus amigos desde su humilde ventana, un pequeño recuerdo hecho con ilusión y cariño.
1 comentario:
Impresionante el video. Había visto muchas fotografías y algún fotograma de películas cortas, pero éste es un documento muy valioso al que se le ha dado poca difusión. Gracias por hacerlo tú a través de tu blog.
Saludos, Julio Cob.
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