La ruta elegida para un día que seguía presentándose nublado correspondió a la del Valle de Ayala, fijando en nuestra hoja de ruta como puntos a conocer la ciudad de Orduña, la visita al conjunto monumental de Quejana y, finalmente, la villa de Artziniega. Y ya de regreso por el mismo camino y debido a la prescripción de una tarde de cielo ya despejado, dejamos para ella el ascenso al puerto de Orduña y llegar hasta el salto del Nervión, lugar de su nacimiento desde donde el rio conduce sus aguas hasta el Cantábrico, configurando en su desembocadura la Ría de Bilbao. Núcleo industrial de enorme vitalidad para la ciudad en otra época, y actualmente de gran atractivo turístico. Especialmente, por los cambios producidos al paso de la ría por el centro del la ciudad que lo cruza.
En nuestra primera parada de Orduña disfrutamos de su Plaza Mayor que luce espectacular gracias a su Casa Consistorial y la Aduana -en la actualidad hotel y balneario- y la fachada de la Iglesia de San Juan, con doble espadaña y su cigüeña en lo alto vigilando la plaza. Finalizamos nuestra estancia en tan bella ciudad con un recorrido por uno de sus laterales contemplando la muralla.
Nuestra siguiente parada fue la de Quejana, cuya basílica alberga los sepulcros de Fernán Pérez de Ayala y de su esposa Maria Sarmiento, fallecidos en el siglo XV. El Palacio de Don Fernán es la gran atalaya que domina todo el Valle, rico en sus avatares históricos en torno a Castilla y con su firme decisión a favor de los Trastámara cuya eficaz contribución fue reconocida por los Reyes Católicos. Lugar de estancia dominica hasta hace muy pocos años, destaca en el conjunto la Iglesia de San Juan Bautista junto al Convento del siglo XIV construido por el padre del Canciller Pérez de Ayala. Unida a ambos, la Casa-Torre del Canciller, fortaleza rectangular cuyas almenas las cubre un tejado a cuatro aguas. En la actualidad, una documentada exposición muestra al visitante la historia del famoso canciller y su descendencia, entre las que destacó Pere López de Ayala merced a su obra literaria que allí se expone.
Dirigimos nuestra ruta a Artziniega, una villa medieval fundada por Alfonso X el Sabio de gran importancia por ser lugar estratégico en su ruta hacia los puertos de Cantabria y Bilbao. Posee la villa un centro histórico muy cuidado, y en su Iglesia gótica llaman la atención en su pórtico de entrada unas pinturas de imágenes que decoran sus bóvedas.
Del siglo XVI destaca en la villa la Torre de Ayala, hoy convertida en un hotel donde hicimos mesa y mantel saboreando la cocina vasca con un bacalao al pil pil, después de unos generosos y variados entrantes ayudados por un buen vino riojano.
De regreso a Orduña ascendimos su puerto para desde la cumbre gozar de un espectacular paisaje. Próximo, se encuentra el nacimiento del Nervión donde forma una cascada que para llegar a su encuentro es necesario hacerlo a pie, por lo que satisfechos con la vista desde un alto mirador, renunciamos a ello por impedimentos físicos perdiendo la oportunidad de gozar aún más del paisaje.
Eran ya las últimas horas de la tarde cuando llegamos al Parador, dando por finalizado un día en el que conocimos un rincón más de la bella provincia alavesa.
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