Si das una vueltecita por mi Blog, espero sea de tu agrado.

15 junio 2013

FRANCESC ROMEU, QUIEN SUEÑA CON PANCHO VILLA

françesc romeu_quien sueña con Pancho Villa

Un dicho popular dice que “si quieres saber quién es fulanito, dale un carguito “; refiriéndose más bien en su aspecto general. En lo puntual podríamos concretar que si “quieres saber quién es Paquito, dale un carguito”.

Les hablé un día de un tal Francisco quien seguramente en sus años de corretear por las acequias de Silla igualmente se llamaba Paquito. Debieron de pasar unos cuantos años para que un día, cualquiera lo sabe, un halo divino o pagano hizo que descubriera que no se llamaba ni Francisco ni Paquito, sino Francesc. Ello le imprimió cierto carácter soberano y su pueblo se le quedó estrecho como el cuello de una botella de anís Tres Coronas, lo que le produjo cierta desazón.

Se hizo entonces socialista, o sociolisto (con esto del genero hay que tener mucho cuidado porque su correcta utilización ha pasado a mejor vida, y salvo la RAE nadie lo respeta). 

El caso es que Francesc, el rapaz de Silla y en contra de su partido en el que va por libre, se ha decidido por la III República convencido que la inmensa mayoría del pueblo español sueña con ella. Partido, por cierto, cuyas siglas de antiguo se identificaban como socialista, obrero y español. Así, al menos, lo definió Pablo Iglesias. Pero de eso hace ya muchos años y si cada vez quedan menos obreros entre sus dirigentes, ahora lo de español les molesta cuando pululan por la periferia.

¿Es Francesc valenciano o es español? Seguro que anda en sus dudas, pero lo que tiene claro es que sueña con ser republicano.

La historia hay que conocerla para no repetirla; eso dicen cuando les conviene. Pero el Francesc prefiere ignorarla. Y si es reconocido que durante los ya casi últimos cuarenta años (menos la última legislatura de Zapatero, que todo hay que decirlo) han sido los mejores para España desde hace siglos, aquello de que de bien nacidos es el de ser agradecido, a Francesc le viene al pairo.

¡Ché, un lio!

Lo único claro es que la organización a la que pertenece es un partido que está partido; aquí, al menos, la cuestión de género está clara. A algunos les molesta lo de español y les produce sarpullidos, y a otros el que el Jefe del Estado sea un monarca hasta arcadas les produce. ¡Qué delirio!

Y en esta guisa estamos cuando desde el interior de un partido que no lo está por la mitad sino en mil pedazos, suenan clarinetes: ora de soflamas imperiales por un destino en lo universal, ora por un estado federal sin saber qué es lo que dicen, ora por una III República que si nunca las segundas partes fueron buenas, ya me dirán de la tercera.

Pero a Francisco, o a Paquito o a Francesc lo único que le importa es la notoriedad, buscarse un acomodo en una sociedad que si añora la realidad de los últimos casi cuarenta años (menos los cuatro citados de Zapatero) lo suyo es darle su espalda.

Mientras tanto, un tal Soto de profesión a sueldo de su partido, después de sus habituales ejercicios de yoga y en su acostumbrada pose trascendental, lanza ánimos al de Silla instándole a que el partido al que un día ambos se afiliaron, socialista y español, se parezca cada vez más al ejército de Pancho Villa.

Por cierto, Pancho quiso que le llamaran Pancho en lugar de Francisco, cuando lo cierto es que su nombre no era tal; resulta que el de pila era el de Pepe.

¡Ché, un lio!

Lo que está claro es que Paquito quiere que le llamen Francesc cuando su nombre de pila es el de Francisco. Y no lo digo por la posible analogía entre uno y otro caso, sino porque la coincidencia reside en la consideración que se merecen ambas formaciones: la de un partido en desbandada sin nadie que lo gobierne.

Por ello sueña Paquito, por el carguito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Les hablé un día de un tal Francisco quien seguramente en sus años de corretear por las acequias de Silla igualmente se llamaba Paquito. Debieron de pasar unos cuantos años para que un día, cualquiera lo sabe, un halo divino o pagano hizo que descubriera que no se llamaba ni Francisco ni Paquito, sino Francesc. Ello le imprimió cierto carácter soberano y su pueblo se le quedó estrecho como el cuello de una botella de anís Tres Coronas, lo que le produjo cierta desazón. "

Este menyspreu que fas cap al valencià i a la gent que decideix fomentar el seu ús (com en este cas, valencianitzant-se el nom), diu molt d'eixe "amor", d'eixe estrany amor, que sents per València.

Eixos xicotets tics de despreci (o desprestigi) cap al valencià, fan més mal del que vos penseu.

Julio Cob dijo...

Ya tenemos otro Anónimo:

Vamos pues “querido anónimo”:

Acaso el título de mi post no menciona su nombre en valenciano.
¿Qué menosprecio al valenciano?

¡Míreselo anónimo! Que buena falta le hace.

Más bien parece que ni se ha enterado de qué va mi comentario.
Y de pila Francisco, sin duda alguna; y joven y por las calles de Silla ¡Paquito!

Finalmente, su comentario es el fruto de no saber argumentar en contra de mi crítica hacia la deriva de Francesc.

¡A qué sí!

Saludos

l'anònim d'abans dijo...

Doncs no, no es tracta de no saber argumentar sobre la teua crítica a Romeu, bàsicament perquè no és sant de la meua devoció.

Es tracta del paràgraf que he copiat i pegat, que m'ha xocat molt la manera amb que fas certa burla pel fet de que s'haja valencianitzat el nom. Podries haver-lo criticat de mil maneres, però t'has fixat en el seu nom, i tot perquè el té en valencià.

Julio Cob dijo...

Querido seguidor anónimo:

Me parece que necesitas leer mi irónico post con más detenimiento. De paso aprovecha para darte cuenta que siempre me dirijo a él como Francesc, siendo anecdótico su cambio de nombre. ¿Acaso es falsa su pretensión que en ningún momento critico?
Que interpretes que trato de ridiculizar el que prefiera su nombre en valenciano o que me burle por ello, es un problema tuyo. No mío.

Y en cuanto a mi amor por Valencia que entrecomillas, no digo que sea mayor que el tuyo, pero tampoco de menor cuantía. Tenlo bien por seguro, sin que venga al caso tratar de ver quién lo ejerce en mayor o menor grado.

Y no necesito hablar valenciano para demostrarlo, porque ese no es el camino. Hay quienes hablando en castellano hablan mal de España, de la misma forma que los hay que hablando en valenciano hacen lo mismo con Valencia. Y fíjate que digo en castellano, porque los dos idiomas, tanto el valenciano como el castellano, son lenguas españolas.

Saludos, seguidor anónimo.