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22 abril 2011

LA JUSTICIA CON MAYÚSCULA

La justicia con mayuscula

No es la primera vez que la Justicia ordena la busca y captura de un terrorista etarra huido de España. Dicho esto, dos dudas me invaden en base a las reiteradas ocasiones que ello se ha producido motivado por unas decisiones judiciales que han causado estupor en la sociedad española.

La primera de ellas se me ha presentado al escribir la palabra Justicia. He dudado en hacerlo con minúscula o con mayúscula. Me he decidido por lo segundo por el deseo de honrar más su nombre, tal es la importancia que le debemos y que cada uno en su medida debe contribuir a ello, denunciando en lo posible a quienes la desmerecen. La segunda duda que me ha surgido es si la huida de un terrorista facilitada por los jueces será la ultima que se produzca en España, que de volver a repetirse a nadie extrañaría dado los antecedentes conocidos, entre los que destacan los de Josu Ternera, huido en el 2002, Juana Chaos en la misma situación desde el 2008 y Antonio Troitiño desde hace unos días, todos ellos por la desidia de unos jueces; así como la reducción de las penas a los autores de atentados contra la sociedad civil de la forma más vil y sanguinaria.

Juzgar a los jueces por el respeto que deben merecer las víctimas del terrorismo, cuyos asesinos se ven beneficiados de una u otra forma por quienes hacen de su capa un sayo, considero que es de obligado cumplimiento.

Suena a indecencia que un terrorista no arrepentido, sentenciado con una condena de cientos, incluso miles de años, beneficiado por la inexistencia de la cadena perpetua que debiera existir para estos casos, un juez ordene su puesta en libertad cuando aún le faltan unos años para cumplir el máximo que contempla la ley.

Causa indignación, como consecuencia de la actitud irresponsable de Alfonso Guevara y Javier Gómez Bermúdez, ambos de la Audiencia Nacional, ver cómo un terrorista a sabiendas de que otras estancias judiciales iban a ordenar su retorno a presidio, haya puesta pies en polvorosa al estar mejor instruido que unos jueces a quienes les ha ganado la mano.

En estos supuestos es cuando el juez debe indagar, cotejar, verificar, buscar, confrontar, investigar, repasar, controlar e inspeccionar todos los vericuetos de la ley, incluso espigando entre sus legajos, que de seguro encontrará la jurisprudencia necesaria para que el reo cumpla íntegramente la pena merecida.

Sin embargo, nos hace pensar que en su quehacer ante estos casos sea todo lo contrario, actuando con meridiana ligereza. Como lo demuestra el hecho de que su titular ha aparecido en las portadas de todos los periódicos cuando ha llegado el caso. Lo que de forma implícita alerta no sólo de la gravedad de los hechos, sino de la actuación de unos jueces cuyo quehacer se cuestiona.

Juzgar a los jueces es la mayor de las garantías para considerar a la Justicia con mayúscula, que es como corresponde. Lo contrario es dejarla en su interior al libre albedrío de cualquier tarambana; que haberlos, haylos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Félix- Alfonso Guevara Marcos.......

Anónimo dijo...

¿no existe riesgo de fuga de iñaki de rentería?