No me refiero a la píldora abortiva, sino a lo que destruye a una realidad temida.
El Dúo Dinámico inició su andadura en los años cincuenta y desde entonces jamás han parado de actuar. Nunca estuvieron ocho años parados, mirando hacia otra parte.
En cambio, los Mendez y Toxo, el dúo ese, no puede presumir de lo mismo, pues cuando más demandaba la sociedad las críticas al Gobierno, ellos estaban de vacaciones con alguna que otra de sus apariciones, en especial, la de risa abierta en torno a Zapatero. Cierto es que montaron algún que otro “acto festivo”, pero qué casualidad, lo fue en la capital valenciana.
En cambio, otras manifestaciones multitudinarias en contra del aborto -sin participar afiliados a los que pasar lista obligados por su condición casi profesional- son las que pudieran significar la catolicidad española por su elevada representatividad. Dato éste que sería de inmediato revocado, en base a la no confesionalidad de España.
Antecedente hay de ello. Cuando en la España de 1931, Azaña, en una de sus “celebres e incendiarias citas”, ésta, en plena elaboración de aquella sectaria Constitución, tuvo la osadía de anunciar que España había dejado de ser católica.
Lo que en su silencio encerraba constaba la manipulación, pues para la votación de aquel articulado, que como tal la definía, se aprovechó de la ausencia de los constituyentes conservadores, que, lógicamente, de haber estado presentes hubiesen votado en contra.
En el día de hoy, haberlos haylos, que tratan de vendernos el éxito de una huelga general inexistente en fondo y forma, más provocada por los “piquetes que no tienen nada de informativos, sino de intimidatorios”; lo que resulta ser una manipulación más a lo que nos tienen acostumbrados: un insulto pues a la inteligencia humana por parte de la izquierda española.
¿A ver si esa parejita de vividores tiene redaños para convocar una huelga general sin tales piquetes, dando libertad para que se celebre con la misma paz y sosiego de una jornada electoral?
¿A qué no?
Si la píldora del día después sirve para esconder un instante irresponsable, la píldora informativa de una prensa afín silencia y esconde una jornada fracasada.
Bueno, media jornada; quién se vio obligado a cerrar por la mañana, abrió por la tarde.
La píldora abortiva había provocado el efecto del telediario de las dos.
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