Recuerdo hace un par años y ya superada la cifra de los tres millones de parados cuando Cristóbal Montoro (quien por cierto atesora más tiempo y esfuerzo para aprender economía que los escasos días a los que le dedicó ZP gracias a un libro de autoayuda del todo a cien) anunció del peligro de llegar a los cuatro millones. Recuerdo, ciertamente, que Rodríguez Zapatero y su equipo de medio pelo se lanzaron agresivos contra la yugular del economista del Partido Popular, a quien acusaron de terrorista de la información junto una retahíla de insultos propios de la izquierda sectaria, adicta a la manipulación más corrupta y que para desgracia de los españoles y en especial los más desfavorecidos, nos gobierna.
Penosamente, pronto se cumplieron los vaticinios de Cristóbal Montoro. Para esconder sus vergüenzas la izquierda recurrió a todo tipo de tretas para desviar la atención de la sociedad española atónita ante una situación que no esperaba; sin embargo, una parte de ella confiaba en las mentiras de ZP con las que comulgaban y siguen comulgando por muy ruda y nociva que sea la rueda de molino que desdichadamente ofrece.
Una vez superada la cifra de los cuatro, ya hemos llegado a la de cinco millones de parados sin que quienes vilipendiaron al Sr. Montoro les haya producido el menor sonrojo.
Mientras tanto, en lugar de salir al paso el citado zaherido de aquellas malintencionadas acusaciones, el único lamento que surge de sus labios es el de la preocupación por una política errática, tan peligrosa como amenazante para nuestra maltrecha economía puesta a la sazón en manos del ministro Sra. Salgado cuya aptitud se cuestiona a la vista de los hechos.
¿Alguien se imagina ésta situación en el caso que gobernara el Partido Popular superando las cifras de tres, cuatro y cinco millones de parados en acelerada progresión?
Todos lo imaginamos, pero mientras unos callan escondiendo la ceja, otros lo lamentamos con la amenaza de ser considerados por los de siempre como terroristas de la información.
Que ya lo hicieron un día, tal y como figura en cualquier hemeroteca al alcance de quien quiera verlo.
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